Fuego en el hielo, así podrían describirse las imágenes producidas en los últimos días en Francia. Pero no se trata de incendios, sino de una asombrosa técnica ancestral que utilizan los viticultores para salvar los viñedos de las heladas. Y es que, tras unos días de calor casi veraniego en la zona de Borgoña, a principios del mes de abril volvía el frío, con temperaturas que, por las noches, han llegado a descender hasta los cinco grados bajo cero, un brusco cambio de tiempo muy perjudicial para los viñedos . Para intentar salvarlos, se encienden braseros, antorchas y se queman fardos de paja para aumentar así la temperatura en los cultivos y evitar que las heladas acaben con los brotes, dando como resultado una estampa impresionante de sus campos por las noches.
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Esta práctica no es algo nuevo, ya que se realiza desde la época de los romanos, de quienes ya se tiene constancia que quemaban restos de la poda o combustible para proteger sus viñedos de las heladas. Por suerte, este fenómeno no se da todos los años y la última vez que las cosechas se vieron amenazadas por el frío y tuvieron que recurrir a estas técnicas fue en 2016.