Al igual que muchas otras parejas, la pandemia ha obligado a Álvaro Castillejo Preysler y Cristina Fernández a tomar la difícil decisión de posponer su boda. El hijo pequeño de la añorada Beatriz Preysler y su prometida tenían previsto darse el ‘sí, quiero’ el próximo nueve de julio en Sotogrande. “Para una vez que te casas en la vida, lo importante es disfrutar ese día con todas las personas que quieres y, sobre todo, sin limitaciones”, admite el joven empresario, que nos anuncia el cambio de planes mientras posa por primera vez con Cristina, periodista que actualmente trabaja para el Consejo de Dirección del Grupo Parlamentario Popular.
—Álvaro, ¿qué ha pasado?
—A medida que se aproximaba la fecha, nos dimos cuenta de lo imposible que iba a ser celebrar la boda como habíamos soñado. Llevamos meses preparando todo al detalle, y las restricciones nos impiden hacerla como queríamos.
—¿Habéis elegido ya otra fecha?
—La hemos pospuesto justamente un año, al nueve de julio de dos mil veintidós, y en el mismo sitio. Nos apetece que sea en verano y en Sotogrande, donde llevo veraneando toda la vida. Además, el padre de Cristina vive en Marbella, y para ella también es un sitio muy especial.
“Me hace mucha ilusión que mi tía Isabel sea mi madrina. A ella le hizo también muy feliz que se lo pidiese”, comenta Álvaro, que iba a casarse con Cristina el 9 de julio en Sotogrande
—Cristina, ¿cómo te sientes?
—Me da una pena tremenda, imagínate con las ganas que teníamos ya, pero al mismo tiempo nos da mucha tranquilidad saber que estamos haciendo las cosas bien.
—Entonces, los dos estabais de acuerdo en que lo mejor era aplazarla.
—Teníamos claro desde el principio —responde Álvaro— que solo nos casaríamos este año si la situación lo permitía. El año pasado, Cristina perdió a su abuela por COVID, la pandemia nos tocó de lleno y no era el mejor ambiente de celebración estar rodeados de mascarillas y poniendo en riesgo a nuestros familiares y amigos que todavía no están vacunados.
—¿Quién va a ser tu madrina?
—Me hace mucha ilusión que sea mi tía Isabel. A ella le hizo también muy feliz que se lo pidiese, y para mí es muy especial. Después de perder a mi madre, mi tía siempre ha estado ahí y nos ha cuidado como si fuéramos sus hijos.
—Y tu abuela Beba, ¿cómo se ha tomado la noticia del aplazamiento de la boda?
—Bien, como todos.
“Todo el mundo dice que soy el alma gemela de Julio, Jr., y yo sinceramente creo que sí. Estamos muy unidos y me identifico mucho con él”
—¿Qué tal se encuentra?
—Bien, con noventa y ocho años recién cumplidos y con la misma energía y buen humor de siempre.
—¿Tus primos Julio, Enrique y Chábeli iban a venir a la boda?
–Me hubiera encantado, y sé que ellos hubieran hecho todo lo posible por venir.
—Dicen que eres el “alma gemela” de Julio, que compartís carácter y forma de ver la vida... ¿Es así?
—Eso dice todo el mundo, y yo sinceramente creo que sí. Sin duda, estamos muy unidos y me identifico mucho con él.
—Cristina, ¿cómo te pidió Álvaro matrimonio?
—Fue el agosto pasado, en Formentera... y fue una sorpresa total, en una comida divertidísima con amigos, nada planeado, hasta el punto de que tardé en creérmelo. Conociéndole, pensaba que era una broma. ¡Encima tuvo la cara dura de pedírmelo con el anillo de la mujer de un amigo! Pero viéndolo ahora con perspectiva, me parece hasta más romántico y muy suyo. Álvaro no es el típico de subirte a la Torre Eiffel ni de puestas de sol.
“Mi abuela Beba, con noventa y ocho años recién cumplidos, está bien, con la misma energía y buen humor de siempre”
—Pero sí que eres todo un emprendedor, porque acabas de lanzarte a un negocio hostelero en estos tiempos complicados.
—Sí, precisamente, dadas las circunstancias actuales, hemos abierto un restaurante exclusivamente a domicilio, Red Project Sushi, en el que nuestra prioridad es dar la máxima calidad, como si se tratase del mejor restaurante físico de Japón. Tenemos otros proyectos en mente, y ojalá pronto la situación se normalice y se pueda convertir en un restaurante en Madrid al que todo el mundo pueda venir.
—¿Qué nota te ha puesto Tamara?
—Para mí era muy importante la opinión de Tami, que es toda una chef y es la que me inició en los fogones. El otro día pudimos disfrutar toda la familia en casa de nuestra comida y me encantó que se sorprendiesen de la calidad de los platos. Tami alucinó porque todo era casero, desde las gyozas hasta las salsas, con la complejidad que ella sabe bien que conlleva.