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Rosario Fitz-James Stuart, llamada así en honor a su bisabuela Cayetana, de la que algún día heredará el ducado de Alba de Tormes, ha sido bautizada en una ceremonia que ha seguido las principales tradiciones de la Casa de la que en algún momento será jefa. La pequeña ha recibido su primer sacramento en la misma parroquia, la de San Román de Sevilla, que su padre y lo ha hecho también con el mismo faldón de cristianar que han llevado todos los hijos de la casa de Alba, incluido el duque de Huéscar hace ya más de 30 años.
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Así contó ¡HOLA! el bautizo del duque de Huéscar
Se trata de un batón blanco con capota a juego y encaje que, como manda la tradición, pasa de padres a hijos y a hermanos y que es una auténtica reliquia de la familia. El 23 de octubre de 1990, Fernando Fitz-James Stuart, con tan solo un mes de vida, recibía el agua bautismal de una jofaina que pertenecía a la Casa de Alba con este traje histórico junto a sus padres, Carlos Fitz-James Stuart y Matilde Solís. Sus padrinos eran los condes de Barcelona, padres del rey Juan Carlos, pero en su representación iban los abuelos del bebé, la duquesa de Alba y el marqués de la Motilla. La ceremonia fue oficiada por Pedro Solís de Atienza, tío de Matilde, el mismo párroco que la casó a ella y a Carlos Fitz-James Stuart años antes.
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Con casi nueve meses -ya que la ceremonia tuvo que ser aplazada debido a la crisis del coronavirus- y luciendo el mismo faldón histórico, la primera nieta del duque de Alba ha recibido las aguas bautismales apadrinada por Blanca Barrera-Cuadra, íntima amiga de Sofía, y Beltrán Palazuelo, hermano pequeño de Sofía Palazuelo y la persona que le presentó a su marido. En este caso el servicio también ha corrido a cargo de alguien muy próximo a la familia. Se trata de Ignacio Jiménez Sánchez Dalp que también ha sido el sacerdote que unió en matrimonio a sus padres, los duques de huéscar.
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Rosario será la XXI duquesa de Alba de Tormes y la cuarta mujer en la historia de la casa aristocrática en ostentar ese título por derecho propio. Antes que ella lo hicieron su bisabuela Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo y María Teresa Álvarez de Toledo y Haro, que fue la primera mujer en llevar el ducado en el siglo XVIII. Tras el bautizo, los duques de Huéscar han presentado a la niña a la Virgen de las Angustias, en la Hermandad de los Gitanos, que ahora se encuentra en la iglesia del Valle donde reposan las cenizas de la recordada Cayetana de Alba. "La señora para la Hermandad ha sido siempre una gran benefactora, ha estado al servicio de la hermandad siempre, ha tenido una entrega total y absoluta hasta el punto de que quiso enterrarse en este santuario que gracias a ella se pudo rehabilitar, gracias a su apoyo económico", ha contado a ¡HOLA! José María Vargas, Hermano Mayor de la cofradía, sobre la estrecha vinculación entre los Alba y la Hermandad.
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