El documental de Rocío Carrasco ha supuesto todo un fenómeno mediático y su repercusión ha superado incluso lo televisivo, llegando a convertirse en objeto de debate entre miembros de la política nacional o con consecuencias tan significativas como un aumento de llamadas al teléfono contra el maltrato. Aunque la emisión llegó a su fin la semana pasada, fue el pasado mes de febrero cuando tuvieron lugar las grabaciones de los testimonios de la hija de la cantante de la forma más íntima y reservada posible. Ahora y antes de que la propia Rocío Carrasco desvele algunos de los detalles sobre Rocío, contar la verdad para seguir viva en su próxima entrevista en plató, Carlota Corredera ha desvelado algunos detalles sobre cómo se llevaron a cabo los rodajes con el fin de mantener una máxima confidencialidad.
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- Así habló Rocío Carrasco en ¡HOLA! de ‘Hable con ellas’, el programa que cambió su vida
Nombres en clave o una localización desconocida fueron algunas de las medidas necesarias para evitar cualquier tipo de filtración sobre la serie de Rocío Carrasco. Carlota Corredera ha revelado que 'El proyecto Olivia' era la forma en la que se refería la dirección a la docuserie y que para hablar de sus protagonistas también se utilizaban pseudónimos. En el caso de Antonio David Flores, su apodo fue 'Popeye', mientras que, para referirse a Fidel Albiac se usaba el sobrenombre 'Batman, el caballero oscuro'.
Una vez más, la presentadora ha recalcado que Rocío Carrasco no pidió dinero a la productora por llevar a cabo su proyecto y ha explicado que fue ella misma quien se puso en contacto con dos personas de La Fábrica de la Tele muy cercanas a su círculo con la única motivación de contar su versión de los hechos. "Necesito volver a vivir, salir de aquí y que me entiendan. Volver a la vida y que no me llamen mala madre, que se me escuche", ha explicado Corredera en Sábado Deluxe, sobre la llamada en la que la hija de Rocío Jurado pidió orientación sobre cómo hacer realidad el documental.
En lo que respecta a las grabaciones, la comunicadora ha insistido en que no se trató de un proceso fácil, ya que, como ya desveló Socialité, el rodaje duró cuatro semanas durante diez horas diarias, de nueve de la mañana a siete de la tarde. Pero más allá de la intensidad en el ritmo de trabajo, Carlota Corredera ha contado que revivir algunos momentos de su vida fue muy duro para la protagonista, concretamente el episodio en el que narra la agresión de Rocío Flores que tuvo lugar el 27 de julio de 2012, siendo ésta la última vez que se vieron. Cuando terminó de narrar lo ocurrido, Rocío Carrasco sufrió un ataque de ansiedad que llevó al equipo a pasar momentos de mucha angustia y a tener que parar la grabación y fue Fidel Albiac, que no estaba presente en las grabaciones pero sí esperando a su mujer en las inmediaciones, el único que consiguió calmar a la hija de la cantante.
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