Los concursantes de Supervivientes han dejado su destino en manos del azar a través de un juego que el programa ha llamado "Bueno, malo, muy malo o lo peor". Todos ellos han tenido que hacer girar una ruleta y dependiendo de la posición en la que cayesen les podía tocar un premio para disfrutar durante los días siguientes, como ha sido el caso de Gianmarco, que se ilusionó con un desayuno que terminaría sin ser para él; una tarea concreta, como a Olga Moreno, a partir de ahora encargada de cuidar el fuego por las noches; o un auténtico castigo, como ha ocurrido con Valeria Marini, que no podrá hablar durante los próximos días.
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El primero en girar la rueda fue Tom Brusse en calidad de líder del grupo y su función será ejercer de "señorita Rottenmeier", es decir, deberá vigilar que los supervivientes cumplen todas y cada una de las normas de forma estricta porque, en caso de que no lo hagan, un castigo recaerá sobre él. Gianmarco Onestini fue uno de los mejor parados, puesto que le tocó un gran desayuno durante los siguientes tres días, el cual debe comerse delante de todos los demás. También tuvo buena suerte Melyssa, que podrá escoger el pez más grande que pesquen sus compañeros y disfrutarlo ella sola. Olga Moreno no tuvo la misma fortuna y a partir de ahora será la encargada de cuidar el fuego por las noches. Lo tendrá que hacer ella sola y no podrá dormir. Otro concursante con castigo fue Alejandro Albalá, que partirá con un punto más en la próxima nominación. Por si esto fuera poco y haciendo caso a la tarjeta de Omar Sánchez, el prometido de Anabel Pantoja y el exnovio de Sofía Suescun deberán vivir atados de pies y manos.
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A Lara Sajén no le había tocado nada, pero la cosa cambió cuando Sylvia Pantoja debía elegir a qué compañero pondría unas gafas oscuras que le privarían por completo del sentido de la vista y se decantó por la bailarina, que vivirá a oscuras en la isla. Eso sí, Sylvia la tendrá que guiar como su lazarillo en todo momento. Por último, Carlos Alba debía quedarse con el sobre de uno de sus compañeros y, aunque su impulso inicial fue "robarle" el desayuno a Gianmarco, se decantó por cuidar del fuego, la tarea de Olga Moreno, con tal de no hacer daño a su amigo. Fue entonces cuando entró en juego Tom, ejerciendo su recién estrenado papel de "señorita Rottenmeier" e invalidando la decisión del cocinero, puesto que consideró que había declinado el desayuno únicamente por la persuasión de Gianmarco sobre él y no porque fuera su deseo real. Finalmente, el italiano se quedará sin probar bocado y será Carlos Alba quien saboree el desayuno delante de los demás durante los próximos días.
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