Verano de 1998. Rocío Carrasco y Antonio David Flores están de vacaciones en la playa. Una noche, acuden a un bar con amigos. Él se va a pedir una copa y, como tarda demasiado, ella, embarazada de su segundo hijo, va a buscarlo. “Lo pillé comiéndose la boca con una tía tras la barra. Él me vio. Salgo corriendo del bar y llorando, me da un ataque, me empieza a doler mucho la barriga y empiezo a tener como pinchazos, como contracciones”, narró la hija de Rocío Jurado en una nueva entrega del documental Rocío, contar la verdad para seguir viva . “En ese instante decido que me separo”.
Aquella calurosa noche de 1998, Rocío decidió separarse, pero esperó un año para hacerlo. La noticia saltó en septiembre de 1999. “Más que aconsejando, estoy consolando a mi hija”, declaró Rocío Jurado a ¡HOLA!, confirmando así la ruptura sentimental de su hija con el ex guardia civil. Menos de un mes después, el 25 de noviembre, Rociito habló por primera vez en ¡HOLA! sobre los motivos de su separación . “Intuyo que ha habido otra mujer en la vida de David”, dijo entonces.
“Los sentimientos se acabaron cuando el hombre al que adoras, que era Antonio David, te falla. Entonces, el mito se derrumba ante ti y te parte todos los esquemas”, explicó Rocío en aquella entrevista. “Hablas de fallos. ¿Qué fallos?”, le preguntó el periodista Tico Chao. “Pues el único que tienen muchos hombres y que hay mujeres que lo soportan y otras que, como yo, no. Intuyo que ha habido otra mujer”, respondió ella.
Entonces, todavía no estaba preparada para dar los detalles. “Yo intuyo, pero luego hay hechos que me demuestran que puede ser así. Actuaciones de la persona. ¿Alguien puede creerse que las mujeres tenemos que ver para saber?”, se limitó a decir.
Rociito contó con el apoyo de su familia durante ese trance: el de su madre -“Es el estandarte de la familia”- y el de José Ortega Cano y Pedro Carrasco -“Tanto él como mi padre se han portado como dos auténticos señores con una increíble calidad humana, tratando de ayudar y ofreciéndose para todo lo que queramos”-. “La separación es un trauma, pero no es algo que me vaya a matar”, dijo en ese momento, demostrando enorme entereza.
¿Por qué esperó un año para separarse? “Siempre intentas arreglar las cosas, porque tienes unos hijos, una familia. La esperanza es lo último que se pierde, pero no sólo por ti, sino por los niños y por las dos familias que hay de por medio”, explicó a ¡HOLA!. “Él me decía que se había dado cuenta de su error. Pero ya era tarde. A lo mejor otra mujer lo hubiese aguantado, pero yo no”, subrayó Rocío, que en ese instante ya sabía que no había marcha atrás.
En la entrevista de 1999, ya sugirió otros problemas en su matrimonio, “otras cosas” a las que en ese momento no quiso ponerles nombre. “Vale, hubiese consentido una infidelidad, pero también había otras cosas, cosas en el día a día, otras actitudes nada agradables. Por eso, a mí no me servía para nada el arrepentimiento. Eso está olvidado, pero no he perdonado”, apuntó. “David me ha defraudado, porque ha hecho cosas que yo creía que nunca sería capaz de hacer, que no me entraban en la cabeza que él pudiera haberlas hecho. Ya no miro atrás con ira. Antes sí, con dolor y con ira”.