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Con la voz entrecortada como cada vez que Rocío Carrasco pasa por un episodio espinoso de su vida, ha contado uno de los peores momentos que asegura haber vivido con Antonio David Flores. Se trata de una presunta agresión que sufrió en la ventana de su casa, que su exmarido siempre ha negado. En el documental Rocío, contar la verdad para seguir viva ha narrado lo que ocurrió aquella madrugada de 1998 y ha mostrado la prueba que, asegura, invalida el argumento del ex guardia civil para exculparse.
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Las primeras palabras de Rocío Carrasco tras el documental
Tal y como ha contado Rocío, mientras estaba embarazada de su segundo hijo y tras un verano lleno de desconfianza y una actitud por parte de su marido que ella define como "cruel y de desprecio", mostró su enorme enfado con él al llegar en torno a las 8 de la mañana tras una noche de juerga. Ella le llamó "sinvergüenza", a lo que Antonio David reaccionó de la siguiente manera: "Me cogió en volandas del camisón y me sacó medio cuerpo por fuera de la ventana y la barriga me daba en el borde". "En ese momento gire la cabeza como pude y le digo: ‘procura que cuando llegue abajo me haya matado’. En ese momento tomó conciencia de lo que estaba haciendo y me soltó rápidamente", cuenta mientras recuerda que debido al gran tamaño de la casa no era fácil que alguien se enterase incluso si se hubiera puesto a gritar.
Antonio David viaja a Málaga para reencontrarse con los suyos en medio de la polémica
La hija de Rocío Jurado ha recordado también que Antonio David insiste en qué nada de eso ocurrió amparándose en que esa ventana tenía rejas. Sin embargo, un certificado del cerrajero que ha mostrado en el documental supuestamente confirma que las rejas de esa ventanas se pusieron en 2012. "La prueba es esta, es un certificado de la persona que pone esa reja", sostiene. Entre tanto, decidió mantener en secreto este episodio y tan solo se lo contó a una prima suya
"Me pasaba el día llorando y con ataques de ansiedad", así describe su estado por aquel entonces, un estado que empeoró cuando creyó estar a punto de perder al bebé que esperaba. "Hacía mucho calor y me duché. De repente vi el agua correr con sangre. Pensé que el niño lo iba a perder", relata. Afortundamente, el ginecólogo la tranquilizó asegurando que su embarazo continuaba, aunque debía guardar reposo. El tiempo, entonces, transcurrió entre la preocupación por su embarazo y las sospechas de que su marido tenía una amante. Cuando encontró una factura de teléfono por valor de 263.000 pesetas, no dudó en llamar al número al que se dirigían casi todas las llamadas. Rocío cree que le respondió al teléfono la madre de la mujer y le dijo: "Soy Rocío Carrasco, la mujer del novio de su hija. Le llamo para decirle que vaya preparando una habitación que mi marido se va para casa con su hija". Aún así, Antonio David nunca dejó de negar la infidelidad y ella tampoco quería que naciese su hijo "sin estar su padre".
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