pedro trapote junto a su familia© GTres

Así es la finca sevillana donde Pedro Trapote Jr. cumplió su sueño de ser ganadero

Su padre y su mujer, Begoña García Vaquero, abrieron a ¡HOLA! las puertas del cortijo, que había pertenecido a Antonio Ordóñez


Actualizado 28 de abril de 2021 - 17:48 CEST

Pedro Trapote Mateo, el hijo del empresario Pedro Trapote, murió ayer en su finca sevillana de Las Majadillas, situada en El Castillo de las Guardas. Aunque todavía se desconocen las causas de su fallecimiento, se baraja la posibilidad de que fuera a causa de un infarto. Fue en el año 2000 cuando tomó una decisión firme: cambiar de vida, alejarse de Madrid y trasladarse a Sevilla para cumplir su sueño de ser ganadero de toros bravos.

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En esta aventura contaba con la complicidad de su padre, muy aficionado a la Fiesta, tanto que se definía a sí mismo como “un loco de los toros”. El propietario de conocidos templos de la noche madrileña, como Joy Eslava o Teatro Barceló, adquirió junto a su hijo la mencionada finca de Las Majadillas y otra más, en la localidad sevillana de Constantina, que había pertenecido a Antonio Ordóñez, Los Tinahones, con los toros y el hierro correspondiente.

© GTres

En mayo de 2005, Trapote padre y su mujer, Begoña García Vaquero abrieron a ¡HOLA! las puertas de este fabuloso e histórico cortijo, que habían comprado cinco años antes a los herederos del maestro de Ronda.

El empresario admitía entonces que con la adquisición de esta finca y sus reses, había visto plasmada una de sus mayores ilusiones, que gracias a su hijo estaba haciendo realidad. “Me di cuenta de que esa ilusión mía por estar cerca del mundo del toro iba a poder tener continuidad con mi hijo Pedro, al que he encargado la gestión de las dos fincas que tengo en Sevilla”, declaraba a ¡HOLA! el “dueño” de las noches de Madrid.

Trapote reconocía que la compra de la finca le llevó dos años, ya que la mayor complejidad la encontró “a la hora de poner de acuerdo el usufructo de la viuda de Antonio Ordóñez con la herencia de sus hijas y sus nietos”.

© Archivo ¡HOLA!

© Archivo ¡HOLA!

© Archivo ¡HOLA!

© Archivo ¡HOLA!

© Archivo ¡HOLA!

El cortijo, con un cercado de veintiséis kilómetros de piedra y una superficie de dos mil metros cuadrados construidos, fue redecorado por Lorenzo Queipo de Llano, que, tal y como nos comentaba Trapote, tenía un estilo colonial inglés pero “sin perder el sabor taurino”. Además, el padre del ganadero, gran admirador de Ordóñez y de sus nietos Francisco y Cayetano, quiso hacer un homenaje a la figura de Antonio Ordóñez “con los cuadros y las más de quinientas fotografías —todas en blanco y negro de treinta por cuarenta— que he ido recopilando de todos los fotógrafos taurinos de España. He hecho auténticos tapices”, nos decía.

Ese mismo año, Pedro hijo confesaba que la ganadería que había adquirido con Los Tinahones, de encaste Atanasio, le tenía muy ilusionado, “porque han llegado por aquí toreros que, o bien ya conocían el encaste o porque no lo conocían, pero se han sorprendido de la bravura”, aseguraba en el portal taurino Sevillatoro.