En la vida, si no arriesgas, no ganas, y eso es justamente lo que le ha ocurrido al peluquero Lluís Llongueras , algo muy característico en un artista. Su polifacética personalidad se diversifica por los diversos cauces de la inspiración artística: peluquería, fotografía, escultura, pintura, escritura , formación profesional y otras fuentes o motivos posibles de plasmación cultural; todo ello amalgamado por su innegable talento para las relaciones públicas. Ese carácter multidisciplinar y extrovertido, y también su característica forma de entender la belleza, son parte de su éxito, que ha hecho que sea uno de los peluqueros más importantes dentro del panorama español y mundial. Algo que ha sabido trasmitir a toda una generación de peluqueros que forman hoy en día la gran familia de sus salones, especialmente los de Madrid y Barcelona.
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A punto de cumplir ochenta y cinco años, que celebrará el próximo veinticuatro de mayo, Llongueras nos cuenta que abandonó hace tiempo las tijeras por el cincel y los pinceles para dedicarse de lleno a su carrera como escultor y pintor: “Siempre he tenido una personalidad muy “rara”: inquieta, luchadora, multidisciplinar y abierta a cualquier actividad interesante. Sin embargo, a mis ochenta y cuatro años, me he calmado más y me estoy dedicando a escribir libros, estoy aprendiendo a tocar el piano, cuido estéticamente mi jardín y estoy pintando una nueva serie”.
-Si tuvieras que elegir entre las colecciones que has expuesto, ¿con cuál te quedarías?
-Me resulta muy difícil invadir un Palacio como el de Crópani, en Málaga, o un Castillo como el de Aro, en Gerona, pero me quedo con mi exposición efímera de la Sala de Protocolo del Reina Sofía con mis Bronces Blancos.
-Si no me equivoco, estuviste a punto de estudiar Bellas Artes, pero finalmente encaminaste tus pasos laborales al mundo de la peluquería, ¿por qué?
-Rechacé mi inscripción en la carrera porque ya, en mi adolescencia, entendí que era demasiado arduo llegar al nivel de mis admirados Leonardo, Picasso o Dalí. La peluquería me pareció mucho más fácil.
-¿Hay algo de ella que se puede trasladar a la pintura?
-Para mí, crear belleza en un rostro, sólo con los pelos, es un auténtico arte.
-¿Cómo definirías el estilo de tus obras?
-Son originales, porque nunca imito nada que ya esté realizado. Eso me ha llevado a ganar premios internacionales como el segundo Dow Chemical de Fotografía y la Medaille D´Or du Salon International dÁrts Pastiques de Béziers, Francia.
-¿En qué te inspiras a la hora de realizarlas?
-Todo en mí es instinto
-¿Y cómo es tu momento creativo? ¿Tienes algún ritual?
-No, no… Lo limito a lo que me apetece y a lo que me veo capaz de intentar.
-¿Cuál es tu sueño, artísticamente hablando? ¿En qué estás trabajando en estos momentos?
-En un nuevo libro sobre temas como el planeta, el clima, la ciencia, la religión, las redes, el sexo, la cultura, las humanidades, la sociedad, la integración, la política, la economía y las guerras. Todo ello bajo el enfoque de “no tenemos memoria, pero no podemos olvidar”.
-¿Cuáles son tus musas, si las tienes?
-Básicamente, la sensibilidad, especialmente la femenina. También la estética y belleza de la naturaleza y la riqueza cromática.
-¿A quién señalarías como tus principales referentes?
-A cualquiera que me haga sentir emociones en cualquier campo creativo, incluida la música.
-“Dalí era un personaje y un cliente a quien yo prestaba mucha atención. Con él recibí los mejores cursos para transitar por la vida y seguir el proceso necesario para llegar a ser alguien”, escribes en tu autobiografía. ¿Qué recuerdos tienes de esos momentos a su lado?
-¡Brutales! Dalí era un auténtico genio creativo y no perdía ninguna ocasión de disfrutar de su presencia. No tenía amigos, pero a mí me aceptaba, quizás porque fui de los pocos que le entendían.
-¿Cuál fue la mejor lección que te dio?
-Su ejemplo, durante veintisiete años, de cómo crearse una personalidad.
-Peluquero, pintor, escultor, escritor, fotógrafo… ¿falta alguna faceta por descubrir?
-Profundizar en mi pasión por la música y en los compositores que marcaron una época.
-¿Alguien más en la familia ha heredado tu pasión por el arte?
-La que más, Yasmin, mi última hija, aunque ella está estudiando ahora para ser una buena dietista.
-El próximo veinticuatro de mayo cumplirás ochenta y cinco años. ¿Cómo te encuentras en la actualidad?
-Vivo satisfecho, porque en los tres últimos años se me ha considerado el número uno del mundo. Ahora, con las tres estatuillas que me han concedido, estoy esperando a mi sucesor.
-Has peinado a Reinas, aristócratas, iconos de la jet y artistas. A tu juicio, ¿quién es hoy la mujer mejor peinada?
-Estoy triste, porque no veo a la mujer mejor peinada por las calles. Con las melenísimas sosas y sin ningún estilo que me estoy encontrando en estos tiempos, me da la sensación de que hemos retrocedido un siglo.