Con una mano en su corazón, pasos firmes hacia el futuro que la aguarda, vestido español repetido y una gran sonrisa que se adivinaba bajo la mascarilla. Así debutó la princesa Leonor en su primer acto en solitario. Emocionada, puntual, con soltura, decisión y respondiendo con naturalidad y cercanía a la expectación y el cariño del público que quiso ser testigo de esa primera vez. “Leonor es el futuro”, “Te queremos, Leonor”, podía leerse en los globos en forma de corazón y pancartas con las que la recibieron entre aplausos y vítores.
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En los últimos tres años, han sido muchos pasos al frente y muchos retos los que ha tenido que asumir, pero, este 24 de marzo, la diferencia era grande: por primera vez, estaba sola abrazando su destino, y por primera vez, hacía historia por ‘encargo’ del Rey, quien le pidió que presidiera el primer acto de conmemoración del trigésimo aniversario de Instituto Cervantes.
Felipe VI le dio una misión, le cedió su coche oficial y su equipo de colaboradores —jefe de la Casa, comunicación, ayudante de campo, protocolo—, que la tratan desde que era una niña, y la princesa, armada de responsabilidad, no titubeó ni un solo momento tomando siempre la delantera junto a la vicepresidente primera del Gobierno, Carmen Calvo, y el director del Instituto Cervantes, García Montero. Desde que se bajó del automóvil hasta el instante en el que tomó la palabra en el salón de actos, antes de recorrer una exposición del fondo bibliográfico y ‘prendarse’ de un poemario de Rosalía de Castro.
‘Periodista’
Y fue algo inesperado porque nadie contaba con su voz, que también ha cambiado. “Como estudiante de la ESO, he utilizado varias veces la herramienta Biblioteca Cervantes Virtual y, enhorabuena, es muy útil y para mis compañeros también, muchas gracias”, dijo abriendo el coloquio micrófono en mano. Y añadió con vena de periodista: “He leído que antes de la pandemia ha habido trabajadores del Instituto Cervantes fuera de España que no han podido regresar y ver a sus familias desde que estalló esta. Me gustaría saber qué tal están, si ha mejorado su situación y han podido venir”, terminó preguntando a la secretaria general del Cervantes, Carmen Noguero, quien acaba de presentar el plan de transformación digital del instituto y el proyecto online Campus Cervantes.
Desde el corazón de Madrid (calle Alcalá), de la mano de El Quijote y la Constitución, doña Leonor ‘anunció’, de alguna manera, que esta será una de las causas que abrazará como princesa: la cultura y la diplomacia cultural; un mundo y un concepto: la comunidad Cervantes —500 millones de personas—; el idioma, el legado de sus padres, que estarían viendo, seguramente, sus avances desde la Zarzuela pegados al televisor... Su disposición a ser una hispanista más para construir puentes sobre la identidad compartida y hacer crecer nuestra lengua, empezando, quizá, por el propio Reino Unido, donde estudiará Bachillerato.
Como legado de este estreno, guardó en la Caja de las Letras (número 2021) dos libros. Dos símbolos también de su memoria y de su vida: el ejemplar de la Constitución del que leyó el artículo 1, en 2018, en la misma sede del Cervantes, y El Quijote, que ‘compartió’ con la infanta Sofía el pasado 23 de abril, en el Día del Libro. Ahora, sí, la heredera, se hace mayor.