Carlota Casiraghi tenía, hasta ahora, otro talento oculto y desconocido. Sabíamos que era filósofa, escritora, conferenciante, organizadora de talleres… Pero la hija de Carolina de Mónaco es todo un nido de sorpresas y, también, acaba de debutar como cantante. Sucedió en Le Baux-de-Provence, una región muy especial en el corazón de los hermanos Casiraghi —crecieron en St. Rémy, después de la muerte de su padre—, durante la presentación de la nueva colección crucero de Virginie Viard, la nueva directora creativa de Chanel, firma de la que Carlota es embajadora. Un desfile en blanco y negro para princesas punk y poéticas, inspirada en los pasos de Jean Cocteau, amigo de Gabrielle Chanel, en la Provenza.
La hija de la princesa de Hannover se subió al escenario junto al músico y compositor francés Sébastien Tellier y, micrófono en mano, se puso a cantar Roche con la voz casi en un susurro y moviéndose, muy seductora, al ritmo de la música. Apoyada en el piano, con vaqueros, chaqueta cropped de lentejuelas, melena surfera al viento y zapatos de charol y rejilla… Una imagen roquera y perfecta para una mágica ocasión en la que terminó haciendo coro con Vanessa Paradis, Juliette Arma net y Angèle.
En su nueva vida como pensadora y activista cultural, ya casi no hay espacio para la vida social y las grandes apariciones. En los últimos años, la hija de Carolina ha ido blindando cada vez más su mundo privado y ya es una excepción verla ante el objetivo de la cámara. De ahí también la sorpresa.
Carlota, que cumplirá treinta y cinco años en agosto, es madre de dos niños. El primero, Raphaël, fruto de su relación con Gad Elmaleh, y el segundo Baltashar, que lo ha tenido con su marido, Dimitri Rassam. El próximo 1 de junio celebrarán su segundo aniversario de boda.