Gonzalo de la Cierva y Patricia Olmedilla, duques de Terranova y Grandes de España, han pasado unos meses muy difíciles. Durante la pandemia, el aristócrata perdió a su mejor amigo a causa de un cáncer. Por su parte, su mujer sufrió una triple fractura de ligamentos que la dejó postrada en cama durante casi un año. La duquesa quedó inmovilizada por las complicaciones que fueron surgiendo tras la operación, con el terrible riesgo de perder la pierna. Incluso tuvo que volver a aprender a andar.
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Ahora, tras superar esos momentos tan dramáticos, Gonzalo y Patricia han querido celebrar con familiares y amigos sus respectivos cumpleaños. El duque ha cumplido sesenta años, y la duquesa, cuarenta y cuatro. Y lo han querido hacer con una fiesta a la medida de sus legendarios títulos nobiliarios. Es decir, a lo grande. La noche del viernes, la pareja reunió a su familia y amistades en Puy du Fou, el megaparque de Toledo que recorre la historia de España y sus héroes: desde el Cid Campeador hasta Cristóbal Colón, pasando por Lope de Vega y los Reyes Católicos.
La elección del sitio es un guiño a las aristocráticas raíces del matrimonio. El duque desciende de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. De hecho, el ducado que ostenta, el de Terranova, fue concedido por el Rey Fernando el Santo a su ilustre antepasado, que era legendario por su excelencia en la guerra. Por su parte, Patricia es vigesimotercera nieta de la Reina Isabel la Católica. Su abuela materna, la marquesa de la Puebla de Rocamora, desciende de Fernando II el Santo.
Hace dos años, los duques de Terranova acudieron con sus hijas a verel espectáculo de Puy du Fou. Tal fue la fascinación que se les saltaron las lágrimas. Entonces decidieron comprar un lote de entradas para celebrar el 59 cumpleaños de Gonzalo. Con lo que nadie contaba es que allá por el mes de marzo de 2020 el mundo se iba a detener como jamás había sucedido antes. Todos los planes quedaron paralizados y lógicamente también el suyo.
Aunque Patricia aún no está del todo recuperada –le queda al menos un año de rehabilitación- y las heridas de Gonzalo por la pérdida de su amigo no sanarán del todo nunca, han decidido más que celebrar juntos su cumpleaños, celebrar la vida después de la época más difícil. No fue una fiesta como las de antes por respeto. Además, se cumplieron con todas las medidas de seguridad.
Se trató de la primera gran fiesta de la temporada, tras la declaración del fin del estado de alarma. Gonzalo y Patricia organizaron todo siguiendo el protocolo anti-covid: el aforo fue limitado y solo pudieron acceder al recinto aquellas personas que habían confirmado en la lista de invitados. Fue obligatorio el uso de la mascarilla, hubo puntos dispensadores de gel hidralcohólico y se indicaron las distancias mínimas de seguridad y zonas para fumadores.
Los duques de Terranova reunieron a sus amigos más cercanos en una noche muy especial y llena de sorpresas. Los invitados fueron recibidos con un cóctel en el Aksar Andalusí, en el que se sirvieron té omega, mojito de mora y frutos secos de Aksar, además de aperitivos fríos y calientes. Luego, pudieron disfrutar del espectáculo nocturno E l sueño de Toledo : más de 200 actores y jinetes y más de 1.200 trajes de época sobre un escenario de cinco hectáreas que interpretan 1.500 años de la historia de España. Después del espectáculo, los duques ofrecieron a sus amigos una cena ligera en La Bodeguita del Tuerto Miguel, otro de los espacios de Puy de Fou.
Gonzalo y Patricia forman una de las parejas más sólidas y aristocráticas del panorama social. La pareja se casó en el verano de 2007. La ceremonia religiosa que se celebró en la localidad madrileña de Navalgamelia y el banquete tuvo lugar en una finca cercana propiedad del novio. Patricia escogió un vestido de estilo helénico diseñado por Miguel Palacio y lució además una valiosa tiara propiedad de la familia. Son padres de tres niñas: María, Sofía y Alejandra.