La Inglaterra victoriana tuvo al infalible Sherlock Holmes y su inseparable Watson, y ahora la España de la posguerra contará con su pareja de sagaces investigadores en Un asunto privado , la nueva serie de Bambú Producciones, creada por Teresa Fernández-Valdés, Ramón Campos y Gema R. Neira para Amazon Prime Video. Ambientada en los años 40, sigue los pasos de Marina Quiroga (Aura Garrido), una intrépida mujer de la alta sociedad dispuesta a atrapar a un asesino en serie con la ayuda de su fiel mayordomo, Héctor (Jean Reno). En la ficción veremos también a Ángela Molina , como doña Asunción, la madre de la protagonista.
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Con la actriz hablamos de su papel, de la emoción del Goya de Honor tras cinco nominaciones, de lo orgullosa que está de sus padres y de sus cinco hijos —fue madre por primera vez a los veinticinco años y por última a los cuarenta y siete— y de la alegría de ser abuela. “Mis hijos se veían sus películas ochenta veces —dice refiriéndose a Jean Reno—, me las sabía de memoria. Y hay muchas historias, muchas anécdotas, está ligado a mi familia. Hasta mi nieto se llama como el personaje que él interpretó en El gran azul”, dice refiriéndose al pequeño Enzo, que llegó a la familia a principios de febrero.
—¿Qué nos puedes contar de tu personaje en Un asunto privado, cómo es Asunción?
—Yo sé que mi hija, Marina (Aura Garrido), tiene un don de nacimiento y sé que lo está desarrollando, pero trato de acercarla al hogar porque la necesito. Ella está en otro momento de su vida y yo, para no pensar demasiado en lo que la echo de menos, pues, de alguna manera, me doy a la bebida, pero puedo salvarme gracias a ella, que me va a poner los pies en la realidad.
—¿Qué ha supuesto volver a trabajar con Bambú, Ángela?
—Bueno, a nivel personal, una especie de aleluya y de elogio a la amistad. Sobre todo, un reencuentro inesperado, maravilloso y bueno; un gozo y una satisfacción por haberme dado la oportunidad de hacer una comedia, que llevaba tiempo y tiempo deseando hacer —ríe—.
—¿Hay un antes y un después de haber recibido el Goya de Honor?
—En este sentido es como que he recibido tanto cariño de todos mis compañeros y de todo el mundo en la calle, que me siento un poco como una niña tímida —ríe—, pero me llena el corazón, me da alas para abordar mi trabajo con una gratitud infinita.
—¿Cómo recuerdas aquella noche en Málaga?
—Bueno, es algo que no habíamos vivido nunca ninguno y fue una especie de milagro poderlo hacer. Como dije, improvisando puentes que ninguna pandemia puede arrebatarnos y recuerdo estas palabras porque se clavaban en mi ser. Habríamos deseado todos estar juntos, era todo otra situación. Y me sentí muy en paz de sentir otra forma de estar juntos en la distancia.
—Le dedicaste el premio a tu familia en general, ¿qué es para Ángela Molina?
—Bueno, la familia es el origen y el origen es todo. Es el amor.
“Siento una felicidad increíble y una dicha que yo nunca había conocido hasta que he sido abuela”
—Después de toda la vida ante las cámaras, Ángela, ¿sigues teniendo el mismo entusiasmo?
—Yo creo que cada vez me lo paso mejor. A medida que la vida se va desarrollando, se va como desvelando contigo y la vas reconociendo en ti como única, porque cada día es insondablemente único y nos trae lo suyo. Cada día se nos desarrolla esa conciencia en sí, es verdad, y toma más valor cualquier detalle, cualquier historia que tengamos entre manos, cualquier responsabilidad.
—¿De qué te sientes más orgullosa a estas alturas de la vida?
—De mis hijos, de mis nietos, de mis amigos, de mi trabajo, de mis compañeros, de la vida entera. Me siento orgullosa de que mis amores, que son mis padres, me hayan dado esta vida hermosa para hacer entre ella y yo algo que sea de alguna manera bello como la vida es.
—¿Cuál es tu refugio, donde encuentras paz y tranquilidad?
—No, mi refugio es cualquier lugar, es que yo misma soy mi refugio —ríe—. El lugar va cambiando.
—¿Qué has aprendido de ti misma en los últimos tiempos?
— Yo aprendo más bien de los demás (ríe).
—Has sido abuela por cuarta vez hace poco, ¿eres una abuela a la que se le cae la baba con sus nietos, muy pendiente de ellos?
—Yo siento una felicidad increíble y una dicha que nunca había conocido hasta que he sido abuela. Es como cuando dicen “cuando seas madre, sabrás”, pues es lo mismo. Cuando seas abuela, sabrás. Son sentimientos diferentes, son formas distintas de agradecer ese amor que te llega a través de un ser absolutamente puro, que saca lo mejor de ti mismo. Eso nos pasa a todos con los bebés, porque son la pureza, son lo que hemos sido nosotros y seguimos siendo de alguna manera. Nos recuerdan nuestra alma, que no tiene edad. Entonces, es el mejor espejo, mirarse en un niño es nacer de nuevo.