En el caso de Nieves Álvarez , la expresión ‘mamá modelo’ puede usarse en sentido literal. Sus tres hijos: Adriano, de quince años, y los mellizos, Brando y Bianca, de trece, han crecido sabiendo que su madre es una famosa top model que protagoniza portadas y desfila en las pasarelas internacionales más prestigiosas. Pero eso no significa que Nieves no les prepare la cena, los ayude con los deberes o los acompañe a los partidos, igual que hacen las madres de sus compañeros. En casa, Nieves es madre a tiempo completo y, por eso, ahora que se acerca el día de las felicitaciones, de las flores y las tarjetas en las que los hijos escriben lo que a veces no se atreven a decir de palabra, hemos querido conocer a Nieves Álvarez cuando deja de ser Nieves Álvarez y se convierte en ‘mamá’ y le hemos pedido permiso para acompañarla en un día de chicas con su hija, Bianca .
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Esta belleza de trece años es la mezcla perfecta de Nieves y Marco Severini , el atractivo fotógrafo italiano con el que Nieves contrajo matrimonio en Bali, en el año 2002 y con el que estuvo casada hasta 2015. Bianca tiene unos expresivos ojos negros y una sonrisa muy dulce, heredada de su madre, y también el carácter alegre de los italianos. Nieves y Bianca son dos enamoradas de los caballos y suelen montar juntas los fines de semana. Este lluvioso domingo de abril, a pesar del mal tiempo, han seguido adelante con su plan preferido y nos han citado en una preciosa finca de Aranjuez, propiedad de unos amigos suyos, para que podamos verlas en acción; dos amazonas valientes, cómplices y divertidas que forman un equipo ganador, a prueba de chaparrones.
“Bianca es la creatividad en persona, es niña, femenina, una mujer. Con ella tengo mucha complicidad; una relación intensa y compleja, como todas las madres e hijas”
—Nieves, háblanos de tus hijos, de tus tres amores.
—Mis tres amores son tres niños maravillosos, criados con los mismos valores, con la misma educación, bajo el mismo techo, pero tan distintos…
“Yo educo a mis hijos por igual, sin discriminaciones, con los mismos derechos, las mismas responsabilidades, pero, por supuesto, tienen distintas personalidades y necesidades. Por ejemplo, Adriano es pura adrenalina , deporte puro y, sobre todo, es un chico muy bueno. Brando es el que analiza todo, pregunta el porqué de cada cosa, él es el pensador, le llamamos ‘el filósofo’ de la casa, tiene mucho carácter, es un chico superdivertido porque te razona las cosas de manera muy inteligente. Y luego, Bianca, que es la creatividad en persona, es niña, femenina, una mujer. Con ella tengo mucha complicidad; una relación intensa y compleja, como todas las madres e hijas”.
Madre de familia numerosa
—Fue inolvidable aquella portada que hicimos cuando nacieron los mellizos, hace trece años ya. ¿Cómo recuerdas tú aquellos tiempos?
—Bueno, lo recuerdo como un regalo, porque no había nada más bonito que mis niños, y además ya tenía a Adriano cuando nacieron Bianca y Brando, pero, por supuesto, con miedo, porque pensaba: “Pero vamos a ver, si ya a veces es difícil organizarme con uno, ¿cómo voy a hacer con tres?”. Me repetía: “Soy familia numerosa…”.
Viví aquellos meses con miedo porque era un embarazo de cierto riesgo y mi ginecólogo me advirtió que era posible que engordara muchísimo y yo decía: ‘Bueno, pues lo que sea’. Al final engordé mucho menos que con Adriano.
Es verdad que nacieron muy pronto, en la semana treinta y cuatro, muy chiquititos: uno pesaba uno ochocientos y el otro, uno novecientos; no fueron a la incubadora por los pelos. Pero bueno, estaban sanos y, después de ese miedo que pasé durante esos últimos meses de embarazo, llevé mejor los primeros meses.
“Mis tres amores son tres niños maravillosos, criados con los mismos valores, con la misma educación, bajo el mismo techo, pero totalmente distintos”
—¿Cómo los viviste?
—No hacía más que darles el pecho, casi no salía de la habitación y Adriano todavía era muy pequeñito. Pero la verdad que los recuerdo como enormemente felices, Adriano era buenísimo, y estos dos, también, así que fueron unos niños muy fáciles de cuidar.
—¿Y no tuviste nunca la tentación de dejar tu carrera o de cambiar de vida?
—Cambié mi estilo de vida, porque yo antes vivía por y para mi trabajo. Lo que pasa es que yo creo que cada cual tiene que tomar las decisiones que le hacen feliz en cada momento y para mí mi vida profesional es también muy importante. Yo reduje el ritmo de trabajo, pero sabía que, igual que otros miles de mujeres que no se dedican a mundo de la moda y se dedican a otros tipos de trabajo y están tan ocupadas como yo, pues que lo podía compaginar, que podía ocuparme de mis hijos y que podía seguir enriqueciéndome con mi vida profesional.
La edad de la rebeldía
—¿Cómo te apañas ahora con tres adolescentes en casa?
—Pues Adriano, que va a cumplir dieciséis, no me da ningún problema, es divertido, me río un montón con su música horrorosa que me pone a todas horas y Brando todavía no está en momento adolescente. Bianca está en ese momento de la adolescencia de búsqueda, de necesidad de independencia, en la que quieres tener tus espacios privados, pero todavía no tienes edad para tener esa libertad. Además, todo se ha adelantado con respecto a nuestra época, es decir, que si nosotras empezábamos a salir con dieciséis o diecisiete años, ellas quieren salir ya, con trece. Entonces intentar educarles es decir: “Yo no te estoy prohibiendo nada, pero no tienes que adelantar las cosas, cada cosa tiene su tiempo y tienes que vivirlas cuando te tocan”.
“Cuando nacieron mis hijos, reduje el ritmo de trabajo, pero sabía que, igual que otros miles de mujeres, lo podía compaginar, que podía ocuparme de mis niños y seguir enriqueciéndome con mi vida profesional”
—A pesar de que Marco y tú os separasteis hace unos años, siempre habéis vivido en el mismo edificio, para que los niños os tuvieran a los dos muy presentes y muy cerca, ¿crees que ha sido una buena decisión ahora que han pasado los años?
—Ha sido la mejor, mis hijos están felices, siempre nos tienen al uno y al otro y, además, él y yo no tenemos ningún problema, Marco es un padrazo y somos grandes amigos. La verdad es que yo le quiero mucho, es el padre de mis hijos, y, como siempre digo a todas aquellas que hemos pasado por una separación y tenemos hijos, estás unida a esa persona para el resto de tu vida, a no ser que hayan pasado cosas muy graves. Yo conocí a Marco con diecinueve años, me separé con cuarenta y uno, ¿cómo vas a dejar de querer a una persona con la que has vivido tantas cosas?, ¿cómo vas a dejar de tener relación con una persona que también ha sido una parte muy importante de tu vida y con la que tengo las tres cositas más bonitas de mi vida? Es que yo prefiero hacerlo fácil y hacerlo bien.
—Decías que Bianca es la más creativa de tus hijos, ¿en qué sentido lo dices?
—A Bianca le gusta la música, le gusta la moda, la arquitectura… Desde muy pequeñita pintaba fenomenal y bailaba flamenco de maravilla. Ahora ya no baila flamenco y, en cambio, monta a caballo, pero tiene una parte creativa muy desarrollada y se le da muy bien todo lo que sean manualidades.
—Ahora, las chicas jóvenes tienen grandes ideales, las hay que son ecologistas, feministas o se van de voluntarias a lugares donde hay problemas humanitarios, ¿por qué camino ves a Bianca?
—Yo creo que ella ha heredado los valores de su madrina, Laura Cisneros, que es una persona superindependiente que defiende los derechos de las mujeres. Bianca siempre dice: “Mamá, yo no me voy a casar”. Ja, ja, ja.
—Pero es bueno que sea independiente, incluso dentro del matrimonio y que sepa tener su propia autonomía.
—Claro, porque al final, en una relación, nadie es propiedad de nadie, las relaciones tienen que ser sanas y tienen que respetar los espacios de cada uno. Me gusta que lo tenga tan claro. El otro día decía: “Yo voy a ser la CEO de una empresa”, y yo: “Hija, pues muy bien”.
—¿Es muy diferente educar a una niña y a un niño?
—Sí, muy diferente, porque de verdad los chicos son mucho más sencillos. También tienen sus inquietudes y sus problemas, pero es que las mujeres somos complicadas. Incluso las conversaciones que les oigo con sus amigos no tienen nada que ver con las conversaciones de Bianca con sus amigas, yo me río muchísimo cuando estoy con ellas.
Bianca: “Lo que más admiro de mi madre es que es muy positiva y que, a la hora de afrontar los problemas, siempre los lleva con mucha fuerza”
—¿Sus amigos saben quién es su madre? ¿Qué les parece a tus hijos tener una madre tan guapa?
—Ja, ja, ja. Algunas veces me dicen: “Mamá, no vengas al colegio porque luego todos vienen a mirarte”.
—A Bianca y a ti os gusta montar a caballo y hacer marcha nórdica. ¿Qué es eso?
—Marcha nórdica es coger los palos y ponerte a caminar, caminar y caminar por la Casa de Campo, por la sierra, por Navacerrada y toda esa zona. A mí me encanta porque mi padre es de Cercedilla y, a veces, nos llevaba a caminar, decía: “¡Vamos a recorrer los Siete Picos!”.
Con Bianca, voy a montar a caballo los domingos y luego ella me acompaña al gimnasio, porque soy superadicta a mi método de entrenamiento, Tracy Anderson. Su plan preferido es acompañarme al gimnasio, a veces, me espera en la salita, con su ordenador, haciendo deberes, y luego le encanta que la invite a comer una ensalada al sitio de al lado. Y, después, volvemos caminando a casa, vamos de shopping o de window shopping.
“Hay que tener humildad”
—Cuando eras un poco mayor que Bianca, tú sufriste anorexia y escribiste un libro que ayudó muchísimo a un montón de chicas. Ahora que eres madre, ¿cómo aconsejarías a otras madres que están viviendo una situación así?
—Pues lo que no hay que hacer es forzar y, sobre todo, lo que hay que hacer es observar mucho a tu hija y pedir ayuda, como hizo mi madre.
Cuando eres adolescente, es normal, todas pasamos por el cambio de cuerpo, que pasas de niña a mujer, las hormonas y ese momento en el que piensas que estás engordando, y no es que estés engordando, es que tu cuerpo está cambiando. Como padre, tienes que estar muy pendiente en ese momento y saber que es una enfermedad que va mucho más allá y sucede por inseguridades o problemas mucho más profundos que el simple deseo de estar delgada.
“A Bianca le gusta la música, la moda, la arquitectura… Desde muy pequeñita, pintaba fenomenal y bailaba flamenco de maravilla”
—Es un problema más difícil de resolver.
—Claro, por eso siempre digo que no hay trucos y escribí ese libro como una ventana a la esperanza y para dar un poco de luz a quien está metido en ese túnel donde ves que no hay salida. Es decir: “Chicas, chicos, sí que hay luz, se sale y no hay secuelas, yo no tengo ningún tipo de secuela, pero hay que pedir atención profesional porque es muy complicado”. Imagino el duro trance por el que pasan las madres que se enfrentan a este problema, porque mi madre lo pasó muy mal y fue un apoyo fundamental para mí.
—¿Y a ti, Nieves, qué te gustaría hacer de mayor?
—Hombre, yo mayor ya soy. Me sigue apasionando mi profesión y la moda tiene tantas aristas por descubrir… A lo largo de estos treinta años, he ido haciendo todo lo que toca en esta profesión y he sabido subirme al tren cuando han surgido oportunidades importantes, como, por ejemplo, la televisión. Llevo ya ocho años en Flash moda . Ahora, por ejemplo, se me ha dado una oportunidad para hacer una colaboración con The StringCollection y estoy diseñando una colección cápsula de sus chaquetas, he hecho cuatro chaquetas americanas y cuatro de punto, y algunas de ellas están pensadas para que mi hija me deje de robar las cosas de mi armario.
He estado años diseñando ropa de niños, y esa aventura, desgraciadamente, se acabo durante la pandemia. Pero, bueno, tengo muchas ilusiones y proyectos que espero poder dar a luz a lo largo de ese año o el año que viene.
—Y en cuanto al amor, ¿qué consejos le das a Bianca?
—Pues yo siempre digo que se respete a sí misma, que se haga respetar. Eso es lo más importante, que, en las relaciones, el amor es tan bonito… Yo no quiero dejar de creer en el amor, pero siempre basado en el respeto y la admiración. Enamorarse es precioso, pero sentir admiración por la persona que tienes al lado yo creo que es increíble. Cuando ella me dice esas cosas de: “Yo no me voy a casar, porque los chicos…”, le digo: “Ya verás, Bianca, el día que llegues aquí loca de amor, y el día que vengas llorando porque te han roto el corazón”.
Conversamos con Bianca Severini, una guapa amazona de trece años
Mientras hablamos con Nieves, Bianca ha estado montando a caballo por la pradera. Ahora el cielo se ha cubierto de nubarrones grises y nos ponemos a cubierto. En las cuadras huele a hierba, a tierra mojada. Aprovechamos para charlar con Bianca mientras ella se ocupa de dar pienso y agua a su caballo. Nieves nos acompaña, bromea con su hija y, orgullosa, cuando ella no nos oye, nos dice: “Está preciosa, verdad?”.
—¿Cuál es tu lugar favorito del mundo, Nieves?
—Es que yo soy una mujer que pertenece a muchos sitios. Pero me gusta mucho Bali, me gusta Ibiza y, por supuesto, me gusta mucho mi Madrid, soy superfeliz aquí en mi ciudad.
“Sobre el amor, le digo que se respete a sí misma y que se haga respetar. Yo no quiero dejar de creer en el amor, pero siempre, basado en el respeto y la admiración”
—¿Y tú, Bianca, si no vivieras en Madrid, dónde te gustaría vivir ?
—Uno de los sitios donde me gustaría vivir es en Nueva York, porque, hace unos años lo visité con mi familia y me gustó mucho.
—¿Cuál ha sido el viaje más maravilloso que habéis hecho las dos juntas?
—Uno de los viajes que más me ha gustado es cuando fui con mi madre a París en julio y pude ver cómo trabajaba con Stephan Rolland, y me lo pasé muy bien.
—¿Qué es lo que más os gusta hacer juntas?
—Lo que más me gusta hacer con ella es o dedicar tiempo a la moda, ir de «shopping» o pasar tiempo juntas.
—¿Cuál es tu plan perfecto un día normal, Nieves? Por ejemplo, el domingo, que es el Día de la Madre, ¿cuál sería un plan perfecto para ti?
—Madrugar, irme con mi niña a montar a caballo, regresar a casa y, luego, seguramente pues coger a mis tres niños e ir a ver a la gran jefa, que es mi madre. Es un plan que, además, ahora, como todos, lo echamos mucho de menos porque no los podemos ver tanto y yo creo que ellos están con mucho miedo. A veces, nos acercamos, los saludamos desde lejos y nos volvemos.
Bianca: “Mis hermanos y yo, como todos, a veces nos llevamos bien, a veces mal, pero nos queremos mucho y siempre nos ayudamos”
—¿Qué tal te llevas con tus hermanos, Bianca?
—Mis hermanos, como todos, a veces nos llevamos bien, a veces, mal, pero nos queremos mucho y siempre nos ayudamos.
—¿Cómo has vivido el confinamiento? ¿Qué es lo que más echabas de menos?
—El confinamiento, al principio, fue duro, tenía miedo. Pero luego me fui acostumbrando a la situación. Lo que echaba de menos era a mis abuelos y mis amigos, porque no podía visitarlos.
—¿Qué causas te preocupan, Bianca?
—Me preocupa el deterioro del medio ambiente y que la sociedad se está volviendo muy agresiva.
—¿Y para ti, Nieves, quién es tu referente? Cuando tienes una decisión que tomar, ¿en quién te apoyas?
—Mis padres son esenciales en mi vida, mi padre y mi madre, no hay nadie que me dé mejores consejos. Luego, tengo la gran suerte de poder contar con un grupo de amigos, tengo pocos, pero son muy buenos. A los íntimos y a los buenos, buenos son a los que pido consejo, pero, como el consejo de una madre, no hay ninguno. Yo siempre se lo digo a mis hijos: “Chicos, los amigos van y vienen, pero los padres siempre estamos ahí para lo bueno y para lo malo, para llorar, para reír, para alegrarnos, para todo”.
“Me preocupa el deterioro del medio ambiente y que la sociedad se está volviendo muy agresiva” (Bianca)
—… O para robarles ropa del armario. ¿Le robas la ropa a tu madre, Bianca?
—Sí, a veces me dedico a entrar en su armario a cogerle la ropa prestada, sin permiso.
—¿Tus amigas saben quién es tu madre?
—La mayoría de mis amigas sí la conocen, o cuando no lo saben y se lo digo, se quedan sorprendidas, y la admiran y admiran su trabajo.
“Conocí a Marco con diecinueve años y me separé con cuarenta y uno, ¿cómo voy a dejar de querer a una persona que ha sido una parte muy importante de mi historia y con la que tengo las tres cositas más bonitas de mi vida?”
—¿Y tú qué es lo que más admiras de tu madre?
—Que es muy positiva y que, a la hora de afrontar los problemas, siempre los lleva con mucha fuerza.
—¿Te da buenos consejos?
—Siempre me dice que nunca me rinda y que con dedicación y positividad siempre lograré lo que me proponga.