Ana Obregón salía este sábado destrozada del tanatorio de La Paz, en la localidad madrileña de Tres Cantos, ocultando su rostro con las manos y apoyada en sus hermanas Celia y Amalia. La matriarca del clan, Ana, ha fallecido pocos días después de cumplirse el primer aniversario de la muerte de su nieto Aless Lequio. Tras este golpe, la familia García Obregón vuelve a demostrar su unión y también su fortaleza frente a las adversidades, que no han sido pocas en los últimos tiempos. Las tres se mostraban rotas de dolor, pero serenas y demostrando que siguen siendo inseparables.
La familia García Obregón, un ejemplo de unión en los buenos y en los malos momentos
Apenas se podía ver su rostro, tras unas gafas de sol negras y una mascarilla del mismo color, pero el lenguaje gestual dejaba más que claro que la actriz y presentadora se encuentra abatida tras el terrible varapalo que ha sufrido su familia. Mientras salía del velatorio y recibía el pésame de los periodistas allí presentes, sus hermanas caminaban con ella cogiéndola de la cintura hasta llegar al coche en el que abandonaron el tanatario madrileño. Le acompañaba, como casi siempre, la gargantilla con el nombre de su hijo Aless.
El año más complicado de Ana Obregón
Sus cinco hijos, Ana, Celia, Amalia, Juancho y Javier, pierden a todo un referente en su vida y su marido, el empresario Antonio García, a su gran amor durante cerca de 70 años. Ana había superado varios baches de salud en los últimos años. En 2015 sufrió un derrame cerebral cuando se encontraba en la casa familiar que tienen en Mallorca y dos años más tarde se sometió a una cirugía cardiaca. Siempre ha estado muy unida a su nieto Aless, quien tuvo un precioso gesto con ella después de superar el ictus, ya que a través de su empresa de marketing creó una asociación para ayudar a pacientes que hayan sufrido un derrame y no tengan recursos para pagar un tratamiento adecuado.
El último susto lo dio el pasado mes de abril cuando estuvo una semana hospitalizada, pero días más tarde recibía el alta para seguir recuperándose en su casa llenando así de optimismo a sus seres queridos. Su hija, Ana Obregón, recibía la noticia con una inmensa alegría, la misma que no había conseguido sentir en ningún momento a lo largo del durísimo año que ha vivido desde la muerte de su hijo. "Hoy es el primer día en un año que no lloro de rabia, ni de dolor, ni de tristeza", decía entonces. Ahora, vuelve a enfrentarse a una dolorosa pérdida, pero, de nuevo, no lo hace sola sino con el cariño de todos los que le rodean. Igual que hicieran hace poco más de un año cuando todos se volcarón con Ana Obregón que despedía a su hijo tras dos años tratándose contra el cáncer, los hermanos han vuelto a formar una piña para dar el último adiós a su madre.