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La semana pasada, Cecilia Gómez explicaba, en las páginas de nuestra revista, los impactantes motivos de su ruptura con Marco Vricella , a tres meses de su boda, y nos decía que se había ido a vivir a casa de unos amigos. Hace unos días, recogía algunas de las pertenencias que tenía en la casa que compartía con el cirujano plástico a las afueras de Madrid. “ Me he ido con lo puesto y me he llevado los regalos que él me hizo: un tocador, un cuadro y el anillo de compromiso. Creo que no le ha sentado bien. Aunque fueron regalos, él cree que los debería haber dejado allí. Es bastante materialista y un poco tacaño”, cuenta.
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Al parecer Marco dio un mes de plazo a Cecilia para irse . “Hace unas semanas hablamos y me dijo que me fuese de la casa. He tenido que tomarme un tiempo para volver a organizar mi vida porque me había deshecho del piso en el que vivía e incluso de los muebles, que él consideraba que no eran de categoría y me obligó a desprenderme de ellos. Ahora he buscado un apartahotel hasta que encuentre algo que me guste porque me quedaré por la zona de Pozuelo donde he vivido antes de estar comprometida”.
“Me he ido con lo puesto y me he llevado los regalos que él me hizo”
Aunque asegura que nunca ha pasado de malas caras o algún portazo, Cecilia confiesa que cree de haber dilatado la situación, las cosas hubiesen ido a más. “Los últimos meses han sido muy desagradables, cualquier motivo le servía para despreciarme y buscar un conflicto. Cuando se cruzaba conmigo me dirigía insultos en italiano. Ya no dormíamos juntos y, si había algún momento tenso, yo me encerraba en mi habitación y escuchaba sus portazos y golpes. No fue violento, pero lo recuerdo como algo tremendo, como un mal sueño que no quiero volver a vivir. Estas cosas ya me pillan con una edad y una madurez donde eres capaz de cortarlas, no quiero pensar en las personas a las que esto mismo les pasa sin cierta experiencia y con inseguridad”, relata.
La noticia no pilló por sorpresa a su familia. Sin embargo, aseguran que les engañó a todos porque Marco , al principio, consigue dar una imagen impoluta. “Mi familia no da crédito. Mi madre dice que nos engañó como a unos tontos. Llegó a decirle que su hija tenía que darse con un canto en los dientes de haberse comprometido con un médico. Como si yo no tuviese mi carrera y no fuese una mujer autónoma como he sido toda mi vida”.
“Lo tengo bloqueado en el móvil porque no quiero insultos”
Dice que no ha vuelto a saber de él porque prefiere cortar de raíz: “Lo tengo bloqueado en el móvil porque no quiero insultos. Sé que él es de mandar mensajes al móvil y al correo increpando. Lo hace con sus ex y me imagino que lo hará conmigo si no pongo remedio. No sé nada de él. Es un hombre machista y no soy la única que lo dice. Pensé que la cosa sería diferente, pero veo que el patrón se repite y no cambia, y lo sé porque he hablado con Sonia Ferrer , que me lo confirma”.
Además de afrontar la ruptura y el desengaño, también tiene que hacer frente a los compromisos de cara a su boda , que iba a ser el 26 de junio, y sufragar gastos de las cancelaciones, ya que dice que él se ha desentendido. “Ambos teníamos los trajes hechos a medida encargados y ahí se han quedado. Ni tan siquiera se ha molestado en interesarse por cómo lo estoy resolviendo. Él solo ha hecho frente a la señal que puso en el lugar donde se iba a celebrar el enlace. Las joyas, los vestidos de novia, wedding planner… ha pasado de todo”.