Es una de las participantes más queridas de la cuarta edición de Maestros de la Costura , donde quedó finalista, y acaba de desfilar para Ángel Schlesser en la Madrid Fashion Week, después de tres años sin subirse a una pasarela. Antes de querer dedicarse a la costura, Yelimar Moreno compaginaba sus estudios de publicidad con su trabajo como modelo en su país, Venezuela. Pero su vida cambió radicalmente en 2014 debido al traumático accidente de tráfico que sufrió junto a su marido. Regresaban a casa tras una reunión familiar cuando unos delincuentes lanzaron objetos punzantes a la carretera, explotaron las ruedas delanteras y perdieron el control del vehículo, que chocó contra unas columnas. A consecuencia del terrible impacto –que los ladrones aprovecharon para robar todo lo que pudieron- Yelimar perdió la pierna derecha y su marido ambas extremidades.
En 2018 se trasladaron a España “en busca de una mejor calidad de vida tanto para nosotros, como para nuestros familiares en Venezuela. Somos uno más de tantos venezolanos profesionales por el mundo en busca de vivir más tranquilos y de integrarnos en una sociedad que nos permita apoyarnos mutuamente en el sentido de aportar todo lo que podamos al país que nos está acogiendo” nos cuenta Yelimar, que eligió ver siempre la copa medio llena, a pesar de lo dura que ha sido su lucha. “Solo tenemos una vida y hay que disfrutarla de la mejor manera que podamos. A veces con mucho, a veces con poco, pero valorando cada cosa. Salir de nuestra zona de confort es difícil pero nunca sabremos si podemos hacer algo si no lo intentamos. Yo soy de las que prefiere intentarlo y fracasar, que no hacer nada y tener la duda de qué hubiese pasado”.
“Mi marido y yo sufrimos un accidente de tráfico en el 2014 a consecuencia del cual a él le amputaron ambas piernas, y a mi la pierna derecha. Debimos afrontar numerosas intervenciones quirúrgicas, meses de rehabilitación y luego aprender a caminar de nuevo con el uso de una prótesis”
Yelimar, si tuvieras que definirte ¿Qué destacarías de ti?
Destacaría mi fortaleza, mis ganas de vivir la vida de la mejor manera posible, la actitud que pongo a todo lo que quiero hacer y, por supuesto, los valores que me ha enseñado mi madre: humildad y respeto.
¿Qué ha significado para ti el paso por Maestros de la Costura?
Además de ser un sueño hecho realidad, ha sido una experiencia hermosa que recordaré siempre en mi corazón. Para mí tiene un valor incalculable que me brindaran la oportunidad de estar allí y compartir con mis compañeros, llevarme grandes amigos y recibir tantas muestras de cariño; es como si estuviese en una burbuja. Aparte de todo eso, me ha permitido reivindicar que realmente tengo una gran pasión por la costura, que quiero seguir haciendo el resto de mi vida, y por supuesto, me están dando bases, como poder aprender el Método Eometric para comenzar a materializar mi sueño.
¿De quién heredaste tu pasión por la costura?
Mi madre, sin duda, ha sido la mayor inspiración. Ella es modista y se ha dedicado toda la vida a ello. Con su trabajo logró sacarme a mí y a mis hermanos adelante. Ese amor con el que ella se levantaba cada día a coser creo que se quedó grabado en mí. Por ello, siento que la costura ha estado presente siempre en todos los momentos de mi vida.
“Salir de nuestra zona de confort es difícil pero nunca sabremos si podemos hacer algo si no lo intentamos. Yo soy de las que prefiere intentarlo y fracasar, que no hacer nada y tener la duda de qué hubiese pasado”
Ahora, ¿por dónde te gustaría seguir, qué quieres hacer?
Me gustaría profesionalizarme en el sector de la moda. Quiero crear marca con el sello Yelimar Moreno, en la cual justamente me encuentro trabajando. Además, quiero seguir mi carrera de modelo, me gustaría ser parte del cambio, parte de la normalización de las personas con discapacidad en la industria de la moda, es una ventana para mostrar al mundo la diversidad de las personas.
Acabas de desfilar para Ángel Schlesser en la Madrid Fashion Week, ¿qué ha supuesto volver a subirte a una pasarela?
Estoy muy ilusionada y feliz de haber podido desfilar en un evento tan importante como la MFW. Para mí ha sido uno de los días gracias a los que podré decir que valió la pena tanto esfuerzo. Un día para demostrarme a mí misma, una vez más, que es importante luchar por las cosas que amamos. Quizás algunas tardan en llegar y otras serán más rápidas, pero al final, si confías en ti misma, todo se puede lograr.
¿Hacía cuánto que no desfilabas?
Aunque tras el accidente tuve la oportunidad de desfilar en Venezuela para una marca local, llevo tres años sin desfilar. Por cierto, es mi primer desfile en España.
El mensaje de superación que transmites es muy importante también para otras personas. ¿Desde cuándo lo ves así?
Al principio de mi accidente no me lo tomaba como un referente de inspiración para otras personas. Básicamente estaba enfocada en mi recuperación, compartía parte de ello en mis redes sociales. Luego, poco a poco, me fui dando cuenta de que mi actitud estaba dejando un buen mensaje en las personas que me conocen. Recibía muchos mensajes de personas en situaciones difíciles que me decían que les inspiraba a seguir y desde ese momento he querido mostrar que, por muy difícil que se pongan las cosas, todo se puede superar y que para ello es muy importante el amor propio, la determinación y la actitud que le pongas en la vida.
“Mi hijo es todo para mí, es un niño realmente amoroso, que me regala cada día muchísimas sonrisas que me alegran el alma” dice Yelimar, que fue madre hace un año
En todo este proceso has tenido que pasar momentos muy duros.
Ciertamente he pasado momentos muy duros, meses de dolor, un cambio de vida radical de un día a otro, pero todo eso quedó en el pasado. Me gusta siempre pensar en el futuro y en lo que vendrá. Algo que hago mucho es visualizar mi vida, lo que quiero lograr, y lo que hago es trabajar fuerte para conseguirlo. Aunque he pasado momentos muy duros, también he tenido momentos maravillosos y siempre trato de enfocarme en el lado positivo.
¿Puedes contarnos qué te sucedió? ¿Cuál es tu historia, que también es la de tu marido?
Mi marido y yo sufrimos un accidente de tráfico en el 2014 a consecuencia del cual a él le amputaron ambas piernas, y a mi la pierna derecha. Este suceso, sin duda alguna, nos cambió la vida. Debimos afrontar numerosas intervenciones quirúrgicas, meses de rehabilitación y luego aprender a caminar de nuevo con el uso de una prótesis. Decidimos aceptar esta nueva situación y aprender a vivir con un nuevo estilo de vida, el cual puedo decir que hoy en día llevamos muy bien. El apoyo de nuestras familias nos permite seguir adelante, enfocarnos solo en el lado positivo y en buscar una solución. Hoy en día ambos somos personas independientes y tenemos un hijo. Buscamos la manera de ser felices.
Cuando sucedió esto trabajabas como modelo. ¿Cuánto te costó volver a aceptarte a ti misma?
En el momento del accidente me encontraba terminando mi licenciatura de Publicidad y trabajaba como modelo y la verdad es que desde el primer momento acepté que había perdido una pierna. Me enfoqué tanto en recuperarme y en caminar nuevamente, que no le dediqué tiempo a lamentos, solo quería buscar soluciones, así que aceptarme tal cual soy ahora para mí no fue una tarea difícil. Creo que después de tanta lucha, tanto esfuerzo por independizarme de nuevo, me hacen valorarme aún más y no avergonzarme de mi condición.
¿Qué te ayudó a sobreponerte de lo que te había sucedido?
Sin duda alguna la familia. Tanto mis familiares como los de mi esposo nos arroparon con tanto amor, esfuerzo y dedicación que no dejaban espacio a que pensáramos cosas que no debíamos. Más bien nos alentaban a que todo estaría bien. Todo fue un trabajo en equipo día y noche para que nosotros lográramos recuperarnos. Creo que ver esas muestras de amor tan grandes y tan bonitas nos ayudaron a salir de esta situación.
El rencor, el enfado… ¿nunca han formado parte de ti?
Al principio es natural hacerte preguntas de “por qué a mí”. Pero tengo una visión más allá de quedarme con lo negativo. Ciertamente no podemos controlar las cosas que nos pasan en la vida, pero sí podemos controlar cómo afrontarlas y desde el minuto uno decidí tomar el control de la situación y no que la situación me controlara a mí. Así que, básicamente, hice un balance de qué podía conseguir con sentimientos tan malos como el rencor o el enfado por algo que yo no provoqué. Podía lograrlo aceptando esa situación y cambiándola para bien, creo que es lo que me permitió enfocarme en lo bueno y apartar lo malo.
¿Tú marido también ve las cosas con tanto optimismo como el que tú transmites?
Mi marido no deja de darme lecciones a mí cada día. Es una persona con un ímpetu, una fuerza, un alma tan noble que puedo decir que es mi gran apoyo. Quizás el hecho de compartir una misma condición con él hace que nos entendamos perfectamente. Él, al igual que yo, se ha adaptado a este nuevo estilo de vida, ambos buscamos siempre la felicidad, somos amantes de la vida y eso nos hace valorar cada minuto de ella.
“Hice un balance de qué podía conseguir con sentimientos tan malos como el rencor o el enfado por algo que yo no provoqué. Podía lograrlo aceptando esa situación y cambiándola para bien, creo que es lo que me permitió enfocarme en lo bueno y apartar lo malo”
¿Rendirse nunca fue una opción para ti?
La verdad es que vi toda esa situación desde la perspectiva de que tenía una segunda oportunidad de vida. Por supuesto quería aprovecharla al máximo, así que rendirme nunca pasó por mi mente.
¿La costura ha sido una buena medicina para ti, entonces?
Estar en casa en recuperación, sin poder hacer muchas de las cosas que antes hacía, me ha permitido dedicarme a la costura, encontrar en ella un medio de rehabilitación. La costura para mí es un momento de relajación, de sentir en ese momento que ocupaba mi tiempo en algo productivo para mí.
Tienes un bebé de un año, ¿qué ha traído tu hijo a tu vida?
Mi hijo es todo para mí, es un niño realmente amoroso, que me regala cada día muchísimas sonrisas que me alegran el alma. Desde que llegó a mi vida, solo ha traído felicidad plena, y ahora me hace luchar el doble por él y por mí.
¿Qué valores te gustaría inculcarle?
Honestidad, humildad, respeto, tolerancia, compañerismo.