Como no podía ser de otra manera, en el refugio de Lucía Bosé en Brieva predominan dos colores: el amarillo y el azul eléctrico que la madre de Miguel, Lucía y Paola llevó en el pelo en los últimos años de su vida. Así acabó llamándose la Casa Azul, una propiedad de 430 metros en una parcela de 315 metros cuadrados que ahora se vende por 430.000 euros. En sus tres pisos se distribuyen seis dormitorios, cuatro baños, un aseo, una amplia cocina, una buhardilla y un salón con chimenea y acceso al patio. En una de las paredes de la estancia principal hay un fresco del artista italiano Emilio Farina, pero no es la única obra que adorna las paredes. En una de las vigas de la buhardilla, uno de los nietos de Lucía dejó su nombre grabado con bolígrafo, ¿adivinas quién?