Jaime Martínez Alonso tiene algo especial que le hace diferente al resto. Se nota en todos los dibujos que plasma, de forma incansable, sobre el papel, y que después se convierten en diseños que adornan desde camisetas hasta tazas. Su talento sin igual ha conquistado a caras tan conocidas como Eugenia Osborne , pero cada vez son más los que deciden adentrarse en su universo creativo, en especial este viernes, 2 de abril, Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo . Porque Jaime es un artista con autismo , y su firma, Algo de Jaime , el trabajo que le permitirá tener un futuro en un entorno normalizado.
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Así nos lo explica su madre, la diseñadora Sole Alonso , con quien hablamos, en el marco de esta señalada fecha, del éxito de su hijo, y de la fascinante historia que se esconde tras esta marca que acaba de cumplir tres años de vida.
De Emilio Aragón a Maribel Verdú, todos tienen ‘algo de Jaime’
¿Cuándo os disteis cuenta de que Jaime era un artista?
Jaime dibuja desde que es muy pequeño porque nosotros (ella es diseñadora y su marido, Javier, arquitecto) estábamos siempre dibujando. Cuando tenía como tres o cuatro años le íbamos dando el lápiz porque se sentaba a nuestro lado cuando nos veía dibujar. Poco a poco, empezó a dibujar, y la verdad es que desde muy pequeño hacía cosas que nos llamaban muchísimo la atención. La velocidad con la que dibujaba, la seguridad con la que lo hacía… y esos dibujos tan expresivos, con tanto movimiento… que plasmaba. Jaime pintaba unos elefantes que podías ver cómo andaban y, después de ver la película Fantasía 2000, unas ballenas que volaban.
Con el paso del tiempo, su dibujo fue ganando estabilidad, evolucionando, como él. Cada vez era más claro, más limpio, estático… ahora es como casi egipcio. Muy gráfico, muy inocente, pero a la vez él dibuja lo que quiere dibujar.
Jaime no habla, ¿el dibujo supone una forma de comunicarse?
Jaime habla muy poco, tiene un lenguaje muy rudimentario. Le cuesta muchísimo trabajo producir frases, pero él no tiene esa necesidad comunicativa porque no sabe lo que es contar qué le pasa, no ha podido hacerlo nunca. Lo que sí hace es comunicar sus emociones, a lo mejor sin querer, a través de sus dibujos. Está horas y horas dibujando. Él va a un centro de día, desde las nueve de la mañana a las 5 de la tarde, llega a casa, y lo primero que hace es coger la agenda para dibujar todo lo que ha hecho en el día. Por ejemplo, si ha ido a desayunar a un sitio, dibuja lo que ha comido.
“Jaime está horas y horas dibujando, y lo primero que hace al llegar a casa, después de ir al centro de día, es coger la agenda para dibujar todo lo que ha hecho”
La mayoría de sus dibujos son de animales, ¿le fascina el reino animal?
Sí, tiene como 400 animales distintos dibujados. A nosotros nos encanta la cebra porque siempre que estrena un cuaderno empieza dibujando esa cebra. Le encanta la sabana africana (ve todos los documentales que hay sobre ello) y su película favorita es El Rey León. Cuando era muy pequeño, lo llevé, junto a sus hermanos, al Zoo de Madrid, y le cautivó. Desde aquel momento fuimos todos los fines de semana, hasta nos hicieron un pase especial. Recuerdo que cuando llegamos a la parte del acuario, se quedó como una hora mirando al cristal, pegado a él. Ahora ya no le gusta el zoo porque ahora sólo quiere pintar.
En qué momento os percatasteis de que los dibujos de Jaime podían gustar al ‘gran público’.
La verdad es que no fuimos nosotros quienes nos dimos cuenta. Pensábamos que nos gustaban porque somos sus padres, pero tengo una hermana que es pintora, y tanto ella como amigos que están en el mundo del diseño y del arte, nos decían que eran buenísimos sus dibujos y que teníamos que hacer algo. ‘Empujados’ por lo que nos decía la gente, hicimos nuestras primeras camisetas, y empezó a crecer este ‘movidón’ de Algo de Jaime.
De hecho muchos influencers y famosos han posado con vuestras prendas...
Nos encanta que a la gente le guste Algo de Jaime, y nos apoyen siempre el día dos de abril, que es el Día Mundial del Autismo. Es súper emocionante. Este año contamos con el apoyo de Jorge Cadaval, Emilio Aragón, Belén Rueda, Eugenia Silva, Cari Lapique, Natalia Verbeke, Maribel Verdú y Patricia Conde, que lucirán estos días ‘algo de Jaime’. Ver que puerta donde tocas, puerta que se te abre, te demuestra lo generosa que es la gente.
Rompiendo barreras
Lo que vosotros hacéis también sirve para visibilizar a las personas con autismo.
Uno de nuestros objetivos con el perfil de Algo de Jaime es precisamente ése, visibilizar no tanto al autismo, ya que los niños enternecen a la gente, sino a los adultos, que son gente muy especial, ‘raros’, que dan miedo… Porque lo que no se conoce da miedo, y nosotros queremos que la gente los conozca porque son geniales, muy graciosos, tiernos y tienen muchísimas cualidades . Sobre todo, eso, despiertan en nosotros esa parte bondadosa.
Siempre habéis dicho que esta marca es un trabajo para Jaime.
Nosotros lo que queremos es que sea una empresa, impresionante, enorme, que venda muchísimo, y que a todo el mundo le encante. Que la gente no compre porque le ‘dé pena’ un chico con autismo, y diga: ‘le compro una camiseta’. No. Lo que queremos es que compren algo de Jaime porque les chifla la camiseta de la cebra, y, además, esto tiene de añadido el estar ayudando a que una empresa como ésta crezca. Queremos que esta firma dé trabajo a Jaime y a muchos otros chicos como él, adultos con autismo severo, sobre todo.
¿Cómo digiere Jaime su gran éxito?
Ya está muy acostumbrado. Al principio, cuando se crearon las primeras camisetas, y las tenían varias personas del sitio donde veranean, cuando fuimos a la playa con Jaime y vio las camisetas con sus dibujos tiradas en la arena, empezó a quitarles la arena y a dejarlas estiradas. Todo muy colocadito. Estaba agobiadísimo, pero ya tiene callo.
“Queremos que la gente que compre ‘Algo de Jaime’ sea porque les chifla una de nuestras camisetas, con el añadido que tiene de estar ayudando a que una empresa como ésta crezca”
Toda la familia se ha involucrado en este proyecto.
Es una empresa 100% familiar. Isabel, mi hija, la pequeña, me ayuda a hacer los diseños, a gestionar la comunicación… Juan, el mayor, es ingeniero informático y es el que nos hizo la tienda online, quien la lleva y la gestiona, y más gente de la familia participa. Jaime con sus hermanos tiene una relación normal, y se llevan los tres estupendamente.
Además de las camisetas y otras prendas, tenéis una colaboración con la firma Gastón y Daniela, ¿os vais a seguir adentrando en este universo de decoración?
El universo decoración nos interesa mucho: queremos hacer también vajillas, no sólo para niños, sino para adultos, manteles, servilletas… habíamos pensado en hacer también como jarroncitos, maceteros, huchas, tazas (que hicimos una vez y funcionaron muy bien)… todo ese tema de cerámica, estamos empezando con ello.
“Estuvimos un año peregrinando de consulta en consulta hasta saber qué le pasaba a Jaime”
¿Cómo fue el diagnóstico de Jaime?
La verdad es que nosotros no nos dimos cuenta de que ocurría algo hasta que tenía más o menos un año. Al principio era un bebé normal, empezó a andar bien, se sentó en su momento… todos esos signos que indican que todo bien. Pero cuando le tocaba empezar a hablar no sólo no empezó, sino que comenzó a retroceder, a hacer cosas extrañas como dar vueltas a los juguetes (en vez de jugar con ellos), se balanceaba mucho, hacía ruidos raros (como guturales)… y otros muchos signos.
Piensa que Jaime tiene 26 años, por aquel entonces no se sabía tanto como ahora. Yo, por ejemplo, no había escuchado nunca hablar del autismo. Jamás. Empezamos a llevarle a diferentes sitios: al hospital (primero nos dijeron que podría ser sordo), al logopeda... Estuvimos un año peregrinando de consulta en consulta hasta que fuimos al Hospital Niño Jesús, donde su directora de Psiquiatría infantil, nada más verlo me dijo: tu hijo es autista ‘de libro’. ‘Es que se le ve, miro cómo me mira, que no me mira, que no te mira a los ojos, que no te atiende…’ y ahí tuvimos nuestro primer diagnóstico. Jaime tenía tres años. Fue muy angustioso. Pensar que le pasa algo grave a tu hijo pero no tener ni idea...
Pero una vez se tiene el diagnóstico...
Por lo menos tienes un diagnóstico, y ya más o menos sabes lo que hay que hacer. Al menos ya te enfocas en un problema, y empiezas a buscar profesionales que te ayuden. Hay mucha más tranquilidad. No obstante, sigue siendo difícil, sobre todo, si se trata de un caso de autismo leve, es complicado que los padres se den cuenta de que a los niños les pasa algo. Los pequeños con autismo, neurológicamente, son muy normales. Son muy listos, muy hábiles manipulativamente, la psicomotricidad la tienen al cien por cien, ellos se buscan la vida para no tener nunca que hablar, que mirarte, que contar contigo… Y muchos padres piensan que son así, que ése es su carácter. Yo lo entiendo, a mí me ha pasado. Te engañas a ti mismo. Yo siempre lo digo porque es muy importante que, cuanto antes se detecte, mejor resulta para el niño porque gana en tranquilidad. Los pequeños tienen una plasticidad cerebral inmensa, cuanto antes se empiece, muchísimo mejor.
Aun así, es duro porque yo siempre digo que cuando tienes un hijo con discapacidad, cuando te dan el diagnóstico es como si te dieran primero un martillazo. Pasas un duelo, y de ahí nace otro hijo, otro distinto. Antes tenías un hijo que querías que fuese de una manera y nace otro. Y a ése hay que quererle como es, no como quieras tú que sea. Aun así, muchas veces quieres que cambie. Quieres que sea como los otros, y no es. Pero hay que aceptarlo para ser feliz, y con un niño con un problema, puedes ser muy feliz.