Cuando David Bustamante comenzó su carrera musical, con solo diecinueve años, trabajaba en la construcción y vivía, con sus padres y sus dos hermanos, en un piso modesto, en San Vicente de la Barquera, en Cantabria. El cantante siempre recuerda que su habitación era tan pequeña que su padre, Tito, le tuvo que hacer “un hueco a medida para que pudiera sacar la cama de arriba”.
Veinte años, más de dos millones de discos vendidos y más de novecientos conciertos después, David acaba de mudarse a la casa de sus sueños . Su nuevo hogar, a las afueras de Madrid, tiene una sala donde puede componer, cantar y ensayar. Ahí también guarda sus premios: veinte discos de platino que cuelgan en las paredes. La casa también cuenta con un cómodo dormitorio para su hija, Daniella , fruto de su matrimonio con la actriz Paula Echevarría; habitaciones para recibir a sus padres y hermanos cuando vienen de visita a la capital; un amplio y luminoso salón para disfrutar con su novia, la bailarina Yana Olina, y un jardín con piscina donde puede nadar a diario para entrenar y mantenerse en forma.
“Vivir con un artista tiene sus complicaciones, pero Yana es la mejor persona que he conocido. Siempre me recibe con una sonrisa. Es muy dulce, buena y paciente… Es un ángel”
“Nueva casa, nueva vida”, dice David, a sus treinta y nueve años. La mudanza a este hogar es el comienzo de una nueva etapa para el cantante, después de unos meses difíciles en los que ha sufrido algunos golpes: la pandemia, que le obligó a cancelar conciertos y le pasó factura en su estado anímico y físico; la demanda por supuesta mala gestión contra quien fue su hombre de confianza y asesor, Francisco Manjón , que le costó cinco años de su vida y que terminó perdiendo; la trágica muerte de su amigo Álex Casademunt, con el que estaba preparando varios proyectos…
“Fue un año muy duro y toqué fondo. Me vi con sobrepeso, perdí la forma… Me pasé tres meses encerrado en un piso y fue muy complicado para mí”, reconoce David, que ahora celebra dos décadas de carrera con Veinte años y un destino, un disco en el que reúne algunos de sus éxitos. El nombre del álbum, que ya es número uno en ventas, es un guiño a su primer gran éxito, Dos hombres y un destino. David cantó esa canción por primera vez junto a Álex Casademunt, en el concurso musical Operación Triunfo, en 2001, y ahora lo hace en solitario. “Soy como el ave fénix: toqué fondo y he resurgido de mis cenizas. Volví a cuidarme y a buscar la mejor versión de mí. Estoy orgullo de haber tomado la decisión de cambiar”, añade el cantante, que posa, por primera vez, junto a Yana, en su nueva casa.
“En estos tres años de relación, nunca hemos tenido un bache. No tenemos muchas discusiones, y cuando las hay, muchas veces le tengo que dar la razón”
—Nuevo disco, nueva casa… ¿Sientes que estás comenzando una nueva etapa de tu vida?
—Siento que estoy disfrutando absolutamente de todo lo de mi vida, porque venimos de una etapa tan extraña, tan inusual, de estar encerrados… Esta pandemia ha sido muy dura. Ahora, puedo volver a salir, puedo volver a trabajar, a tener proyectos, a sentirme útil… Yo soy una persona hiperactiva y necesitaba empezar de nuevo. Estoy deseando que empiecen los conciertos. Estoy en un momento muy bonito y disfrutando de todo.
—¿Esta casa representa al nuevo David?
—Necesitaba un cambio y esta casa es ese cambio. La compré sobre plano y era mi ilusión. He vivido tres años muy feliz en un piso, en Pozuelo, donde cambié todas mis costumbres. Eso fue un aprendizaje. Yo venía de una vida con una casa muy grande, con servicio, con todo, y de repente, antes de conocer a Yana, me fui a vivir solo y aprendí que para limpiar el parqué se necesita agua fría y que para los azulejos se necesita agua caliente… Muchos músicos y artistas tenemos gente que nos ayuda a hacer las cosas y nos volvemos un poco inútiles. Y en esa etapa volví a la realidad, a hacer lo que hace todo el mundo.
“Necesitaba un cambio y esta casa es ese cambio”, dice el cantante. “Mi madre nos ha ayudado a decorarla. Yana y ella se adoran”
—Te tocó pasar los meses del confinamiento estricto en ese piso, ¿lo pasaste mal?
—Fue una etapa en la que las cosas no me salían como esperaba… un poco por todo. Y la cuarentena me reventó. Caí al fango, me vi como nunca en el espejo, no me reconocía y dije: “Se acabó”. Fue un clic. Me puse a hacer deporte y con la guitarra y compuse el que será mi próximo disco. Ha sido la fase más creativa y más productiva de toda mi vida. Como te dije, soy como el ave fénix.
—¿Tienes ganas de vacunarte?
—Tengo muchas ganas de vacunarme. Mis padres ya lo están y estoy deseando que llegue mi momento. Ojalá todos estemos vacunados pronto para poder volver a la normalidad y recuperar la libertad.
—¿Qué piensas de las declaraciones de Miguel Bosé sobre las vacunas?
—Cada uno es libre de opinar. Yo no soy nadie para decirle a otra persona cómo tiene que pensar. Considero que la vacuna es importante y quiero vacunarme, pero respeto, admiro y quiero a Miguel. He trabajado con él durante años y me merece todo el respeto y cariño. En este caso, no estamos de acuerdo, pero cada uno es libre de pensar como quiera.
“La pandemia me reventó. Me veía con sobrepeso, había perdido la forma… No me reconocía. Pero soy como el ave fénix: he resurgido de mis cenizas”
—Hace unos días, dijiste que el color morado está de moda y muchos lo interpretaron en clave política, ¿te sorprendió la polémica?
—Muchísimo. Todavía sigo recibiendo alertas. Mi comentario no tenía nada que ver con la política. Fue una broma porque vi que los colores que llevaba Rafa Nadal en el Godó eran parecidos a los que llevo yo en la portada de mi disco e hice la gracia. Nunca me he metido en política ni me voy a meter. No es mi terreno. Lo mío es la música.
—La música… y la cocina, porque pronto volverás a la televisión como concursante de MasterChef Celebrity , ¿eres buen cocinero?
—Soy un cocinillas, un aprendiz, pero espero aprender mucho y vivir una experiencia mágica. Soy amante de la buena cocina, me gusta mucho comer e ir a restaurantes buenos. Para mí es como ir al teatro. Tiene mucho de arte y quiero aprender para luego agasajar bien a mis invitados.
—¿Con quién te estás preparando para el concurso?
—Me va a ayudar Paco Roncero. Empiezo las clases esta semana. Paco es un buen amigo, lo conozco y es un auténtico maestro.
“Cuando conocí a Yana, me sentí en casa”
—¿Cómo es la convivencia contigo? ¿Eres fácil o tienes manías?
—Soy muy fácil para la convivencia. Tengo un muy buen despertar y soy una persona muy alegre, que colabora en todo. Me gusta generar buen ambiente. No soporto los silencios, la tristeza… Necesito que la gente esté a gusto y que todo el mundo esté bien.
—¿Y cómo es vivir con Yana?
—Es una maravilla. Esta es la etapa más dulce de mi vida. Yana me da paz, tranquilidad… Es un ángel. Es muy dulce y es muy buena. Es muy paciente. Vivir con un artista tiene sus complicaciones y ella siempre está con una sonrisa. Es la mejor persona que he conocido en mi vida. Yo creo que con eso lo resumo todo.
“Hablo con Paula todos los días y nos vemos mucho. Muchas veces también charlamos con Miguel. Las relaciones tienen que ser maduras y yo les deseo lo mejor a los dos”
—No creo que se pueda decir nada mejor…
—Es que ya son tres años y parece mentira. Yo no quería participar en el concurso de baile y mi mánager me dijo: “¿Quién te dice a ti que no conoces al amor de tu vida?”. Me lo tomé en broma y nada más ver a Yana me impactó. Me impactó su mirada y luché por ella. Ella no quería saber nada de mí y luché mucho.
—Cuando conociste a Yana, ¿qué fue lo primero que viste en ella?
—La vi con aquel vestido rojo de baile que llevaba y su mirada me impactó. Y bailar con ella fue increíble. Yo soy una persona muy de piel y con ella tuvimos mucha piel. Con ella me sentí en casa y dije: “Esto me gusta y hasta que no lo consiga no paro”.
—En estos tres años de relación, ¿habéis tenido algún bache?
—En estos tres años, nunca hemos tenido un bache. Es que es superfácil estar con ella. Estoy muy tranquilo y me da una paz inmensa. Yo soy impulsivo y me enfado fácilmente, pero ella se ríe y, sin decir nada, se me pasa. No tenemos muchas discusiones, y cuando las hay, muchas veces le tengo que dar la razón.
“Quizá, si no tuviéramos a Daniella, hablaríamos menos con Paula, pero no hay rencor. Se acabó el amor, pero no pasó nada grave”
—¿Ya has conocido a su familia?
—Todavía no conozco a su familia, pero tengo muchas ganas de viajar a Rusia. Tendría una traductora de lujo, porque ella habla cada día con su familia en ruso. Su familia vive a las afueras de Moscú. A las afueras es a seis horas (risas). Es alucinante. A veces le pregunto: “¿Cuánto tardabas en ir a la capital?”. Y me cuenta que tardaba seis horas y cuatro días en tren. Es que Rusia es la mitad del mundo. Es una cosa increíble. Me gusta mucho la comida rusa y ya digo algunas cosas en ruso.
“Con Paula se acabó el amor, pero no pasó nada grave”
—Paula Echevarría, tu exmujer, acaba de ser madre, ¿la has felicitado?
—Hablamos todos los días con Paula. De hecho, hablé con ella cuando estaba dando a luz (risas). La llamé por un tema y me dijo: “David, ahora no puedo hablar, estoy dando a luz. Llama a mis padres”. Me manda fotos con el nene, que está guapísimo, y con mi hija, y me alegro infinitamente por los tres. El nacimiento de un bebé es lo más maravilloso del mundo. Me alegré mucho.
—¿Te gustaría volver a ser padre?
—Ahora no pienso en volver a ser padre, las cosas llegan de manera natural. Ahora estoy muy feliz y contento como estoy. Además, Yana es jovencísima. Estamos muy bien como estamos, disfrutando de nuestro tiempo con Daniella.
—Tu hija está hija feliz con el hermano, ¿verdad?
—Veo muy feliz a mi hija con su hermanito. Y cualquier día, cuando vengan a buscar a mi niña, pues me traerán al crío para conocerlo. Seguro que será genial. Me apetece mucho conocer al hermano de mi hija.
“La muerte de Álex Casademunt me devastó. Me he sentido muy apoyado por Yana en estos meses”
—¿Te sorprende que la gente te siga preguntando por Paula y vuestra ruptura?
—Es normal, fueron trece años de relación. Me sorprende que me pregunten como si me fuera a incomodar. Yo estoy muy feliz y no hay nada mejor que la madre de mi hija sea feliz. Porque la felicidad de mi hija depende de eso. Hablamos todos los días, nos vemos mucho, muchas veces charlamos Miguel y yo cuando viene a buscar a mi hija. Las relaciones tienen que ser maduras y yo les deseo lo mejor a los dos.
—¿Eres un padre muy protector?
—Soy muy protector, y celoso lo justo. Yo quiero que mi hija sea feliz, que tenga una vida plena y estar ahí para que no sufra. Es una buena persona y por eso intentaré protegerla. Es muy confiada, en eso se parece a mí. Está sacando muy buenas notas, es muy obediente, se porta muy bien. Paula y yo tenemos mucha suerte, tenemos una muy buena niña.
—Aunque sus padres son muy famosos, parece una niña muy normal…
—Es la niña más normal del mundo y eso es nuestra culpa. Somos padres de educar, de estar, de decir que no, de fomentar, de motivar, de ayudar… Hacemos todo lo que tiene que hacer un padre. Tiene un poco de los dos, de ambos.
—¿Crees que tu relación con Paula sería distinta si no hubierais tenido a Daniella?
—No. Quizá, si no tuviéramos a Daniella, hablaríamos menos, pero no hay rencor. Se acabó el amor, pero no pasó nada grave. El amor es difícil que sea para toda la vida. Es un sentimiento caduco. Cuando se acaba la pasión, cuando pasan los años, hay que alimentar otras cosas. Yo puedo estar con Yana mucho tiempo, quizá, para siempre, pero nunca se sabe lo que va a pasar en el futuro. Es normal. Las cosas se terminan y no tiene por qué haber odio o rencor, porque no ha pasado nada grave. Simplemente, se acabó el amor.
“Mi hija también ha estado muy pendiente de mí y me llamaba con su mamá para saber cómo estaba. Eso me emocionó mucho”
—¿Te gustaría que tu hija fuera a la Universidad?
—Sí, me gustaría que hiciera una carrera. Mi hija habla inglés y alemán y quiero que se siga formando, porque ese es el futuro. La madre y el padre nos encargamos de darle la mejor educación posible porque eso nunca sobra. Yo no estudié porque no quería y había que ayudar en casa, y con catorce años ya estaba trabajando en la construcción. Y a los diecinueve ya volé.
—¿Y si quiere seguir tus pasos o los de su madre?
—Sería lo normal porque ha vivido la música desde el bombo de la mamá. Y ha visto a su madre hacer películas, series, anuncios… Es normal que tenga esas fantasías, pero tendrá que estudiar. Luego, cuando termine la carrera, podrá dedicarse a lo que quiera.
“Pienso en la hija de Álex y se me parte el corazón”
—Han pasado casi dos meses desde la muerte de Álex Casademunt. Te vimos muy afectado en su funeral, ¿cómo te encuentras ahora?
—La muerte de Álex me rompió, me devastó, porque teníamos muchos planes juntos. Iba a venir a cantar conmigo el dueto de Dos hombres y un destino . Estamos preparando un concierto homenaje. Nos intentaron enfrentar, la televisión le ofreció mucho dinero para que fuera a hablar mal de mí. Y él no lo hizo porque un hermano nunca traiciona. Me pareció salvaje ese intento de la televisión. Algunos programas solo se dedican a sacar la basura. Ha sido muy duro y sigue siéndolo. Cojo el teléfono y no puedo llamarlo. Hace unos días, estuve hablando con su hermano. Es complicado, es reciente… Soy padre, pienso en su hija y se me parte el corazón.
—Hablasteis antes de su accidente, ¿verdad?
—Sí, de hecho, iba a venir a casa a pasar un fin de semana, para conocerla y estar juntos y componer. Ha sido muy injusto porque era una persona con tantas ganas de vivir…
—¿Quedó alguna conversación pendiente?
-Sí, pero por suerte hablamos unos días antes del accidente. Estuvimos charlando largo y tendido. Nos quedaba todo, estábamos empezando a vivir.
—¿Esto te ha hecho replantearte cosas en tu vida?
—Muchas veces, guardamos una buena botella de vino para un momento especial o decimos a alguien que queremos que ya quedaremos… y no, hazlo ahora. Abre esa botella de vino hoy, di a la persona que tienes al lado que la quieres ahora, disfruta, no pospongas. La vida es ahora. Hay que saborear el presente, porque el futuro es incierto. He aprendido a no posponer las cosas.
“Ahora no pienso en volver a ser padre, las cosas llegan de manera natural. Estoy muy feliz y contento como estoy. Además, Yana es jovencísima”
—¿Te has sentido apoyado por Yana?
—Me he sentido muy apoyado por Yana en estos meses. Y por mi hija, Daniella. Es increíble la madurez de los niños cuando saben que tienen que estar ahí. Ha sido alucinante cómo me ha cuidado y mimado porque me veía tocado. Tiene solo doce años y ha estado muy pendiente de mí y me llamaba con su mamá para saber cómo estaba. Eso me emocionó mucho. Cuento con ella. Se está haciendo una personita mayor.
—¿Habrá reencuentro de Operación Triunfo por los veinte años?
—Eso esperamos, ojalá se haga realidad. Estamos hablando. Y la empresa de Álex está preparando un concierto homenaje en el que estaremos todos. Sin pensarlo dije que sí porque vamos a recaudar fondos para su hija. Y nosotros, sus compañeros de Operación Triunfo, también queremos hacerle un homenaje.
“No se ha hecho realmente justicia”
—También lo has pasado mal por el juicio contra tu exasesor.
—Lo he pasado mal muchos años y, además, he permanecido en silencio. Por supuesto, acato la sentencia, aunque yo en mi interior pueda pensar que no se ha hecho realmente justicia. Cuando uno confía en una persona y firma algo, al final, desgraciadamente, esa firma vale más a nivel legal que las buenas intenciones
—Entonces, ¿sientes que no ha habido justicia?
—Yo siento que perdí el juicio simplemente porque yo firmaba los documentos con la total confianza que tenía depositada en la persona que llevaba mis cosas. Eso me ha supuesto muchas pérdidas económicas. Pero como tengo salud, volveré a recuperarme. Y ya está. Uno no tiene la culpa de confiar demasiado en las personas. A veces, te lleva a cometer errores.
—¿Recurrirás?
—No voy a seguir luchando, me gustaría olvidarlo. Necesito olvidar por mi salud y seguir con mi vida. Cuando las personas que te hacen daño ya no están contigo, hay que celebrarlo. Empiezo una nueva etapa sin esas personas. Olvido y afronto el futuro con ilusión. Tengo salud y juventud y una carrera. Trabajaré muy duro para recuperarme del perjuicio económico que me ha causado.
—Dijo que algún día iba a contar quién es el ‘verdadero Bustamante’. ¿Te preocupa o te da miedo?
—(Ríe). No me preocupa ni me da miedo lo que diga. No hay que darle más importancia. Como te dije, yo ya paso página. Ahora prefiero olvidar y no seguir con el juego.
“Perdí el juicio porque yo firmaba los documentos con la total confianza que tenía depositada en la persona que llevaba mis cosas. Eso me ha supuesto muchas pérdidas económicas. Pero, como tengo salud, volveré a recuperarme”
—David, ¿dirías que ya lo tienes todo en la vida o te falta algo?
—Tengo lo que necesito para ser feliz. Solo quiero seguir haciendo música, es mi forma de ser y vivir. Pero me siento multimillonario en amor y en amigos. Me siento muy querido. Tengo una pareja a la que adoro y que me adora, mi hija me ama y cada vez que me ve salta a mis brazos, mis padres tienen salud, sigo teniendo dos abuelos, tengo muchos amigos y muy buenos, tengo una carrera sana... Después de veinte años, saco un nuevo disco y vuelve a ser número uno. Tengo una compañía discográfica y compañeros que me respetan y me admiran, es un gusto trabajar con ellos. ¿Qué más puedo pedir?
El próximo miércoles, la segunda parte de las memorias y reflexiones de David Bustamante
El cantante repasará con ¡HOLA! los momentos más importantes de sus veinte años de carrera y compartirá sus recuerdos sobre los capítulos que han marcado su vida: desde su trabajo en la construcción hasta su debut en la música, pasando por el nacimiento de su hija, Daniella, y su separación de Paula Echevarría.