A pesar de haber revolucionado el mundo de la moda y haber aparecido en la portada de más de seiscientas revistas, Cindy Crawford, la modelo americana por antonomasia, tiene claro cuál ha sido la decisión más importante de su vida: haber dado a luz a sus dos hijos, Presley, de veintiún años, y Kaia, de diecinueve. En una entrevista en la que repasa los momentos clave de su trayectoria fuera y dentro de las pasarelas, la top model, de cincuenta y cinco años, posa con su hija, Kaia, con motivo del Día de la Madre. La joven es su heredera en la industria. De hecho, en 2018, ella y su hermano se convirtieron en embajadores de Omega, la firma relojera de la que Cindy lleva siendo imagen desde 1995 y con cuyos modelos Constellation nos muestran ahora su lado más tierno y familiar.
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—¿Por qué elegiste ser modelo?
—Nunca pensé en ello. Ni siquiera sabía que era algo que podía elegir. Crecí en un pequeño pueblo de Illinois (Estados Unidos), conocí a un fotógrafo y me preguntó si podía hacerme una foto para un periódico local. Por supuesto, mis padres se mostraron desconfiados e insistieron en acompañarme a la sesión porque pensaron que el tipo podía ser alguien siniestro. ¡No lo era! Simplemente, me tomó algunas fotos bonitas y me inició este camino. Hasta que fui a una agencia de Chicago y comencé a desfilar y, finalmente, llegué a Nueva York, a la portada de Vogue y a tener un contrato con Omega desde hace ya más de veinticinco años.
—De las decisiones de tu vida, ¿de cuál estás más orgullosa?
—Tomamos decisiones todos los días, pero, cuando miro hacia atrás, estoy orgullosa de haber trabajado duro. No solo en la escuela, sino en cualquier empleo que tuviera: desde cuidar niños a trabajar en los campos de maíz. Tengo mucho aprecio por el esfuerzo. Por eso, abordo mi profesión de modelo como un trabajo más que como un estilo de vida. También estoy orgullosa de haber sido lo suficientemente inteligente para elegir a mi marido, Rande Gerber. Ha demostrado ser un gran padre y una gran pareja. Aunque siempre supe que quería tener hijos, la elección de llevarlo a cabo fue la mejor de mi vida. Ser madre me ha enseñado mucho sobre el amor y la paciencia. Ahora, como una mujer que acaba de cumplir cincuenta y cinco años, estoy orgullosa de todas las formas en las que sigo evolucionando y trabajando en mí misma. En lugar de desear el pasa do, he elegido abrazar donde estoy ahora. Es algo que requiere trabajo, pero me ayuda a estar en el presente y encontrar la felicidad diaria.
—¿Alguna vez tomaste una decisión de la que te hayas arrepentido?
—Creo que todos hemos tomado decisiones de las que nos hemos arrepentido, pero la forma en que elijo ver eso ahora no es para arrepentir me. Las observo como una lección. Así que si me preguntan hoy si hay elecciones de las que me he arrepentido, diría que no, porque cada decisión que he tomado, ya sea mala o buena —y ha habido algunas ma las—, han sido una lección para mí, así que, realmente, no creo en los arrepentimientos. (Sin embargo, hay algunas malas elecciones de vestuario que cometí en la escuela secundaria, jajaja...).
—¿Cuándo te ha resultado imposible decidirte?
—Soy una persona muy decidida, así que, en realidad, no me resulta complicado tomar decisiones. Si lo hago, lo mantengo y sigo adelante. Soy muy consistente. No me torturo.
—¿Qué decisiones han marcado tu existencia?
—Definitivamente, creo que la de tener hijos fue, probablemente, la más importante de mi vida. Y también el hecho de que elegí tenerlos en mi casa. El parto en casa es intenso, pero me encantó porque, a través del proceso y al final del mismo, me sentí muy empoderada, como: “Soy fuerte”. Me preparó para los sentimientos: “Puedo ser madre. Dejaré que mis instintos entren en acción y sabré qué hacer”.