“Estoy bien, en casa con los míos, un pelín desbordada con todo lo acontecido esta semana, pero estoy tranquila y serena”. Así se siente Rocío Carrasco tras el tsunami mediático que ha desatado su documental Rocío: contar la verdad para seguir viva. “Quiero agradecer a todos los que me han creído, a las mujeres que se han sentido identificadas o reflejadas con mi relato. Tengo fuerza, estoy fuerte para seguir contando mi historia y esa fuerza también es gracias a vuestro apoyo”, manifestó a través de un audio que envió a Telecinco. Tras emitirse esas palabras, Rocío ha seguido contando su historia.
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Se nos rompió el amor. Así se tituló la segunda entrega del documental protagonizado por Carrasco. Un guiño a uno de los grandes éxitos de Rocío Jurado , compuesto por Manuel Alejandro para el álbum Paloma brava. Pero también un anticipo de lo que iban a ver los telespectadores la noche del domingo: la desintegración del matrimonio Carrasco Flores y sus razones. En el nuevo capítulo, Rocío abordó el embarazo de su primera hija, su boda con Antonio David Flores, su luna de miel en Isla Mauricio y el difícil embarazo de su segundo hijo. Es precisamente en ese punto en el que, según ella, comenzaron las infidelidades de su marido y los supuestos malos tratos, motivos por los que terminaría separándose.
“Cuando le conté a mi padre que estaba embarazada, me dio un bofetón. Me dijo: ‘Te has arruinado la vida’”
“Cuando me enteré de que estaba embarazada, fue el día más feliz de mi vida. Yo tenía dieciocho años. Para mí era lo más importante y lo más grande que me podía pasar”, comienza Rocío contando en el documental. Sus padres, Rocío Jurado y Pedro Carrasco, no recibieron muy bien la noticia. “Mi madre me dijo: “Estás preñada, ¿a qué sí? Que a su casa viene”. Cuando se lo conté a mi padre, me dio un bofetón que la cabeza me dio una vuelta como a la niña de “El exorcista”. Me dijo: “Te lo dije. Te has arruinado la vida””, rememoró. “Después del bofetón, me dio un abrazo y me dijo: “Qué tontas has sido, ha conseguido lo que quería””.
La boda de Rocío y Antonio David se decidió muy rápido. “Nosotros no organizamos nada. Lo hicieron entre mi tío Amador, mi tía Gloria y mi madre. Yo estaba embarazada de tres meses y medio. La boda no fue una imposición, fue una guía. Era el deseo de mis padres y de los suyos formalizar algo que se tenía que hacer. Fue un día muy feliz, lo viví como un cuento”, explicó sobre su memorable y mediática boda, celebrada en la finca Yerbabuena, de Sevilla, el 31 de marzo de 1996, rodeados de unos quinientos invitados, entre familiares y amigos. “El look fue muy criticado, a lo mejor, me sobraba algo. No tengo ni las fotos ni la alianza… La alianza la tiré por el váter”. También contó que, entonces, su tío Amador Mohedano intentó ser su representante y que ella no quiso: “Era mi tío, pero yo no quería trabajar con él”.
‘Otra Rocío para la familia’
Carrasco se emocionó cuando tuvo que hablar de su hija, Rocío, con la que no tiene relación desde hace nueve años. “Cuando me enteré de que iba a ser una niña, yo me volví loca. Otra Rocío para la familia. Los bebés recién nacidos no suelen ser guapos, pero ella nació preciosa. Era una muñeca. Mi madre se puso a cantar en el paritorio, mientras la niña lloraba. Aquello era “El camarote de los hermanos Marx”. Yo estaba completa y pletórica”, recordó. “No sé si para él fue el día más feliz de su vida, pero sí el día en que se aseguró el futuro”, añadió refiriéndose a Antonio David, al que no menciona en ningún momento por su nombre y apellido.
“Estoy bien, en casa con los míos, un pelín desbordada con todo lo acontecido esta semana, pero estoy tranquila”, ha confesado Rocío
No pudo evitar romper a llorar al recordar la buena relación que tenía con su hija cuando era pequeña. “Era una niña maravillosa y moría por su madre. Me sentía querida por ella. Y yo era la mujer más feliz del mundo cuando ella era pequeña. Era un bicho, pero era una niña muy buena, muy educada, muy alegre. Tenía pasión con su abuela y su abuelo”, explicó. “Él también tenía locura por ella. Hasta que no me separo, yo lo tengo como un buenísimo padre”, reconoció sobre Antonio David.
‘En ese instante, decido que me separo’
Los problemas en el matrimonio habrían comenzado cuando Rocío descubre que su entonces marido tiene una amiga. “Yo empiezo a ver a una chica, Sonsoles… Demasiados brazos encima, demasiados toqueteos en la cara, demasiada complicidad”, relató.
En el verano de 1998, cuando estaba embarazada de su segundo hijo, Carrasco y Flores salieron con amigos. Fueron a un bar. “Él se fue a pedir una copa y, como tardaba demasiado, fui a buscarlo. Me lo encontré comiéndole la boca a otra detrás de la barra. Él me vio. Salí corriendo y llorando del bar. Empieza a dolerme mucho la barriga, como pinchazos, como contracciones”, narró con lágrimas en los ojos. “Me entra un ataque de pánico, y no me entra porque mi marido me meta los cuernos, sino porque estoy embarazada de él. Entré en pánico, empecé a llorar y me dolía mucho la tripa”.
“Me lo encontré comiéndole la boca a otra detrás de la barra. Él me vio”, reveló sobre Antonio David. “Salí corriendo y llorando”
Aquella noche, Rocío le habría pedido a su marido que la llevara a casa. “Y él me dijo: “Si quieres irte a casa, yo no te llevo. Te vas andando”. Así que me fui andando a las seis de la mañana, llorando por toda la calle. Solo quería meterme debajo del edredón y llorar. No iba a llamar a mi madre ni a mi tía Gloria. En ese instante, decido que me separo”, recordó. “Todo el mundo sabía lo de sus infidelidades, todos menos yo. Lo sabía todo el pueblo. Desde la calle me gritaban que era una cierva embarazada”.
Un día se armó de valor y cogió un teléfono para llamar a Sonsoles, la mujer que se veía con su marido. “Marqué el número y lo cogió una mujer, imagino que sería la madre de Sonsoles. Le dije: “Soy Rocío Carrasco, la mujer del novio de su hija, solo llamo para decirle que vayan preparando una habitación para mi marido porque se va a ir para allá””.
‘Le dije: ‘Procura que cuando llegue abajo me haya matado’’
Aquel verano, Carrasco, que estaba embarazada de su hijo, David, vivió lo que ella define como un infierno. En una ocasión, según ella, pasó la noche entera llorando y él llegó a las ocho de la mañana. “Le dije “eres un sinvergüenza” cuando llegó. Me cogió en volandas del camisón, tenía un ventanal muy grande y a la izquierda una ventana. Me agarró del camisón y me sacó medio cuerpo por la ventana. La barriga me daba en el borde de la ventana. Me giré la cabeza y le dije: “Procura que cuando llegue abajo me haya matado”. Él tomó conciencia de lo que estaba haciendo y me soltó rápidamente”.
Antonio David Flores siempre ha alegado que es imposible que aquello sucediera porque en esa ventana de la casa de los Jurado hay unas rejas, pero Rocío ha enseñado en televisión documentación que probaría que esas rejas se pusieron en el año 2012 (y los hechos que narra ocurrieron en el verano de 1998).
Un año después de ese incidente, Rocío decidió separarse. La pareja tuvo una fuerte discusión y Rocío Jurado intercedió, intentado defender a su hija. “Tú te callas, Rocío Jurado, tú no conoces a Antonio David Flores”, habría dicho el ex guardia civil a la cantante. “Mi madre se calló, se dio la vuelta y se fue”, recuerda Rociíto. “Él sabía perfectamente el pánico que mi madre tenía a cualquier tipo de escándalo televisivo, porque ella no se quería ver metida en nada de eso; él sabía cómo la tenía que atemorizar y así lo hizo. Rocío Jurado fue muy valiente, subió esas escaleras muy valiente, pero él supo callarla. Sabía lo que tenía que hacer para callar a la gente, tenía a una familia atemorizada”.
El día que habló en ¡HOLA!
Esta es no es la primera vez que Rocío Carrasco habla sobre las supuestas infidelidades de Antonio David. El 25 de noviembre de 1999, poco después de trascender la noticia de su separación, la hija de Rocío Jurado habló por primera vez, en ¡HOLA!, sobre los motivos de su divorcio. “Intuyo que ha habido otra mujer en la vida de David”, ya dijo entonces. “Los sentimientos se acabaron cuando el hombre al que adoras, que era Antonio David, te falla. Entonces, el mito se derrumba ante ti y te parte todos los esquemas”, explicó en esa entrevista.
“Mi hija era una niña maravillosa y moría por su madre. Me sentía querida por ella. Y yo era la mujer más feliz del mundo cuando ella era pequeña”
“Hablas de fallos. ¿Qué fallos?”, le preguntó el periodista Tico Chao. “Pues el único que tienen muchos hombres y que hay mujeres que lo soportan y otras que, como yo, no. Intuyo que ha habido otra mujer”, respondió ella.
Entonces, todavía no estaba preparada para dar más detalles sobre lo vivido en su matrimonio. “Yo intuyo, pero luego hay hechos que me demuestran que puede ser así. Actuaciones de la persona. ¿Alguien puede creerse que las mujeres tenemos que ver para saber?”, se limitó a decir.
En la entrevista de 1999, también sugirió otros problemas en su matrimonio, “otras cosas” a las que en ese momento no quiso ponerles nombre. “Vale, hubiese consentido una infidelidad, pero también había otras cosas, cosas en el día a día, otras actitudes nada agradables. Por eso, a mí no me servía para nada el arrepentimiento. Eso está olvidado, pero no he perdonado”, explicó a ¡HOLA! hace más de dos décadas. “David me ha defraudado porque ha hecho cosas que yo creía que nunca sería capaz de hacer, que no me entraba en la cabeza que él pudiera haberlas hecho. Ya no miro atrás con ira. Antes sí, con dolor y con ira”.
“¿Has aguantado mucho?”, le preguntó el periodista Tico Chao en 1999. “Las que he tenido que aguantar han sido muy intensas y fuertes”, respondió ella. Entonces, nadie podía imaginar a lo que se refería. Veintidós años después, Rocío Carrasco finalmente está contando toda su verdad.