Desde que comenzó la novena temporada de Amar es para siempre , los espectadores han sido testigos de cómo los nuevos personajes llegaban para revolucionar a los vecinos de siempre. Ahora es Andoni Ferreño quien aterriza en la serie de Antena 3, producida en colaboración con Diagonal TV (Banijay Iberia), para dar vida al viudo galán Lorenzo Bravo. Con el actor, de cincuenta y seis años, hablamos de su regreso a la televisión, de su pasión por el teatro, donde lleva treinta y cinco años cosechando éxitos, de sus hijos, que siguen sus pasos…y recordamos aquellos años en los que se convirtió en uno de los presentadores más populares de nuestro país gracias a programas como Telecupón, Vivan los novios o La ruleta de la fortuna.
- Qué buena noticia este regreso a una serie de televisión.
- En nuestra profesión trabajar siempre es importante y volver… bueno no es volver, porque estoy a punto de estrenar también la segunda temporada de El Vecino. Pero ha sido una sorpresa que me llamen para Amar es para siempre , que tiene tanta audiencia y repercusión y encima con un papel que es un verdadero regalo- ríe- porque es un homenaje a los galanes de los años setenta y ochenta.
- ¿En quién te has fijado para dar vida a ese galán?
El gran mito es Arturo Fernández, pero hay más. Carlos Larrañaga, Alberto Closas... muchísimos más de la época. He tenido la buena fortuna de conocerlos personalmente a todos y algo han dejado en mí ¿no? Y quiero hacerles como una especie de homenaje.
- Amar es para siempre lleva más de ocho años en emisión, diaria con más de dos mil capítulos, un hito en la televisión… ¿llegas a ella con ánimo de quedarte o no se sabe?
- Eso depende de la dirección. A las series nunca llegas con ánimo de quedarte o no, hombre, si te quedas, fantástico. Hay que intentar cumplir con las expectativas, demostrar que ya son muchos años en esto e intentar no quedar mal con el publico ni con el resto de compañeros de la serie. Que el personaje tenga enjundia, y lo demás, pues ya se verá. Si ellos deciden que me tengo que quedar, me quedaré y si no pues hay otros proyectos en ciernes, así que tampoco pasa nada. A mí me encantaría porque hay un elenco de actores importantísimos y además, íntimos amigos, como Iñaqui Miramón, Anabel Alonso, etc. y siempre es un lujo y un placer trabajar con amigos.
- ¿Es verdad que tu personaje se va a fijar en Benigna?
- Sí, ya veremos con qué motivos, pero tiene la intención de conquistar a Benigna. Además es un ‘lujazo’ compartir secuencias con Anabel, que es un torbellino. Estoy convencido que lo vamos a disfrutar mucho.
- Y pronto, como comentabas, estrenas la segunda temporada de El Vecino.
- Sí, he participado tanto en la primera como en la segunda, y me he divertido muchísimo, ha sido una experiencia fantástica porque he tenido que hacer cosas que no había hecho nunca. ¡Ya lo veréis. Hay una sorpresa que vaya! –ríe-. Como decía mi maestro, Juan Luis Galiardo, a la edad que tenemos ya empezamos a ser actores promesa porque nos dejan hacer otras cosas. Qué lujo ¿no? Antes tenías que ser siempre el patrón establecido y hacer una serie de… jugar a los tópicos, ahora no. Ahora ya nos permiten ciertas licencias, cosa que agradezco.
- Lo que pasa es que también es más difícil encontrar papeles ¿o no?
- No, bueno, depende un poco. En el teatro es donde yo encuentro mi verdadero papel. Cuando quiero hacer un drama, cuando quiero hacer una locura como El Clan de las Divorciadas, donde hacia de mujer, pues también lo hago. O una comedia estupenda como la que estamos preparando en breve, de la que no puedo hablar todavía, y vamos a ver qué pasa con la Covid y la vacuna. Ahí digamos que es donde yo sí decido mis personajes. Lo que es en cine y en televisión piensan en mí de otra manera. Y de lo que me ofrecen, yo encantado de la vida intento cumplir siempre y hacerlo lo mejor posible.
“Ha sido una sorpresa que me llamen para Amar es para siempre, que tiene tanta audiencia y repercusión y encima con un papel que es un verdadero regalo”
- Muchos medios se preguntaban estos días, con la noticia de que ibas a participar en Amar es para siempre qué donde estabas, si un poco desparecido. Eso tendrá que ver con que el teatro, digamos, mantiene a los actores más en el anonimato, mientras que la tele es como la explosión…
- Claro, tú sales un día en televisión y te ven un millón y pico de personas y para que te vean un millón y pico de personas en el teatro tienes que estar un año subiéndote todos los días a las tablas. Pero bueno, es con lo que contamos los actores. A mí me hace mucha gracia lo de ‘¿Dónde está Andoni Ferreño?’. Pues no tienes nada más que ver las carteleras teatrales y ya está –ríe-. Llevamos un año y pico, por desgracia, por la pandemia, sin poder subirnos a la escena pero yo estaba a punto de estrenar antes del inicio de la Covid una nueva comedia. Yo no he dejado nunca de hacer teatro y ya son treinta y cinco años viviendo de esto. Pero bueno, es cierto. Si tú no sales en televisión es como que ya no existes.
- ¿Esta obra de la que hablas era con Ana Obregón?
- Sí, íbamos a hacer una cosa estupenda con Anita. Bueno, pasó lo que pasó y más a ella que al resto, porque tuvo la desgracia de que Álex nos dejara y esto es terrorífico. Y luego había otra comedia que es la que estamos intentando levantar en este momento, pero todo depende de la Covid y de la vacunación, que afortunadamente va muy bien. Se ha demostrado que la cultura es segura, que en los teatros no hay contagios. Los protocolos son increíbles, son buenísimos y que todo el mundo que vaya al teatro lo haga muy tranquilo.
- Siempre te gustó la actuación desde niño, pero te metiste a estudiar periodismo. Claro que prácticamente no aparecerías por las clases…
- Yo estaba en otras cosas, inventando actuaciones (ríe). Ten en cuenta que en el año 85 un chiquito de un pueblecito como Ermua, que se va a Madrid a estudiar Arte Dramático cuando yo tenía que haber sido ingeniero o médico, porque iba predestinado a eso por donde estudié y tenía que hacer una gran carrera… la gran oferta de mi padre fue haz las oposiciones de la RESAD, si apruebas te quedas y si n, te vuelves a Ermua. Aprobé y me quedé.
- Y luego de repente te llega digamos trabajar en la televisión en el inicio de las cadenas privadas. ¿Cómo fue aquello?
- Aquello fue... algo muy gracioso por decirlo así. Yo ya había hecho mis pinitos como actor, había hecho una serie, había hecho una película, estaba haciendo cositas. Hasta que de repente irrumpen las privadas y tuve la gran suerte, porque ahora con los años lo pienso y digo qué afortunado fui, de que me eligieran a mi entre miles de candidatos. De una manera casual también. Gracias a Ana Valdi y Sebastián Junyent que me habían visto en una película, buscaban una cara nueva y me quisieron hacer una prueba.
- ¿Qué ocurrió para que dijeras que sí?
- Yo me negaba totalmente a hacer pruebas para televisión porque claro estaba en el proceso de actor, del teatro y estas cosas…pero cuando me dijeron lo que me iban a pagar dije: “Me voy a la tele” –ríe-. Fue algo un poco por no sé… pero bueno, estoy tan agradecido, aprendí tanto, conocí a tanta gente tan importante… nunca imaginé que un chico de un barrio como Iparraguirre podía codearse y estar al lado de esos grandes personajes que la tele me dio a conocer y estoy muy agradecido. Lo que pasa que en un momento dado tuve que cortar la tele porque la vocación me llamaba y el teatro era lo primero.
- Y ahora cuando ves que hablan de ti como uno de los presentadores más icónicos de aquellos años ¿qué se te pasa por la cabeza?
- Digo… ¿pero están hablando de mí? Es que yo no le di tanta importancia a aquello que hicimos. También por la edad, yo tenía veinticuatro años y era como un juego. Nunca me tomé lo de la tele como una profesión. Era como un divertimento. “Venga, te vas a Italia, que vas a presentar con Claudia Schiffer, que vas a presentar con Sabrina, que vas a trabajar con Norma Duval y Silvia Marsó…”. Imagínate, para mí era todo algo nuevo, como un juego. Hasta que bueno –ríe- pones un poco los pies sobre la tierra y dices “hasta aquí, ha sido todo muy bonito, ha estado muy bien pero yo me vuelvo a mi sitio” Pero le estoy muy agradecido a aquella época. Me hablan de “icono de los años 90” y yo digo de verdad, vamos a hablar todos en serio. No fastidies (ríe).
“A mí me hace mucha gracia lo de ‘¿Dónde está Andoni Ferreño?’ Pues no tienes nada más que ver las carteleras teatrales y ya está”
- Al menos te divertiste.
- Y sobre todo aprendí. Además, tuve la bendita suerte de estar a las órdenes de gente como Lazarov. Y de trabajar y conocer a gente como Sebastián Junyent, José Antonio Plaza, Alfredo Amestoy, Hugo Stuven… una lista interminable de grandes genios de la tele. Y ahora, yo que soy mitómano, echo la vista atrás y se me pone la carne de gallina.
- De esos años y toda la gente que conociste ¿Alguien te impresionó particularmente para bien o para mal?
- Para mí todo ha sido siempre para bien, pero es que no puedo decirte una persona en concreto. Era, digamos, el hecho global de la historia. El estar en un pasillo de Telecinco y cruzarte a don Emilio Aragón, el gran Miliki; luego ver a las Mama Chicho; de repente encontrarte con los grandes cantantes de la época, pasaba Julio Iglesias…y luego pues venían grandísimos actores españoles y extranjeros…eso en un pasillo, el mismo que ahora se sigue viendo cuando hacen los programas. De repente, estabas maquillándote al lado de no sé, de los Bee Gees, cosas así. Imagínate para un chaval de veinticuatro, veinticinco, veintiséis años, pues era una locura. Era una impresión, cada día que iba a Telecinco iba a dejarme sorprender por algo, ¿a quién voy a conocer hoy?
- ¿Ahora volverías a presentar un programa si te lo ofrecieran?
- Si es que no estoy yo ya para eso, pero no por nada, quiero decir que hay gente que lo hace muy bien y todo tiene que evolucionar. Creo que no encajaría. Yo ya hice lo que tenía que hacer y además lo mío era más show todo. A mí me gustaban las grandes galas con mucho show, mucho espectáculo, que cantabas, bailabas, salías…esa tele sí, pero yo un concurso o algo así pues no, porque además hay gente que lo hace estupendamente. No, yo no encajo ya, estoy mejor donde estoy –ríe-.
- No eras una persona de ir a muchos eventos, tienes una vida familiar muy tranquila.. ¿Cómo es tu vida hoy?
- Soy muy familiar y además creo que hay sitios donde no debo estar, donde no pinto nada. Si apoyo cosas benéficas, sí voy. Mi vida se basa en mi profesión. Yo me cuido mucho, hago deporte…porque creo que aparte de ser actor hay que parecerlo. El público, cuando va a verte a un teatro o te ve en una serie o en una película quiere verte bien. Y esas expectativas tienes que dárselas, así que yo dedico mucho tiempo a mi profesión aunque esté en casa. Leo mucho teatro, hablo con gente del teatro, creando proyectos…
“En un momento dado tuve que cortar la tele porque la vocación me llamaba y el teatro era lo primero”
- De hecho te iba a decir que te das buenas carreras para mantenerte en forma por lo que he visto en tus redes.
- Sobre todo soy de andar mucho. Yo soy un andarín. por salud y porque me gusta estar bien físicamente. Además, cuando uno se sube aun escenario, no se puede hacerlo a medias, hay que darlo todo. Hay que estar bien.
- Bueno, y un punto de coquetería, que también habrá.
- Sí, sí, me gusto bastante poco, pero me gusto (ríe), entonces intento mantenerme.
- Tus hijos Gonzalo y Adriana siguen tus pasos.
- Sí, están intentando abrirse camino. Yo les expliqué que no es fácil y ellos lo saben. Aquí no valen ni apellidos, ni nombres ni sobrenombres. Aquí lo que vale es el esfuerzo y el trabajo y que tengáis la gran suerte de que alguien se fije en vosotros y que os den una oportunidad, nada más.
- Cuando viste que los dos querían seguir tu camino ¿te dio un poco de ansiedad?
- Sí, me provocó un poco de inquietud porque ellos han conocido la parte bonita de esta profesión. Luego la vida nos pone a cada uno en nuestro sitio, cuando tienes un proyecto y se cae, te quedas un tiempo sin trabajar…. la parte más dura de esta profesión, que es la cotidiana. Es cuando no te llaman, no estás haciendo nada, no te sientes bien y esa es la parte que yo les inculqué desde el principio. Que esto no es glamour ni es dinero ni es estar todo el día en las televisiones y que todo el mundo te pida autógrafos. Eso es lo que no es normal. Lo normal es la lucha, el pelear, el cuidarte, el estudiar, el prepararte, para que cuando te llamen estés perfecto. Si no, no vales para esto.
- Por cierto que Gonzalo hizo de ti en Veneno . ¿Qué tal le viste o qué tal te viste?
- (Ríe) Muy bien, mucho mejor de lo que lo hacía yo, sí. Yo no me acordaba de esa circunstancia porque cuando grababa Vivan los Novios hacíamos cinco programas en la mañana. Y no sabía la gente que pasaba. Y un día me dijeron que la Veneno, cuando era un hombre, pues que había estado en el programa. Creo que fue un acierto de los Javis el que llamaran a Gonzalo para que hiciera de mí. Y además lo hizo estupendamente.
- Andoni, creo que celebras veintinueve años de matrimonio con tu mujer, Paula.
- Mi mujer y yo afortunadamente llevamos toda la vida juntos y seguimos muy bien, así que… ¿qué más se puede pedir?.
- A día de hoy, de qué estás más orgulloso.
- Siempre creo que todo es mejorable, si he hecho algo bueno, pienso que lo puedo mejorar todavía. Entonces estoy en esa búsqueda de qué es lo que hago bien para mejorarlo. Mi verdadero orgulloso son mis hijos, mi familia, y la vida que he creado. Con mi hermano, con mis padres, mis amigos íntimos. De eso estoy muy orgulloso.