Toda su vida Cristina Piaget ha sido una mujer luchadora, una sargento de caballería -como ella se describe- que ha sabido sacar adelante su carrera en la moda, donde fue una de las tops españolas que hizo historia en la década de los noventa; ha criado a su hijo sola y ha sabido reinventarse cada día a día. Ahora, está centrada en sus proyectos en el mundo de la interpretación, donde el año pasado debutaba como guionista y directora con la obra El Photocall y tiene varios proyectos en el horizonte como actriz -uno de ellos junto a su hijo, Paul, de nueve años, que se estrenará dentro de poco-. Pero la semana pasada volvía a subirse a la pasarela en Madrid Fashion Week, formando parte de un desfile muy especial. L’Oréal Paris y Ángel Schlesser rindieron un homenaje a todas las mujeres con motivo del 50 aniversario del eslogan “Porque nosotras lo valemos” y hablamos con Cristina sobre cómo ella lo vale, cómo ha vivido el último año, cuáles fueron los momentos más difíciles del confinamiento y con qué proyectos nuevos nos sorprenderá.
Cristina, ¿cómo viviste el desfile de Madrid Fashion Week de L’Oréal Paris y Ángel Schlesser con este mensaje tan potente que quiere transmitir?
Muy emocionada, como mis tres compañeras Cayetana y Francine Gálvez y Yelimar. ¡Madre mía, las palabras de Viola Davis que acompañaron el video que hicimos! Fueron una sacudida emotiva y una llamada a lo importante que es la autoestima. Que desde hace treinta años L’Oréal siga utilizando el mismo eslogan, “Porque yo lo valgo”, da qué pensar, ¿no? Regar la autoestima a diario es fundamental y como dice Viola en su manifiesto: “No es un destino es más bien un viaje”.
¿Cómo ha sido subir a esa pasarela?
Fue muy liberador formar parte porque cada una, con sus diferencias, por primera vez nos representábamos a nosotras mismas. Va de eso, de total inclusión. En mi caso, también parece que tienes que pedir perdón a veces por haber nacido más alta, más delgada… A cuántos directores de casting me he tenido que ganar demostrando que mi aspecto variaba según el personaje, que yo tenía esa capacidad de cambiar mi imagen al servicio de una historia. Las ‘guapas” también lo hemos sufrido limitándonos siempre a ese papel en el cine y en la vida. Ahora todas tenemos que ir cada una con lo que es con la cabeza bien alta. Hay cabida para todas en la moda, como dice mi gran Juan Carlos Mesa, creativo de Schlesser: “No hay visión de belleza única que se adapte a todo el mundo”. En el desfile, se puso en manifiesto el valor de la mujer independientemente de su edad, estilo o físico.
“A veces se me han cerrado puertas en lo que más amo, la interpretación, precisamente por mi aspecto, cuando yo soy miles de mujeres en una, no solo la guapa... ¡Hasta me afeité el pelo por un papel!”
¿Qué te parece que apueste por modelos de diferentes edades? Porque al final la moda no tiene edad
Me parece un momento histórico el que estamos viviendo. Estoy verdaderamente emocionada, esta inclusión no es solo en lo que refiere a edad se refiere, sino también al género, a la imagen, a la estatura... Está teniendo un efecto totalmente sanador y necesario en la sociedad, basta ya de dictadura de la imagen. Todos somos únicos y el mejor referente a imitar es la mejor versión que cada uno quiera dar sobre sí mismo. ¡Es precioso el mensaje! La nueva generación cada vez lo tiene más claro y vamos a cada vez más a una mayor inclusión. ¡Ay que me emociono! Incluso la mía -dice riendo- que a veces se me han cerrado puertas en lo que más amo, la interpretación, precisamente por mi aspecto, cuando yo soy miles de mujeres en una, no solo la guapa, y lo he tenido que demostrar una y otra vez, ¡hasta me afeité el pelo por un papel!
¿Te sientes más segura desfilando ahora, con la experiencia que tienes a tus espaldas, o antes cuando eras unas de las “top” de los noventa?
Me dio un poco de miedo -he de reconocerlo- cuando me llamaron para desfilar con Schlesser porque sabía que la gente tenía el referente mío de “Cristina la ex top”, la comparación era conmigo misma, pero veinte años atrás… ¡es muy loco, no! Entonces, me hice una reflexión y me dije que yo realmente me sentía mucho mejor ahora, con mi piel, que en esos años y al aceptarme y dejarme ser como soy ahora, sin pretender algo que no tiene sentido, se me quito el miedo. Así que pensé caminar y en transmitir todo lo que se me pasara en ese momento y lo mismo vi que hicieron mis compañeras Cayetana Guillén Cuervo, que lo gozo muchísimo, Francine Gálvez y Yelimar, que también formó parte del desfile y hay que destacar el valor tuvo, yo soy muy fan de ella porque es muy bella persona.
Tú tienes 51 años y te mantienes con tipazo de pasarela, ¿te cuidas mucho?
Hay un factor obvio que es la genética, pero sí me cuido porque tengo una hernia lumbar y una operación de menisco y trato de fortalecer, en la medida que el tiempo lo permite. También practico Yoga, no soy muy disciplinada, pero me he prometido a mí misma nada más empezar el día hacer unas respiraciones, algo que me parece esencial y una mini tabla, aunque sea de pocos minutos. Si nosotras nos cuidamos primero, es más fácil después cuidar de los demás.
¿Echas de menos tu vida viajando por el mundo y desfilando?
¡Viajar cuando se podía! Que ganas… Sí, lo disfrutaba muchísimo, siempre encontraba tiempo para ver alguna pieza teatral que aun tardaría en verse en España, absorbía constantemente, era muy curiosa, cero fiestas -me aburrían someramente-, me encantaba bucear por barrios ligados al arte o de culturas distintas. Era una vida dura, aunque la gente no lo entiende. Me veían en la pasarela, pero no sabían lo que hay detrás… madrugones, levantarse en un país y dormir en otro, soledad y echar de menos amistades y familia, pero eso me sirvió para adquirir mucha disciplina.
En este último año ¿has pasado el covid o has vivido algún caso cercano?
Hemos sido tremendamente afortunados, nadie de mi familia ni amigos cercanos lo hemos pasado. Tiene que ser muy doloroso perder a un familiar sin poder despedirse de él, me apena mucho la situación de nuestros mayores, que seguro que se sintieron abandonados, pobrecitos.
¿Has pasado el confinamiento en tu casa en el campo o en Madrid?
Tuvimos la gran suerte de que nos pilló en nuestra “casita de madera”.
¿Cómo lo ha llevado tu hijo? Porque para los niños esta situación no es fácil
Pobre, yo trataba de hacer como en la película La vida es bella, disimular de que todo iba bien, que no pasaba nada… mientras no pusiera la televisión claro. Fueron los 100 días más difíciles de mi vida y, al mismo tiempo, los más maravillosos por ser tan intensivos, solos los dos. El trauma fue que, aunque hacíamos a diario los deberes que enviaban vía internet, nos costaba mucho enviarlos. No teníamos conexión, tenía que ser todo desde el móvil y sin wifi en la casa, como muchas otras familias. Eso creo mucho estrés y desigualdad. Yo a veces subía a las doce de la noche a una zona más cercana al pueblo, sin ser vista, donde había algo más de cobertura para enviar así los archivos y podía tardar más de media hora para que viesen que sí lo estábamos haciendo todo. Tremendo paroxismo, un horror, algunos no llegaron y le suspendieron ese año por no entregarlos. Según su profe, así se le motivaría más… ¡¿Perdón?! Me lamento ahora por haber sucumbido a esa presión, pero no queríamos quedarnos rezagados. Por otra parte, conseguimos hacer un huerto mi hijo y yo solos, sin motocultor, solo con azadones. Juntos sacábamos cincuenta centímetros de tierra y a los tres meses salió todo. Y lo más bonito para Paul fue que su padre, que se encontraba solo en Ibiza, le llamo bastante esos días y le daba consejos para plantar. Ya que apenas se ven, para Paul supongo que fue muy positivo.
“Paul lleva ya cuatro confinamientos en lo que va de curso escolar y eso me convierten a mí en docente, cuando lo que yo debo hacer es procurarme trabajo para sacarle adelante, ya que no cuenta con otro apoyo”
¿Qué te ha pasado ahora con el colegio de tu hijo? He visto en tu Instagram (@cristinapiaget) que estabas muy disgustada
Pues mira ahora que lo mencionas, lo que ocurre es que están exigiendo mucho a los niños en un año que está siendo duro para ellos, que apenas pueden jugar, tocarse, ¡ser niños! Un año de incertidumbre laboral para muchos padres y en cuestión de deberes escolares, siguen definiendo nuestras agendas domésticas y tiempos en casa. Ya no existe el disfrutar de tus hijos porque lo que hay son: projects, exámenes y deberes… ¿no podían ser un poco más flexibles y dejar que se relajen en casa, que falta les hace, y también a nosotros, los padres? Yo me he convertido en un sargento de caballería el cual teme a diario leer la temida “agenda”, en la que posiblemente indique que tienes que bajar corriendo al chino a comprar no sé qué del project que se le ha olvidado a tu hijo comentarte porque anda “con déficit de atención y probablemente repetirá curso”. Y me gustaría recuperar la armonía familiar, ¡no digo que no se esfuercen, digo que estudien más en el colegio y vengan a casa a relajarse! En el caso de Paul, ya lleva cuatro confinamientos en lo que va de curso escolar y esos confinamientos me convierten a mí en docente, no hay otra en nuestro caso, cuando lo que yo debo hacer es procurarme trabajo para sacarle adelante, ya que no cuenta con otro apoyo, de momento, más que el mío. Como el mío hay muchos más casos. No quiero desmerecer la labor que hacen los profesores, que también lo tendrán difícil. Es el sistema educativo, que creo necesita una reforma y empatizar con las necesidades reales y devolver a los niños el gusto de aprender y que no se olviden de jugar, si no saldrán autómatas sin capacidad de proponer y la sociedad necesita cerebros que regeneren y miren por el bien de todos.
El año pasado te abrías un nuevo camino en el mundo de la interpretación con el estreno de tu obra El Photocall, escrita y dirigida por ti, ¿cómo fue la acogida?
Fue inesperada la acogida, nos reprogramaron y llenamos cada pase, fue una recompensa increíble al gran esfuerzo de mis actores. La obra habla sobre la identidad y contaba con dos actores de diferentes generaciones, Alberto Rivas se transformó en una diva anclada en el pasado a la que viene a pedir consejo una joven (Lucía Serrano) que no quiere parecerse a nadie, que está luchando por encontrarse a sí misma e inicialmente se presenta a la cita sin un género concreto. Al final de la obra queda latente el mensaje parecido al que estamos viviendo ahora y es que la verdadera identidad de una persona nace tras escucharse a uno mismo. Pero, la verdad, me costó mucho escribirla. Fue dentro de un laboratorio que duro seis meses. Lo pasé mal, sufrí mucho, pero mereció la pena, me movió muchas cositas por dentro, estoy inmensamente agradecida a mis dos actores por darle vida a mi texto y dejarme dirigirles…que aquí también salió el sargento de caballería.
“Lo más bonito para Paul en el confinamiento fue que su padre, que se encontraba solo en Ibiza, le llamo bastante y le daba consejos para plantar. Ya que apenas se ven, para Paul fue muy positivo”
¿Qué proyectos tienes para este año? Son tiempos muy complicados para la cultura, pero no hay que rendirse
Sí, malos tiempos para la lírica, como decía la canción, pero ahora más que nunca tenemos que seguir luchando por sobrevivir porque la cultura es un bien necesario, eleva endorfinas, acompaña, estimula, trae reflexión, une… tiene un sinfín de propiedades positivas para la salud y para regenerar la sociedad y se le está dando la espalda. No puede ser que los metros estén llenos y los teatros más vacíos… Aun así, nosotros no hemos parado. Mi hijo y yo hemos hecho un trabajo magistral en la cinta Divorcio, junto a Alberto Rivas, que pronto verá la luz. Estamos muy agradecidos. Paul acaba de grabar un piloto para la nueva serie de la productora Contubernio, creadores de La que se avecina, y esperemos que se apruebe. Yo acabo de realizar un casting para Netflix, que era mi mayor ilusión, y estoy poniendo velas a todas las vírgenes y a los santos y estoy a la espera de respuesta aún. Y también acabo de rodar una especie de biopic, Cristina Roig, en homenaje a otras actrices, que es muy interesante y que pronto veréis.
“Mi hijo y yo hemos hecho un trabajo magistral en la cinta Divorcio, que pronto verá la luz. Yo acabo de realizar un casting para Netflix, que era mi mayor ilusión”
En tu vida sentimental, ¿tienes alguna nueva ilusión? ¿Te gustaría volver a enamorarte?
Sí, si tuviese tiempo para una relación y no me restase. Sí, me encantaría, la verdad, sería muy bonito tener ‘Amor en tiempos de”, pero de momento estoy disfrutando de mi hijo y apoyándolo para que no repita curso este año y lo vamos a lograr hincando codos a diario. Dentro de dos meses me replantearía la vida sentimental… cuando acabe el curso escolar (dice riendo), aunque la magia de esto es que llega cuando menos te lo esperas, ¿no? Pero mi hijo necesita al sargento de caballería a diario hasta que acabe el curso sin perder ripio. Pobre, tiene alma de artista, de ahí su falta de atención, por obligación no responde y es lo que hay, por eso toca tan bien el piano y actúa frente a cámara transmitiendo como si nada… Así pues, no hay mal que por bien no venga.