A finales de 2011 la vida de Javier Solana cambiaba para siempre. Han pasado prácticamente diez años desde que el exministro (ocupó las carteras de Cultura, Educación y Ciencia y Asuntos Exteriores durante el mandato de Felipe González) vivió uno de los capítulos que más ha marcado su vida personal: donó un riñón a su hijo. A pesar de que el expolítico madrileño, que actualmente tiene 78 años, mantuvo aquel proceso en la intimidad y públicamente tan solo se supo que la donación se la había hecho a un familiar cercano, ahora se ha sincerado sobre aquel momento. En una entrevista con el programa radiofónico Hoy por hoy lo ha definido como "un acto de amor fácil y racional" que fue no solo "muy emocionante" sino también "lo más importante que he hecho en vida desde el punto de vista personal".
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Solana, que es caballero de la Orden del Toisón de Oro, ha recordado ante los micrófonos del espacio presentado por Àngels Barceló que el proceso comenzó cuando los médicos iniciaron el procedimiento habitual para buscar entre los allegados a alguien que pudiera donarle un riñón a su hijo, nacido de su matrimonio con Concepción Giménez Díaz-Oyuelos. Él fue la primera persona que se sometió a las pruebas y el resultado no pudo ser mejor puesto que era compatible. "Me hicieron las pruebas el primero y estaba suficientemente bien para poderlo hacer y dije 'no se hable más, lo hago', y así fue", ha explicado durante su visita a la Cadena Ser, donde han hecho un reportaje con motivo del trasplante de donante vivo número 1.000 realizado por el equipo del Hospital Clínic de Barcelona.
El expolítico, que el pasado año estuvo cuatro semanas ingresado en el hospital Ramón y Cajal al dar positivo en coronavirus, ha contado en El País que al principio su hijo Diego no estaba convencido de que él, que entonces tenía cerca de 70 años, le donase el riñón porque "suponía que era malo para mí". Sin embargo, las dudas se disiparon, Solana estaba convencido de que no era así, se empeñó en seguir adelante y acertó porque todo salió muy bien. “La resolución del problema era sencilla: yo le doy un riñón a él y estamos los dos en igualdad de condiciones. Mi hijo sigue viviendo y yo sigo viviendo", ha explicado, resaltando los muchos avances tecnológicos que hay en este campo.
Lo que más le sorprendió de todo el proceso
Una vez que las pruebas finalizaron y llegó el momento de ponerse en manos del doctor Antonio Alcaraz para hacer el trasplante, el que fuera Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, dice que no tuvo problema alguno y que tampoco sufrió, un aspecto que habitualmente preocupar al enfrentarse a este tipo de procesos. Sin embargo, dice que vivió "escenas maravillosas" y de orgullo al ver lo desarrollada que está la medicina en nuestro país. Eso sí, ha contado un detalle que le llamó la atención y que tiene que ver con la parte legal que conlleva una donación. "Me impresionó mucho que días antes me dijeron que tenía que ir al juzgado con el médico para decir que iba a hacer un acto libre y que nadie me obligaba a donar", ha indicado.