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Todo festival de Eurovisión que se precie deja en la retina no solo al país y artista ganador de la gran cita, sino también esos momentos curiosos o anécdotas que se producen año tras año en el certamen musical. Además, muchas de esas situaciones llamativas o sorprendentes se producen en el tramo de las votaciones, donde la sede anfitriona conecta con cada país participante para recabar los puntos que se asignan a uno u otro. En este 2021, España contaba de nuevo con la modelo y presentadora Nieves Álvarez, que demostraba por cuarta vez consecutiva ser una portavoz de absolutas garantías para desempeñar esta labor. Además, ha derrochado elegancia y clase con un diseño de Roberto Diz, vestido que "jugaba con las asimetrías y las geometrías a la vez que declinaba el negro en tres tonos, el de las lentejuelas, el del grogrén y el de la licra", tal y como detalla su responsable a RTVE.es.
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La rockera y favorita Italia gana Eurovisión 2021 mientras que España queda antepenúltima
Mientras nuestro país apostaba por un rostro reconocible para evitar cualquier tipo de sobresalto, Grecia ha dado la nota -en el mejor sentido de la expresión- con la presencia en pantalla de un jovencito de lo más simpático y dicharachero. Aunque lo de hoy no era el festival de Eurojunior, este niño ha sido el encargado de transmitir los puntos de su nación y lo ha hecho, incluso, agitando los brazos como si de un redoble de tambores se tratara para darle más emoción. Una imagen tierna y entrañable que ha hecho las delicias de los comentaristas de Televisión Española, Tony Aguilar y Julia Varela, sorprendidos igual que el resto de televidentes. También han llamado la atención Moldavia e Islandia, una con su portavoz tocando el saxofón y otra con un actor cómico de la delirante película de Netflix ambientada en el certamen, Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga.
Blas Cantó se emociona al final de su actuación en Eurovisión: así lo dio todo con 'Voy a quedarme'
En cuanto a las actuaciones, ha impactado Ucrania y su manera de cantar que se define como un "grito en el bosque", donde el vocalista imita la forma de cantar de un menor, carente de vibrato, riqueza tímbrica o color en la voz, algo muy típico en Europa del Este. Por su parte, San Marino ha traído como acompañante al rapero americano Flo Rida, un partenaire de lujo y todo un atractivo ver al creador de éxitos como Whistle, Good feeling o Wild Ones sobre el escenario. Mientras, Alemania apostaba por Jendrik, un original artista que no se ha separado ni un momento de su ukelele. Se trata de un regalo para su hermana pequeña y algo imprescindible en su vida, hasta el punto de que su tesis universitaria versó sobre este instrumento. Por otro lado, nuestros vecinos portugueses han cantado por primera vez en inglés un tema completo, mientras que Lituania no creía en supersticiones ya que tenía el color amarillo por bandera. Por último, Eurovisión ha contado también con la presencia de seis músicos que ya se alzaron con la victoria en otras ediciones y que este año se han encargado de amenizar el intermedio con el espectáculo Rock on the roof.
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En las dos últimas semanas, Róterdam ha estado invadida por el espíritu eurovisivo. No es para menos, pues los organizadores de Eurovisión han tenido que esperar dos años para hacer realidad la edición número 65 del certamen, que fue cancelada en 2020 debido a la pandemia del coronavirus, Han vuelto a encenderse las luces de la cita europea, pero con el velo de las restricciones sanitarias tan necesarias para garantizar la seguridad de los contendientes y del público. La cita ha sido presencial para no dejar escapar las espectaculares puestas en escena, que han vuelto a contar con el calor de los aplausos y los vítores. En definitiva, una gran fiesta presencial con las actuaciones de las distintas delegaciones en directo, si bien antes se han sometido a los test anti-COVID pertinentes, al igual que todas las personas sentadas entre el público.
Varias delegaciones de Eurovisión confinadas por un positivo en coronavirus
El aforo se ha reducido a unas 3.500 personas -un 20 por ciento de la capacidad del recinto-, que se seleccionaron de entre quienes compraron su entrada para la edición del año pasado que no se celebró finalmente. Esta vez, mientras estaban sentados, podían quitarse la mascarilla pero solo en momentos puntuales. Martin Österdahl, supervisor ejecutivo del festival, comentó que "estamos felices de que el gobierno holandés haya permitido que la gente acceda a los shows de la forma más segura posible debido a las circunstancias actuales". Además, en el caso de que alguna delegación no hubiera podido actuar en directo porque no viajara o porque sufriera algún contagio, como ha ocurrido con Islandia, la organización estableció un plan B en el que los candidatos grabaron una copia de seguridad de su actuación para que se emitiera esta noche en Róterdam.
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