Ismael Beiro es conocido en España por ser el ganador de la primera edición de Gran Hermano , pero el gaditano, en estos veintiún años, le ha dado muchos cambios a su vida. Sin duda, el más llamativo es el último, porque, desde hace tiempo, compagina su labor como monologuista con la faceta de inversor bursátil. Y parece que le han ido tan bien las cosas que hasta ha escrito un libro, La vida es trading (Planeta), en el que cuenta todas sus experiencias personales y divertidas anécdotas en el mundo de los mercados financieros porque, según afirma en la portada, es “más difícil servir una buena cerveza que invertir en Bolsa”.
-¿Cómo descubriste el trading, Ismael?
-En un principio fue Pol Mainat quien hablando con su socio, su padre Josep María Mainat, le propuso buscar un presentador dinámico, divertido y, sobre todo, atrevido para presentar Trader, un reality sobre la Bolsa. Se pusieron en contacto conmigo y acepté el reto, pero les dije que necesitaba formarme mínimamente para presentar un programa así, en el que los participantes eran conocedores y profesionales de los mercados financieros. Quería manejar los términos para no hacer el ridículo.
-Mira por donde, ahora eres todo un trader. ¿Cuál fue el momento o evento que te encaminó finalmente hacia ese mundo?
-La historia de Rubén Vilela, uno de los mejores profesionales del mundo, que me contó cómo se inició en el mundo de los mercados bursátiles. Dejó a un lado su infancia para crecer desde los catorce años entre acciones y activos financieros. Ese relato me animó también a sumergirme en esta profesión.
-¿Qué estrategia elegiste al principio?
-Todos los comienzos son difíciles y más cuando se trata de números, gráficas y referencias bursátiles con las cuales uno no está muy familiarizado, pero la constancia es la clave del éxito en cualquier proyecto. Cuando te inicias en el mundo de la bolsa, vives muchos momentos de desesperación y lo más probable es que pierdas el primer dinero con el que empieces a operar. Eso forma parte del aprendizaje.
-En tu libro dices que “servir una buena cerveza es más difícil que invertir en bolsa”. ¿De verdad es tan simple? ¿Cualquiera puede convertirse en trader?
-Es que en pocos lugares se sirve buena cerveza, ja ja, ja. Pero no, lógicamente es infinitamente más complicado invertir en bolsa.
-¿Crees que la gente se acerca a esta profesión en busca de dinero fácil?
-Creo que vivimos en una era en que los trabajos tradicionales están desapareciendo y las nuevas generaciones ven, en este nicho de mercado, la posibilidad de acercarse a la libertad financiera y buscar una salida laboral auto administrada en la que a medida que sumas conocimientos mejoras tus resultados.
-¿En qué momento te decidiste a aconsejar a traders y escribir libros?
-En mi libro lo que quiero es contarle a todo el mundo con ejemplos y anécdotas cotidianas lo qué es esto de los mercados financieros y la bolsa, que no hay que tenerle tanto miedo, que no es un mundo tan desconocido y que podrán llegar a conocer lo fácil que pueden ser términos como puntos de la bolsa, acciones, divisas… Por eso, cuando me propusieron escribir el libro, me agradó la idea, pero sugerí hacerlo desde un punto de vista cercano y familiar. A Carola, mi editora, le encantó la idea y nació este proyecto.
-¿Cómo resumirías en pocas palabras el contenido de La vida es trading?
-Es un manual que todo el mundo tendría que tener en sus manos si quiere conocer un poco más de cerca los diferentes tipos de trading, los productos financieros, las criptomonedas y todo lo que necesitan saber para dar un paso más en el apasionante y fantástico mundo de la Bolsa.
-¿Alguna vez pensaste que acabarías escribiendo un libro sobre las finanzas y el mundo del trader?
-Empiezo a tenerme hasta miedo porque cuando abro el libro, comienzo a leerlo y me doy cuenta de lo que he sido capaz de hacer, me pregunto: “Ismael, ¿qué será lo siguiente? Estate quieto, por Dios!”.
-¿Qué recomiendas a los nuevos inversores para empezar?
-Todo el que quiera comenzar en los mercados financieros deben tener una buena formación desde el principio, porque es un camino muy duro que se puede recorrer con empeño, constancia y dedicación. Tienen que leer los libros que están considerados como la biblia de los mercados financieros y tener muy en cuenta que el día que quieran comenzar a tradear pueden perder su cuenta o no. Tienen que tener una clara y buena gestión de riesgos, es decir, saber que, si las cosas ese día no te salen, cierras el ordenador y hasta el día siguiente.
-Desde tu punto de vista, ¿cuáles son las mejores horas para operar?
-Los mercados de futuros abren los domingos a las doce de la noche y se cierran los viernes a la misma hora. Durante el día, según la franja horaria, se puede trabajar en los mercados asiáticos, en los europeos, en los americanos. Sin embargo, con las criptomonedas no descansas nunca.
-Se dice que el éxito en los mercados financieros es un mito. ¿Cuál es tu caso?
-Para mí la clave está en engordar tu cuenta poco a poco, hacerla que crezca cada vez más. Al tener más capacidad económica, harás más operaciones y abrirás más contratos. En definitiva, llegarás a un punto en el que empezarás a ganar dinero, siempre y cuando tengas tu trabajo de toda la vida. Esto es lo último que debes dejar, hasta que no tengas claro que eres un trader de éxito.
-¿Cuál fue tu primera inversión y cuál fue el resultado?
-Mi primera inversión la hice con el premio del reality. Le compré una casa a mi madre y con el tiempo se ha revalorizado. Eso sí, lo mejor fue la sonrisa que le arranqué a ella.
-¿Tienes alguna “regla de oro” que sigues siempre a la hora de operar?
-El estado de ánimo se nota mucho. Yo suelo rodearme de un buen café, algunas golosinas, frutos secos y mucha agua. Y, por supuesto, no me separo de mi amuleto, un llavero de un toro que se vende en la puerta de Wall Street y que me trajo un amigo en la época justo que los mercados americanos estaban cayendo hasta el suelo con motivo de la pandemia.
-Conocerse a uno mismo es fundamental a la hora de hacer trading. ¿Has descubierto, a la par que buscabas mejorar tu gestión emocional, alguna característica personal que inconscientemente te perjudicaba en tu operativa?
-Como te comentaba, el estado de ánimo es muy importante a la hora de operar: uno tiene que estar descansado, tranquilo y tiene que mantener la cabeza bastante fría. Cualquier decisión desafortunada te puede hacer perder mucho dinero.
-¿Cuáles han sido tu mejor y peor experiencia?
-Con las elecciones americanas todo giró alrededor de la operativa que tenía. Sin embargo, le he ganado apuestas a los mayores analistas de este país con mercados como el SP 500, el mercado clásico americano, haciendo mi propio análisis técnico y prediciendo hasta donde llegaría.
-Desde tu punto de vista, ¿cuáles crees que son los principales errores de los traders?
-El principal error de un trader es tener en la cabeza la palabra “recuperar”, o lo que es lo mismo, no tener una buena gestión de riesgos. Cuando has perdido una operación, no debes intentar abrir otra para ganar lo anterior porque eso te hará perder el doble, el triple o todo el dinero.
-¿Se puede compaginar esta profesión con otras cosas?
-Claro que se puede compaginar. Yo, al menos, lo compagino todo con todo e invierto sueño por trabajo. Es mi mejor activo y la inversión más rentable.
-Más allá del trading, ¿en qué anda metido?
-De momento en un espectáculo de comedia llamado Mister Beiro que ha tenido muy buena acogida.
-Has dicho que tienes conocidos que te quieren ver como alcalde de Cádiz. ¿Es tu sueño?
-Sí, pero dentro de veinte años. Creo que un ayuntamiento es como un órgano gestor de una empresa y esa empresa es el propio municipio. Hay que saber llevarla muy bien y orientar el trabajo para obtener resultados. Cádiz, por ejemplo, es de las ciudades del mundo con más posibilidades de crecer. Sólo hay que aumentar el sector servicios y darle la cara al mar, nunca la espalda, porque la bahía gaditana es única en el mundo. Imagínatela llena de hoteles, pantalanes, chiringuitos, barcos que atracan a diario y más de treinta mil turistas cada día, con más de doscientos o trescientos euros para gastar en la ciudad, y quince mil puestos de trabajo atendiendo todo este movimiento. La bahía de Cádiz se convertiría en el Miami de Europa.