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india martinez© @buddhaytango

India Martínez nos presenta a Buddha y Tango, sus perros ‘instagrammers’

La cantante recuerda uno de los episodios más tristes al perder trágicamente a su anterior perro


25 de mayo de 2021 - 19:41 CEST

“Me encantan los perros. Ahora mismo tengo dos, son nuestros niños y los tenemos muy mimados” nos cuenta India Martínez. Desde niña sus padres le inculcaron el amor por los animales y recuerda incluso al primero que hubo en casa cuando apenas levantaba dos palmos del suelo “un enorme dogo arlequín que era como mi caballo. ¡Y comía más que toda la familia junta!”, ríe. Ahora, dos simpáticos American Bully llenan de alegría la casa que comparte con su pareja, el especialista y director Ismael Vázquez, después de haber perdido trágicamente a su anterior perro, Drogo, a quien la artista, que lanzó recientemente su libro   Verdades a medias , dedicó la canción A mi no me hables. Buddha llegó a sus vidas hace dos años y medio y Tango, hace uno. Sus peripecias las podemos seguir en su propia cuenta de Instagram (@buddhaytango) donde ya tienen casi seis mil seguidores.

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“Viajamos a Nepal. Fue un momento muy espiritual. Y después de ese viaje es como que… decidimos volcar ese amor y esa falta que teníamos en otro perrito. Y así llegó Buddha”

-De siempre te han gustado los perros.

-Sí, me encantan. Siempre hemos tenido, desde niñas. Y con mi chico, Ismael, de unos años para acá. Adoptamos uno que por desgracia tuvo leishmaniosis y en una semana se nos fue. Se llamaba Balú. Fue un palo, no queríamos perro de momento, pero rápido nos regalaron otro que se llamaba Drogo. Al año vivimos un episodio muy trágico. Un día no lo encontrábamos, estuvimos buscándole por todos lados, pensamos que se había escapado de casa… y finalmente lo encontramos en el fondo de la piscina, se había caído y se ahogó. Nos marcó muchísimo. De hecho me quedé bloqueadísima. Incluso le escribí una canción, A mí no me hables. En esa época me fui de viaje con Jesús Calleja.

-¿A dónde fuiste?

-A Nepal, estuvimos en Katmandú subiendo al campamento base. Fue un momento muy espiritual. Y después de ese viaje es como que… decidimos volcar ese amor y esa falta que teníamos en otro perrito. Y así llegó Buddha. Le llamamos así por eso, porque surgió esa idea y dejamos esos miedos allí. Es como mi bebé. Además, está como mimetizado conmigo, es como yo –ríe- y Tango, que llegó después, es como Ismael. Mi chico me dice: “¿pero cómo se puede parecer tanto a ti?”. Buddha es defensor y arisco con la comida. Y le respondo: “¿Me estás diciendo que soy así?” –ríe-. Le digo a Ismael: “Pues Tango es tan bruto como tu”.

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India Martínez y su pareja, Ismael Vázquez con sus perros, Buddha (derecha) y Tango

-¿Qué raza son?

-Son de la misma raza, American Bully, pero como son de distinto padre, ha salido cada uno de una manera. Me los regalaron unos familiares de Córdoba a quienes les gusta mucho esa raza y a mí me encanta desde que la conocí. Quieren mucho a los niños y son muy nobles. Pero te diré que me gustan todos los perros, me da igual la raza. Vamos, que nos han educado para que los perros sean parte de la familia. En casa hemos tenido todo tipo de perros, por no decirte razas, más chicos, más grandes, y al final coincide que estos dos que tengo ahora son de la misma raza y se llevan bien. Y además, como son muy brutos, pues quizá no serían compatibles con otros perros; también son perros que se asfixian un poco y no pueden salir a correr y sin embargo otros necesitan más actividad.

-¿Y Buddha y Tango os han hecho muchas trastadas de cachorros?

-La verdad que se han portado muy bien, no han roto muchas cosas. También porque tienen su sitio, no están dispersos por la casa porque sí. Alguna vez un pipí por la alfombra ya te da el día- ríe-.

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Buddha, a la izquierda, y Tango, a la derecha, de cachorros. Ahora tienen dos años y medio y uno respectivamente

-De niña tenias un dogo arlequín en la puerta de casa, lo cuentas en tu libro Verdades a medias.

-Sí, un perro gigante. Era mi caballo –ríe-. Desde que era muy pequeñita los animales han tenido su sitio en nuestra casa porque mis padres son muy amantes. Fíjate en esa época tener un dogo teniendo una niña de dos años y otra recién nacida prácticamente. ¡El perro comía más que toda la familia junta!

-¿Los educas tú o tienes un adiestrador?

-No, me gusta educarlos a mí. Cuando tengo más tiempo me encanta que respondan a la primera, que se sienten, que giren, que salten, que coman cuando les digo, que se queden quietos en el sitio, hacen sus truquitos y todo. Pero, por ejemplo, Tango es tan impulsivo y tiene tanta energía que cuando alguien viene a casa se le tira encima... es lo que peor llevamos, porque no hay manera. Eso, y que saltan a la puerta y la acaben arañando porque quieren saludarte. Pero… que todo sea eso.

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“Tango es tan impulsivo y tiene tanta energía que cuando alguien viene a casa se le tira encima...”

-Buddha y Tango son perros influencer porque tienen su cuenta de Instagram con sus miles de seguidores…

-Hace tiempo que no subo nada de ellos porque estoy muy liada pero les vamos a dar un poco más de vidilla a los pobres, que ya quieren compartir sus cosas –ríe-. Han sido hasta imagen de la película Mascotas. Tienen casa su cuadro de la animación de ellos mismos, y ahí se puede ver que hicimos unos pequeños sketch… Buddha, por ejemplo, saliendo del vestidor con cosas y lazos rosas o Tango jugando al basket en el jardín –ríe- sí, muy gracioso.

-Tienes un millón y medio de seguidores casi, pero como te descuides…

-Sí, me van a echar la pata y nunca mejor dicho –ríe-.