La situación sanitaria comienza a mejorar y los Reyes y sus hijas retoman sus escapadas apoyando a uno de los sectores que más ha sufrido y sufre las consecuencias de la pandemia. Felipe VI y doña Letizia han transmitido a sus hijas desde pequeñas su pasión por la cultura y parece que, después de tantos meses sin planes privados de fin de semana fuera de palacio, ha llegado el momento de recuperar tradiciones.
El espectáculo elegido fue la obra de Benjamin Britten Peter Grimes , la coproducción europea más importante desde el inicio de la pandemia. Una ópera magistral, de tres horas de duración, que narra la historia de un pescador acusado de la muerte de un aprendiz en alta mar, que sueña con integrarse en una sociedad que lo calumnia y humilla.
Como para todas las escapadas familiares, la Reina, la princesa de Asturias y la infanta Sofía apostaron de nuevo por la ropa informal, aunque, en esta ocasión, con un juego de estilo e intercambiando algunas prendas. Doña Letizia llevaba un top rosa, chaqueta de piel, como Leonor, y pantalones culote y bailarinas, como Sofía; la infanta, un abrigo a cuadros, de Springfield, de su hermana, y la princesa, un vestido heredado de su madre, de Hugo Boss, con el que ya la habíamos visto la pasada primavera, combinado con cazadora biker y botas de estilo militar. Un look muy cañero con el que nunca la habíamos visto y con el que marcó distancia con la infanta Sofía, quien es ya la más alta de las tres, con catorce años recién cumplidos.
Las imágenes de la Familia Real fueron realizadas cuando regresaban a palacio, a la salida del Teatro Real, donde coincidieron con la familia de Pedro Sánchez: su mujer, Begoña Gómez, y sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, que también vestían con ropa informal.