El séptimo episodio de Rocío, contar la verdad para seguir viva, ha incluido algunos detalles sobre la comentada custodia de Rocío y David Flores, que había sido otorgada a Rocío Carrasco en un primer momento cuando se firmó la separación de Antonio David. A pesar de que el ex guardia civil solo podía ver a sus hijos cada fin de semana alterno, su exmujer tomó la decisión de cambiar el acuerdo para que los niños pudieran pasar quince días en cada casa. Tal y como ha explicado, ellos mismos se lo pedían, además pretendía poner fin a las constantes declaraciones en televisión del que fuera su marido, que acudía con frecuencia para hablar de su familia. Sin embargo, las cosas no salieron como ella esperaba, y no solo continuaron los comentarios públicos, sino que asegura que poco a poco sus hijos fueron alejándose de ella. "Al final lo que he conseguido ha sido ofrecerle y ponerle en bandeja más tiempo para que consiguiera lo que hoy por hoy ha conseguido", ha comentado.
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"Con Rocío menos, pero con el niño notaba que me costaba un día o dos que se adaptara y volviera a su rutina", ha contado Rocío Carrasco, recordando cómo notó los cambios en sus hijos después de que comenzara la custodia compartida. Según explica, David volvía muy cansado tras el tiempo que pasaba en casa de su padre: "Venía ese lunes por la tarde, llegaba, se metía en la cama y estaba durmiendo hasta el día siguiente. Venían de no tener un horario de hora de acostarse, de estar rodeados de gente mayor, de poder hacer lo que les diera la gana. Mi hija desde los nueve años quería un móvil y yo no le compraba un móvil. En casa de su padre tenía un móvil. Yo no le dejaba quedarse hasta las tantas y en casa de su padre se quedaba hasta las tantas y mil". Estos motivos son los que ella considera que hicieron que los dos niños se fueran separando y rechazando las costumbres que tenían en casa de su madre.
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Sin embargo, había algo que Rocío no estaba dispuesta a forzar, y eso era el evitar que sus hijos vieran o quisieran a Antonio David: "Yo no iba a tener en mi casa a dos niños privándolos de ver a su padre. Los niños no eran conscientes, igual que yo no lo era cuando estaba en Argentona, quieren irse con su padre, no son conscientes del daño emocional que se les está causando", ha comentado, asegurando que la influencia que tenía el ex guardia civil era muy importante. Además, la protagonista de la docuserie menciona también que su única alternativa era ponerlo en manos de la justicia.
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"Yo hacía una vida muy normal con ellos, me gustaba jugar con ellos cuando eran un poco más grandes", ha contado Rocío, recordando cómo iba al parque con su hija mayor y con las amigas de la urbanización. "Era la época de la goma y de la comba, y yo me ponía en el parque a jugar con ellas", ha recordado. "Pero eso tardó muy poco tiempo... desgraciadamente, en desaparecer". Y a pesar de que ella señala a Antonio David como el culpable, marca un antes y un después en la muerte de Rocío Jurado: "Mi vínculo con los dos es fortísimo hasta que mi madre fallece".
"Se iba el otro trozo que me quedaba", confiesa más adelante, al hablar de la muerte de Rocío Jurado el 1 de junio de 2004. En ese momento llevaba cuatro meses sin ver a sus hijos, ya que se habían quedado con su padre mientras ella estaba acompañando a la cantante en Houston. Tras su vuelta a España, el día del encuentro con ellos, hubo una pregunta que le hizo su niña que no pasó desaparecibida: "De repente veo que llega Rocío, que en ese momento tenía nueve años", relata. "Se quedó mirándome y me dijo: mamá, ¿ahora qué va a pasar con las casas de Miami?", cuenta con un suspiro en alusión a las residencias de lujo que poseía la artista en la ciudad costera de EE.UU. "En ese momento, yo supe que todo había cambiado", afirma Rocío Carrasco, que ha sentenciado con una frase difícil de olvidar: "A esa niña la parí yo, pero esa niña ya no tenía nada de mí".