La princesa de Asturias da otro paso al frente, para orgullo de los Reyes, y crea su primer vínculo con las Fuerzas Armadas haciendo los honores de madrina en un día histórico para la industria militar española. Leonor, ‘al frente’ de la nueva era de los submarinos españoles, presidiendo junto a sus padres y la infanta Sofía el inicio de la puesta a flote del S-81 Isaac Peral, en Cartagena, en los astilleros de Navantia, a los que la Familia Real —fue la primera salida de los cuatro en los que va de año— llegó en la mañana del 22 de abril.
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Felipe VI, con su uniforme de capitán general de la Armada; doña Letizia repitiendo, por quinta vez, un misterioso traje lady gris, y sus hijas, con dos nuevos vestidos, marcando sus diferencias de estilo. La princesa, con un abrigo blanco de su madre y un diseño de Zara en tweed , con discreto volante de puntilla en el escote, mangas de farol blancas y bajo deshilachado, que cuesta 29,95 euros. Una imagen dulce acentuada por su nuevo corte de pelo —de una melena XXL a una midi— y sus bailarinas rojas. Y la infanta Sofía, que celebró su catorce cumpleaños por adelantado (29 de abril) y volvió a sorprender por su altura —supera ya en varios centímetros a la Reina—, con un modelo rojo con estampado étnico, de Sfera, de 25,95 euros.
La ceremonia de puesta a flote tuvo lugar en el muelle del astillero, donde se instaló una carpa y una gran pantalla para la presentación de dos vídeos. Del pasado al futuro, el del S-81 navegando... Diseñado y construido íntegramente en España, este submarino, con 80,8 metros eslora, un diámetro de 7,3 y un desplazamiento en inmersión de 3.000 toneladas, es la nave no nuclear más avanzada del mundo. El primero de una serie de cuatro de la empresa Navantia —un proyecto de 3.907 millones de euros—, que entrarán en servicio a lo largo de los próximos años.
La princesa estrenó corte de pelo, marcando diferencia por primera vez con su hermana, con su melena midi, y llevó un vestido mini low cost y un abrigo blanco de la Reina
El momento más destacado
El momento más destacado de la ceremonia tuvo lugar cuando, tras ser bendecido el sumergible por el capellán, la princesa tomó el mando como madrina junto a la amura de la nave, que había sido ‘vestida’ con las banderas de España. Acompañada por el Rey, y tijeras en mano, cortó la cinta — también con los colores de la bandera de España— para liberar la botella de vino, que salió despedida impactando contra el casco, simbolizando así, con esta botadura seca, el momento de puesta a flote. Un momento que vivió con una sonrisa (detrás de la mascarilla) y un sobresalto, aunque ahí estaba Felipe VI para abrazarla cariñosamente por la espalda y felicitarla con un beso.