Rodeados por sus familiares y amigos más cercanos, Aarón Guerrero, actor al que muchos recordarán por su papel de Chechu, el hijo de Emilio Aragón en Médico de familia, y la interiorista Salomé Gadea protagonizaron este sábado 22 de mayo una original y divertida boda campestre en Madrid. A las doce y media del mediodía, en la parroquia de San Fernando y ante ciento cincuenta invitados, la pareja se dio el ‘sí, quiero’, formalizando una historia de amor que comenzaron hace algo más de cuatro años y culminaron con el nacimiento de su hijo, Beltrán, en septiembre del 2018.
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Mientras un trío musical ponía la elegante nota a la mañana, los invitados iban accediendo a la iglesia. Todos ellos fueron ocupando su lugar en el templo que, decorado por la floristería Verde y en Botella, con un bodegón de cestos a base de olivo y eucalipto con toques de limonium y statice blanco, fue el escenario de la ceremonia religiosa, que, oficiada por el padre José Ramón Ortega, habían tenido que aplazar el año pasado. El novio, impecable con un chaqué de Guzmán, entró del brazo de su madre, Marisol Rodríguez. Salomé, cinco minutos después, llegaba también de la mano de la suya, María del Carmen García, que, rompiendo el protocolo, ejerció también el papel de madrina de boda. “Ella ha hecho de padre conmigo, porque no tengo ningún tipo de relación con él desde que tenía dos años, así que no concebía que no fuese ella la que me llevara al altar”, aclaró la novia, que estaba radiante con un elegante diseño de su amiga Marta Ferrao.
“Salomé llegó a mi taller con la idea de un vestido de ‘no novia’. Hicimos un toile inicial y, en la prueba, ambas estuvimos de acuerdo en que sí tenía que ser una ‘novia, novia’, por lo que cambiamos radicalmente de idea”. El resultado fue un elegante y sencillo vestido cruzado con silueta ‘A’, realizado en crepé rizado y satén de seda, con cuello smoking, del cual nacía una larga capa de tul bordado. Al tratarse de un vestido de tipo wrap, llevaba una pequeña abertura delantera que dejaba a la vista los zapatos de Jimmy Choo. Un conjunto que, para la fiesta, cambió por otro modelo de la misma diseñadora que combinó con un calzado de Stuart Weitzman. En su gran día, Salomé cumplió con una de las tradiciones que más suele gustar a las novias, la de llevar algo prestado. En su caso, unos elegantes pendientes de perlas que su madre no dudó en dejarle. De su look se encargaron la peluquera Loli Robles y la maquilladora Caritina Ramos Higuera. Ejercieron de pajes y damas de la recién casada su hijo, Beltrán; Lola; Yago; Carmen; Vera y Chloe.
“Posiblemente, haya sido la boda más larga del mundo, teniendo en cuenta que han pasado dos años desde que le pedí a Salomé que se casara conmigo, pero por fin lo hemos conseguido”
A continuación, ya convertidos en marido y mujer, los recién casados celebraron su unión junto a sus testigos e invitados, entre quienes se encontraban el presentador Jota Abril y Fernando Romay, en la impresionante finca ‘El Gasco’, a las afueras de Madrid, donde Albada Catering sirvió un cóctel y un menú compuesto por carabineros asados con patata confitada y jugo licuado de sus cabezas, solomillo de wagyu a baja temperatura y tarta árabe y tarta de limón, merengue y galleta. Comida y diversión no faltaron en un día que, tras la boda y posterior banquete, fue amenizado musicalmente por Dándote ritmo y los DJs Ardiya, Carlos Sanful y Adrián Lozano.
Días antes, la pareja, que irá de viaje de novios a Ibiza y Formentera, quiso compartir con los lectores de ¡HOLA! algunas pinceladas de su romántica historia de amor: “Posiblemente, haya sido la boda más larga del mundo, teniendo en cuenta que han pasado dos años desde que le pedí a Salomé que se casará conmigo, pero por fin lo hemos conseguido”, aseguró el actor, que ha encaminado sus pasos hacia el mundo de la restauración y ahora es CEO de Mimosa, grupo que ha abierto restaurantes como La Malaje, La Tía Feli, El Bacaro (que abrirá próximamente en Pozuelo de Alarcón) y las tiendas El Colmado del Tomate. Radiante y feliz, Salomé aseguraba, por su parte, que “queríamos casarnos porque ya lo habíamos decidido incluso antes de ser padres y porque hemos decidido educar a nuestro hijo en la fe cristiana”.