Cecilia Gómez tenía todo planeado para su boda soñada. Iba a casarse el próximo 26 de junio en un castillo y con un vestido maravilloso. Pero con la misma fuerza con la que Marco Vricella entró en su vida -“como un huracán”, decía la artista-, salió por motivos ya de sobra conocidos.
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Eso sí, sin causar daños catastróficos a juzgar por las palabras de la gaditana que, pese a haber anulado su compromiso tres meses antes de la fecha señalada, no se arrepiente para nada del cambio de rumbo que tuvo que realizar. “Estoy muy contenta con la decisión que he tomado, es lo que tenía que hacer... al final esto quedará para mí como una anécdota”, nos desvela la gaditana en el último número de ¡HOLA!
Para su gran día, Cecilia había confiado su traje de novia a Rosa Clará. De hecho, ya había tenido varias reuniones con la diseñadora de moda nupcial e incluso habían hecho las primeras pruebas. “Me había probado la toile, o sea habíamos hecho la previa. El vestido se había diseñado, pero no se llegó a terminar. En ese sentido, estaba en las mejores manos, Rosa estaba confeccionando una joya de vestido -confiesa la bailaora en la entrevista-, pero igual de divino que los que hace de fiesta, que me pondré para ir a las bodas de mis amigas (ríe). Rosa es un amor, igual que todo su equipo. Han sido maravillosas conmigo, tanto cuando empezamos con los preparativos como cuando los cancelamos. Han sido encantadoras, generosas y comprensivas con la situación”.
Cecilia, que conoció al cirujano plástico en junio del año pasado, se fue a vivir con él después del verano a un ático en las afueras de Madrid. Tras la ruptura y el desengaño, abandonó la casa llevándose solo los regalos que el italiano le había hecho, entre ellos el anillo de compromiso.
La joya, el clásico solitario de pedida de oro blanco y diamante, se encuentra ahora mismo en paradero desconocido. “No sé ni dónde está, de verdad, con la mudanza, no tengo ni idea... Pero, vamos, que tampoco me importa”, admite Cecilia.