Las declaraciones de Rocío Carrasco en su visita al plató de Telecinco en directo no han dejado indiferentes a nadie. Tras la decisión de Mediaset de hacer un pequeño parón en la emisión de Rocío, contar la verdad para seguir viva para que la protagonista pudiera dar en directo las explicaciones a las diferentes opiniones que se estaban formando, entre ellas su nula relación con su hija. Después de narrar el incidente que causó el distanciamiento entre ambas, ha querido explicar los motivos por los cuales no se ha producido una llamada telefónica después de que Rocío Flores se lo pidiera en varias ocasiones de manera pública, la última vez la pasada semana en El Programa de Ana Rosa. Ante la esperada pregunta de Jorge Javier Vázquez, la hija de 'La más grande' daba sus motivos: "Ni estoy preparada ni creo que ella esté preparada y creo que no es ni el lugar ni el momento". Después de nueve años sin mantener ningún tipo de contacto, Rocío Carrasco mantiene un hilo de fe al asegurar que: "No me gustaría perder esa esperanza". También ha querido dejar claro que nunca le ha dicho a su hija "aquí no llames más, ya no soy tu madre" como se ha asegurado a lo largo de estos años en los platós de televisión.
A lo largo de la conversación y entre lágrimas, confesaba pensar mucho en su hija y afirmaba tener todavía un gran sentimiento hacia ella. "Ese vínculo es algo que no se puede romper por mucho que lo hayan intentado, ese vínculo no se puede romper", aseguraba tras las pregunta de Carlota Corredera al respecto. Jorge Javier aprovechaba para saber cómo conseguía convivir con ese sentimiento y si lo tenía 'hibernando'. "Ahora está enterrado o solapado o está invisible pero el vínculo sigue, ese vínculo no me lo va a quitar nadie, ese vinculo está", sentenciaba. Frente a Carlota Corredera y Jorge Javier Vázquez, la protagonista se ha sentado para aclarar todas las dudas que ha creado los siete episodios de Rocío, contar la verdad para seguir viva, que se han emitido hasta el pasado miércoles.
Los primeros minutos de su relato dejaban helados a los que estaban presentes en plató ya que su entrevista empezaba con el incidente que tuvo lugar el 27 de julio de 2012, el último día en que se vieron madre e hija. "Ese día pasa que Rocío me agrede y yo termino en un hospital", sentenciaba a lo que añadía que decidía explicarlo por primera vez porque "es algo que se sabe, se ha sabido públicamente". "Yo lo digo en el documental pero como todavía no se ha visto lo voy a decir hoy: Rocío ha sido verdugo porque antes fue víctima", confesaba. Con silencio descomunal en la sala, la hija de 'La más grande' seguía explicando su experiencia centrándose en el conflicto con su hija. "Ha sido víctima y ha sido víctima incluso más vulnerable que yo", aclaraba Rocío Carrasco antes de culpar nuevamente a su exmarido, Antonio David Flores, de ser el responsable de que su hija actuara de esa manera. "Yo estoy contando este episodio de mi vida tan terrorófico y tan horroroso, porque sin él yo no puedo contar la magnitud del monstruo que es su padre, porque este episodio es su obra maestra para terminar de matarme, entre comillas. Bueno, entre comillas no", alegaba.
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La petición de su hija
Rocío Flores, en su segunda semana como colaboradora en El Programa de Ana Rosa, estallaba ante la vorágine de comentarios y la presión centraba en su figura que ha ido in crescendo conforme se desarrolla y avanza el documental. La semana pasada se vivía en el plató donde defiende el concurso de Olga en Supervivientes, uno de los momentos más conmovedores cuando la colaboradora se dirigía a su madre a través de la cámara para hacer llegar su deseo de hablar con ella por teléfono. "Mamá, a tus hijos no te los ha arrancado nadie, tus hijos están aquí, tu hija y tu hijo. Levanta el teléfono y llámanos, habla con nosotros, siéntate con nosotros", rogaba Rocío entre lágrimas después de afirmar que había llamado a su madre el día anterior hasta en dos ocasiones. La hija de Antonio David Flores le ofrecía a Rocío Carrasco la oportunidad, nuevamente, de sentarse y aclarar las cosas porque, tal y como ella misma aseguraba: "No quiero más daño, más dolor... Ya no puedo más".