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Hace varias semanas que los concursantes Supervivientes 2021 están en Honduras intentando mostrar sus habilidades como verdaderos robinsones. Entre ellos, Agustín Bravo demuestra que, aunque está nominado por segunda semana consecutiva por ser lacayo de los concursantes de pleno derecho, puede llevarse bien con todos sus compañeros y que el nerviosismo no se apodera de él. Todos recuerdan al participante como uno de los presentadores de moda en los años 90, pero lo que pocos saben es que también probó suerte en el difícil mundo de la interpretación. El que fuera 'chico Hermida' actuaba en Truhanes, una de las ficciones míticas de la época en la que Francisco Rabal y Arturo Fernández eran los protagonistas. El presentador hacía hizo un cameo en el episodio 18, titulado Cuestión de croquetas y emitido en 1994, donde daba vida al señor Del Valle, un chantajista de lo más discreto que lograba sobrevivir a una terrible venganza.
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Hecho todo un galán y con el pelo mucho más moreno y con menos canas de las que le caracterizan ahora, Agustín hacía aquella aparición estelar en una escena muy peculiar y divertida que no tiene desperdicio. El doctor Del Valle, personaje que interpretaba, acudía a casa de Gonzalo Miralles (Arturo Fernández) para hacer un acuerdo económico muy jugoso pero bastante ilegal. Durante su charla, en la que hubo chantajes y que terminaba con una venganza para el ahora superviviente, le daban un picoteo muy especial: un plato de croquetas con laxante. "Prefiero no decir mi nombre, por precaución", comienza relatando su personaje, que no paga a los protagonistas el dinero que les había prometido por una reliquia del siglo XV. "Así están las cosas. O lo toman o lo dejan. Perdone que le recuerde que no está usted en posición de elegir. Esto es ilegal. Yo me marcho de aquí sin la tablilla y no pasa nada, pero a usted no le interesa que esto se sepa", continúa chantajeando.
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Para terminar de cerrar el trato, el personaje de Arturo Fernández le ofrece unas croquetas que habían preparado anteriormente y que tenían laxante como venganza por no haber conseguido el dinero que habían hablado. "Tome más. Están esponjosas, ¿verdad? ¡Son unas croquetas especiales! Se va a acordar usted de ellas toda la vida. Se lo digo yo", dice el protagonista al timador. "Por los futuros negocios", contesta el doctor Del Valle sin saber todavía lo que le espera. Además de este cameo como actor, El Telecupón no fue la única experiencia de Bravo como presentador en Telecinco, ya que también fue uno de los conductores estrella de la sobremesa con el espacio Se acabó la siesta, un formato en el que se hablaba de corazón y música, en el que había algún que otro espectáculo y que se emitía a la hora en la que está ahora Sálvame.