La Casa de Alba ha vuelto a irse de celebración siete días después de la boda de los condes de Osorno. La familia se ha reunido de nuevo para un importante acontecimiento: el bautismo de Rosario Fitz-James Stuart y Palazuelo, quien está llamada a ser duquesa de Alba (la primera mujer que ostentará este cargo después de su bisabuela, doña Cayetana). La primogénita de Fernando Fitz-James Stuart y Solís y Sofía Palazuelo ha recibido las aguas bautismales en una ceremonia que llega siete meses después de lo previsto ya que en octubre tuvo que ser pospuesta por la crisis sanitaria. A pesar del cambio, el matrimonio no ha modificado el escenario de esta liturgia, la parroquia de San Román de Sevilla, donde se pudo ver a los primeros invitados alrededor de las siete y media de la tarde. Poco después de las ocho de la tarde, aún bajo un sol de justicia, hacía al fin su llegada la protagonista de la jornada en brazos de su madre, que junto al duque de Huéscar, sonreía feliz con la mirada bajo la mascarilla de rigor.
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Rosario, que nació el 8 de septiembre en el Hospital Nuestra Señora del Rosario (Madrid), lucía el mismo faldón de cristianar que usó su padre cuando recibió este sacramento en octubre de 1990 y también el resto de miembros de la familia. Pero el traje no es el único detalle con historia de esta celebración. La primera nieta del duque de Alba ha sido bautizada en el mismo sitio que su progenitor, la iglesia de San Román, que empezó a construirse en 1356 pero que ha sido objeto de numerosas remodelaciones. Este templo, que durante años fue sede de la Hermandad de los Gitanos a la que pertenecía Cayetana de Alba, se encuentra a pocos pasos del Palacio de Las Dueñas, donde todos los asistentes han disfrutado de una agradable velada.
Sofía Palazuelo ha elegido para la ocasión un elegante vestido largo beis, a juego con el tono de faldón de la pequeña y creado por IQ Collection, la firma de Inés Domecq. Con un gran volante en el bajo y las características solapas sobre los hombros a las que recurre muy habitualmente la mujer de Javier Martínez de Irujo, la Duquesa iba deslumbrante para el gran día de su pequeña. Fernando Fitz-James stuart ha optado por un elegante traje azul marino, muy similar al de su padre, el duque de Alba, que posaba orgulloso con su hijo, su nuera y su nieta. La niña se ha mostrado risueña a más no poder a su llegada a la iglesia, haciendo las delicias de todos los allí presentes.
Las abuelas de la niña, Matilde Solís, que ha acudido con su hijo Francisco de Borja, y Sofía Barroso, han sido de las primeras en llegar a la parroquia sevillana, a las que no tardó en sumarse un goteo incesante de familiares y amigos cercanos, como Eugenia Martínez de Irujo, con su hija Cayetana Rivera; Jacobo Fitz-James Stuart, con Asela Pérez-Becerril y sus dos hijos; Bárbara Mirjan, que ha asistido sin Cayetano Martínez de Irujo, que se recupera en casa de su última operación; Enrique Solís con Alejandra Domínguez, y Alfonso Díez, viudo de la duquesa de Alba, entre otros.
Tampoco han faltado los recién casados condes de Osorno, en su primera aparición pública como marido y mujer desde su boda en el palacio de Liria el pasado sábado. Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini, deslumbrante con un vestido ajustado de estampado ochentero en tonos malva, han decidido dejar su luna de miel para más adelante y no se han perdido el bautizo de su sobrina.
El sacerdote que ha oficiado la ceremonia es Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, que ha estado presente en muchas de las celebraciones de la Casa de Alba puesto que casó a los duques de Huéscar, a Cayetana de Alba con Alfonso Díez, a Cayetano Martínez de Irujo y Genoveva Casanova y más recientemente a los condes de Osorno. Además, las voces del coro parroquial de Santa María de las Flores han sido los encargados de poner la música a una jornada tan histórica y significativa. Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo han preferido conservar la decoración del bello templo, uno de los más antiguos de Sevilla, y no añadir ornamentos extra. A pesar de lo emotivo del servicio, las altas temperaturas de la capital hispalense han jugado una mala pasada a Fernando Martínez de Irujo, que tuvo que abandonar el templo en coche en dirección al palacio de Dueñas al sufrir un mareo fruto del excesivo calor.
Los padrinos y el homenaje a la duquesa de Alba
Debido a la reducción de aforo a la que obliga la crisis sanitaria, los orgullosos papás tan solo han estado acompañados de un reducido grupo de personas del que forman parte los abuelos y también los padrinos. Tal y como adelantó la revista ¡HOLA!, para este importante cargo el matrimonio ha elegido a Beltrán Palazuelo y Blanca Barrera-Cuadra. El padrino no solo es el tío de Rosario (es el hermano pequeño de la duquesa de Huéscar), sino que también tiene una gran amistad con su cuñado que se remonta a décadas atrás. Ambos se conocen desde que eran tan solo unos niños porque coincidieron en las aulas del colegio Santa María de los Rosales y completaron su formación académica en la misma universidad. Además, tienen un papel relevante en la historia de amor de Fernando y Sofía puesto que fue él quien presentó a la pareja. Por su parte, la madrina, que es propietaria del conocido catering "Aguacatte" y que fue testigo en la boda de los duques de Huéscar, es muy buena amiga de Sofía y es habitual verlas juntas compartiendo diferentes planes como viajes, cenas o fiestas de cumpleaños.
Antes de disfrutar de la celebración en Dueñas, palacio que pertenece a los Alba desde el siglo XVII y que recibe su nombre por el Monasterio de Santa María de Las Dueñas, los duques de Huéscar se han desplazado aproximadamente 300 metros para acudir al Santuario de los Gitanos. En esta iglesia que es la sede de la Hermandad de los Gitanos han presentado a la pequeña Rosario ante Jesús de la Salud y la Virgen de las Angustias. Antes del emotivo acto, en el que han hecho entrega de la medalla de la cofradía tanto a la niña como a Sofía Palazuelo, un grupo de hermanos han cantado una Salve. Al finalizar la ofrenda han puesto el broche de oro con dos sevillanas dedicadas al Rocío. El duque de Alba ha asegurado que apenas podía contener la emoción y que ha sido inevitable acordarse de su madre en esos momentos.
Se trata de un gesto muy significativo puesto que en este lugar reposan las cenizas de la duquesa de Alba. Allí, los duques de Húescar han posado con José María Flores Vargas, hermano mayor de la cofradía, que contaba hace unos días a ¡HOLA! la estrecha relación de los Alba con la hermandad. "Que tenga ese detalle de acoger a la futura duquesa de Alba, la pequeña Rosario, en el mismo día de su bautismo y presentársela al señor de la Salud a los pies de la Virgen es algo grandioso", aseguraba.