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Aunque Marta López había confesado lo triste y decepcionada que se encontraba tras conventirse en la segunda expulsada de Supervivientes, lo cierto es que tener que volver a España tiene algunos privilegios como poder comer lo que quiera, dormir en una cama y darse una ducha para quitarse toda la suciedad de encima tras un mes descansando en la arena de la playa y a la intemperie. "¡Por fín puedo lavarme con agua dulce! ¿Sabéis cuál es el secreto de este moreno? Se llama roña. Tengo tierra incrustada en la cabeza, en las orejas, en todos los sitios. ¡Ay Dios, agüita calentita y dulce, qué maravilla, madre mía!", relataba tras meterse bajo la alcachofa. Pero mientras caía agua por su pelo, la exgranhermana no lograba hacer desaparecer de su pensamiento a una de sus compañeras de concurso, Valeria Marini, con quien había tenido un enfrentamiento en su convivencia en Honduras por el champú: "Ay, qué bien, Tengo jabón. ¡Que no esté Valeria para que no se me acabe!", relataba.
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Y es que mientras la leonesa y la italiana estaban en la isla del Pirata Morgan, los supervivientes se daban cuenta de que en el bote de champú quedaba menos cantidad del que esperaban y le echaban la culpa a Valeria. "Toda la semana aguantando para no lavarnos nadie…", explicaba Marta muy enfadada. "He utilizado muy poco. No ha sido mi culpa, no es verdad. Cuando yo he acabado había más cantidad. No voy a volver a tocar nada si no está otra persona delante", contestaba la actriz. "Tus compañeros del barco al principio dijeron que te habías gastado todo el champú. Te vi con las manos llenas y la cabeza también. Con un poquito no sale jabón", añadía Omar Sánchez cuando la damnificada se derrumbaba. "No has matado a nadie, no pasa nada", intentaba consolar López a su compañera tras la disputa. Así, mientras se daba esa ansiada lucha, la expulsada volvía a recordar lo ocurrido con Valeria y disfrutaba del agua cayendo por su piel: "Es que tengo roña, luego os enseño la toalla, ya veréis cómo va a a salir".
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Marta aseguraba también que había echado mucho de menos esta actividad diaria que los supervivientes no pueden realizar y daba las gracias por no tener tiempo limitado para poder ducharse. "¡Me quedaba aquí una hora debajo del agua, porque la salada te deja la piel que te da dentera. Qué horror. Qué bien que no haya límite con el champú y no lo tenga que compartir. Es el primer recuerdo que tengo a vida normal", expresaba feliz. Y para terminar, la colaboradora de Ya es mediodía mostraba la toalla para enseñar el secreto de su moreno: "Mirad la suciedad que me ha salido del cuerpo y sin contar la que ha salido del pelo y que se ha ido por el sumidero. Así que venga, vamos a aprender a ser de nuevo una persona normal", terminaba.