Rocío Carrasco ha contado que en los años posteriores a la muerte de su madre, su relación con sus hijos Rocío y David va poco a poco deteriorándose. "Yo no soy la madre que se le ha vendido a la gente, yo soy una madre cohartada. Y yo he sido una madre aterrorizada", ha dicho en el octavo capítulo de su serie documental. Después de sentarse la pasada semana en el plató para aclarar algunas de las dudas que habían surgido a raíz de sus declaraciones, este miércoles se ha retomado la emisión de las más de sesenta horas de grabaciones sobre los últimos veinte años de su vida.
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"Yo empiezo a tener pánico a los lunes, a esos lunes de regreso de los niños. Tres noches anteriores no duermo. El lunes desde que me levanto hasta que vienen los niños me lo paso en el baño, vomito, me dan ataques de pánico, me dan ataques de angustia... es que me aterrorizo que llegue un lunes las cinco de la tarde cuando los niños vienen. Fíjate lo fuerte que te estoy diciendo para que una madre tenga que decir eso de sus hijos", ha contado Rocío, que ya ha admitido en más de una ocasión que está medicada desde hace años porque sufre trastorno ansioso depresivo.
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Estas malas sensaciones relacionadas con la vuelta de sus hijos a su hogar las explica a través de diversos incidentes en los que Rocío Flores se le enfrenta o se encara ante ella, poniendo en duda su autoridad o las cosas que se le han contado. Es el caso de una ocasión en la que la niña, que tenía entonces trece o catorce años, llega a casa con unos collares que su madre le pide que se quite. Lo hace, aunque a regañadientes, y cuando vuelve de nuevo de casa de su padre lleva otra vez los accesorios. "Lo primero que me dice es: 'Me ha dicho Olga que qué mala madre eres, que no me dejas ponerme collares'. Esto habrá a quien le parezca una chorrada, pero en mi caso no es más que una muestra de lo que sucedía. Ella quería ropa que no le pertenecía por edad y cada vez que venía de estar con el padre traía ropa que no le pertenecía. Y yo le decía 'Ro, esto es para que me lo ponga yo. Esto no es para una niña'. 'Pues me lo ha comprado Olga y me ha comprado siete más'", ha relatado.
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No es el único enfrentamiento que recuerda y por el que culpa a Antonio David y su mujer: "Al final es una situación que tú ves que por mucho que tú luches, por mucho que tú hagas, tú llevas todas las de perder. El tema de su hermano ya se lo habían dicho, que su hermano estaba enfermo por mi culpa porque yo bebía y fumaba durante el embarazo". "El niño no podía ver que ella me faltara al respeto, se metía al medio. Le decía 'a mamá no le chilles, a mamá no la insultes'. Entonces ella tomaba represalias contra el niño. Cuando ella me ve que yo estoy volcada en él me dice: 'Ahora sí te preocupas, ¿no? Pero el niño está enfermo por tu culpa que me lo ha dicho a mí mi padre'", ha asegurado Rocío Carrasco que le decía su hija.
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"¿Cómo se vive ante eso?", ha preguntado Rocío, emocionándose en más de una ocasión ante el relato. "Y cuando la niña me veía llorando me decía 'ya me advertía mi padre, se va a hacer la víctima y va a llorar'. Y eso te lo decía mirándote a los ojos, y era como Jekill y Mr Hyde, porque era una belleza rubia con unos ojos azules y preciosos, y guapísima. Y de repente esa cara de ángel se transformaba en un demonio. En cuestión de milésimas de segundo, en el momento en el que entraba la información y le pasaba por la cabeza la información del padre", ha comentado la hija de Rocío Jurado, haciendo referencia a Antonio David. "Y me preguntas cómo vivía el día a día, pues lo vivía aterrorizada", ha añadido.
"Mi hija me decía de todo", ha asegurado Rocío, enumerando una serie de insultos. "Que yo nunca la he querido, que yo nunca la he atendido, que yo nunca la he llevado al médico, que yo nunca me he preocupado por sus estudios, me dan asco tus besos...", todas estas frases son las que la protagonista de la serie documental ha mencionado. También ha recordado un incidente con un cuchillo, que no quiso denunciar ni mencionar en el juicio que tuvieron a posteriori para no dificultar las cosas para Rocío Flores.
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Después de que la demanda de Antonio David para cambiar las medidas de la custodia saliera mal, Rocío Flores se enfrenta a su madre tras discutir con su hermano menor: "En mitad del pasillo empezó a decirme 'Pégame, venga pégame (...)' y se me echaba encima, y me daba con el hombro. Hay una agresión que ella me hace con un cuchillo. Yo lo único que quería era que ella se diera cuenta de que eso no era bueno de ninguna de las maneras. Lo que pasa es que luego en menores dije que había sido sin intención porque no quería ser la culpable de que a ella le cayeran más cosas", ha dicho la hija 'La más grande'. En otra ocasión, encuentra a la que fuera después concursante de Supervivientes en su habitación, fumando: "La reprendo porque esté fumando primero, y luego que esté fumando en la habitación. Entonces pegó una calada al cigarro, me miró otra vez y lo apagó en el colchón y me dijo: 'La próxima vez lo hago contigo y quemo la casa contigo dentro'".
Las palabras de Fidel Albiac horas antes de emitirse el episodio