Así piensa y habla Pilar Medina Sidonia, la aristócrata más elegante y rebelde de España

Desciende de Felipe II, fue duquesa de Fernandina, presidenta de Christie’s y ahora tiene un nuevo título: embajadora e imagen del diseñador Jan Taminiau

2 de abril de 2021 - 15:40 CEST2 abr 2021 - 15:40 CEST

“Hay un refrán Maura: ‘Nosotros somos nosotros’. Las Maura son inmunes al qué dirán y yo he heredado eso”, reconoce Pilar González de Gregorio , hija de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la duquesa de Medina Sidonia que fue a la cárcel en los años 60 por defender a las víctimas del accidente nuclear de Palomares y poner en duda la versión oficial del régimen franquista. “Hay varios casos en la familia: Constancia de la Mora, que era comunista, y su hermana, Marichu, que fue falangista y la primera mujer con carné de periodista. Me parece que tengo el carácter fuerte, la rebeldía y la independencia de las Maura”, añade la aristócrata, que también está emparentada con muchos hombres de “rompe y rasga”: desde Jorge Semprún, escritor y exministro de Cultura de Felipe González; hasta Antonio Maura, cinco veces presidente del Gobierno.

Pilar González de Gregorio junto a su hijo, Tomás Terry

Pilar nació y creció en una de las familias más encumbradas de España -“los Medina Sidonia descendemos directamente de Felipe II a través de Catalina Micaela de Austria”- y fue durante muchos años duquesa de Fernandina. Sin embargo, asegura que hablar de los antepasados está “demodé” y que “los títulos nobiliarios ya no son importantes”. Ella prefiere conversar sobre su nuevo título: embajadora e imagen de Jan Taminiau, el diseñador preferido de la Reina Máxima de los Países Bajos. “Cuando Juan me lo ofreció, yo le pregunté enseguida si no prefería una cara más joven. Y me respondió que no. Él está de acuerdo con mi imagen y sabe que su clientela madura se puede sentir identificada conmigo”, explica González de Gregorio, que antes de dar el salto a la moda fue presidenta de la casa de subastas Christie’s durante la última década.

Tiene sentido que Taminiau haya querido ficharla como embajadora, ya que siempre figura en las listas de las más elegantes de España. Ella se define como “sobria y clásica” en materia sartorial. “Me encantan las actrices de los años 50: Grace Kelly, Jackie Kennedy, Silvana Mangano”, dice. Pero es muy moderna, casi revolucionaria, a la hora de hablar y opinar. Y, además, es capaz de tener un juicio ingenioso y divertido sobre prácticamente cualquier asunto: desde la nobleza hasta la monarquía -mundos que conoce perfectamente-, pasando por sus ex maridos -estuvo casada tres veces- y el amor. Estas son las mejores frases de la entrevista que ha concedido a ¡HOLA! con motivo de su nuevo trabajo como imagen de Jan Taminiau.

Las frases más explosivas de la aristócrata

Sobre la elegancia

“El exceso de soberbia y de seguridad en uno mismo no es elegante. Mejor ser discretos. Esas mujeres que son apabullantes hacen grandes entradas, pero es mejor que se vayan pronto porque ocupan demasiado sitio”

Sobre la pandemia…

“Por suerte, mi hijo pequeño, Tomás, se fue a vivir por su cuenta antes de la pandemia. Si me llega a tocar el confinamiento en pareja o con adolescentes, lo hubiera llevado mucho peor”

…y el confinamiento

“Si yo ya estaba reconciliada con mi soledad, ahora en pandemia me he reconciliado muchísimo más todavía. Pienso en los ambientes de tensión de las parejas, sin poder salir… eso debía ser una olla exprés”

Sus exmaridos

“Mi ex preferido es Tomás Terry, el padre de mi hijo Tomás. Es muy simpático y tiene mucho sentido del humor. Me llevo con unos mejor que con otros, pero no hay una enemistad activa con ninguno. Siempre hay respeto”

El amor

“¿Pasión nueva ? Para nada. Ya tengo bastante con mi casa de Soria. Eso y tener un palacio perjudican seriamente la salud”

Sobre tener un palacio

“Es bonito, porque te atrapa. Pero como te decía, tener un palacio no es muy recomendable para la libertad”

La nobleza

“La aristocracia en el siglo XXI es una referencia histórica y estética, y nada más. Yo creo que los títulos ya no son tan importantes. Ya no significan ningún poder. Antes, los triunfadores querían parecerse a los aristócratas, ahora, la gente quiere parecerse a un futbolista o una actriz”