Muchos artistas tienen una pesadilla recurrente: se suben a un escenario, en un teatro lleno de gente, comienzan a cantar y descubren que no les sale la voz. Hace unos años, David Bustamante pasó por esto. Y no estaba soñando. “Me encontraron un quiste intervocal que me paralizó una cuerda vocal por completo”, recuerda el cantante en la segunda parte de su entrevista con ¡HOLA! con motivo de sus dos décadas de carrera. “Perdí la voz durante unos meses por culpa de esa lesión y fue muy duro”, añade, rememorando uno de los capítulos más difíciles de su larga trayectoria.
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Bustamante tuvo que vivir en sus propias carnes la angustia de darse cuenta de que no le salía la voz y tener que decir a sus fans: “Discúlpenme, pero no puedo”. David no es el primero ni el último que sufre este tipo de lesión. Las cuerdas vocales, el instrumento de los cantantes, es un músculo muy pequeño y muchas veces se sobrecarga de esfuerzo, lo que deriva en pólipos o quistes que terminan dañándolas. A veces, los artistas se curan reposando la voz y haciendo ejercicios. Otras veces, tienen que pasar por quirófano.
“Aquello fue muy duro porque yo, sin mi voz, soy la mitad de mi ser. Faltaría la mitad de mí sin la voz”
“Gracias a Dios, en mi caso no fue necesario operarme, lo arreglé con un logopeda”, explica David. “Pero aquello fue muy duro, porque yo, sin mi voz, soy la mitad de mi ser. Faltaría la mitad de mí sin la voz. Para mí, cantar no solo es mi trabajo, sino también mi forma de ser y de expresarme. Tuve mucho miedo, pero, gracias a los doctores, pude recuperar la voz”, dice.
Sin duda, ese fue uno de los momentos más difíciles de su carrera. Pero no fue el peor. “¿El peor momento en estos veinte años? Alguna traición”, responde David, probablemente refiriéndose al litigio con su antiguo hombre de confianza y mano derecha, Francisco Manjón. “Pero el rencor es una enfermedad y soy incapaz de vivir en el rencor. Hasta a los peores los perdono. Me ayuda a olvidar. No puedes vivir con el rencor o con el odio. No es sano y te enferma”.