ingrid asensio y fernando sanz en su casa de la moraleja posan con su familia© Javier Alonso

La presentadora y el exfutbolista reciben a ¡HOLA! en su casa de Madrid

Ingrid Asensio y Fernando Sanz nos presentan a su familia un año después de la triste pérdida de Lorenzo Sanz

‘Nos cambió la vida en la primera semana de la pandemia… No pudimos visitarlo ni despedirlo. Fue durísimo’


28 de marzo de 2021 - 7:04 CEST

“Tenemos cuatro hijos, siete perros, un loro… Mucho amor. Tengo un marido que no lo cambiaría por nada en el mundo. Me casaría con él un millón de veces más”.  Ingrid Asensio  define así la gran familia que ha formado junto a  Fernando Sanz , exdefensa del Real Madrid, con el que protagonizó una de las bodas más mediáticas de 1997. “Fueron mil doscientos invitados. Su padre era el presidente de Antena 3 y el mío, el del Real Madrid… Ingrid era una figura de la televisión y yo, un jugador de primera división…”, explica Fernando a ¡HOLA! “Recuerdo que la primera parada de nuestra luna de miel fue Nueva York y, cuando bajamos del avión, había gente que llevaba el periódico y nosotros salíamos en la portada”, añade.

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Ingrid Asensio y Fernando Sanz en su casa de La Moraleja posan con su familia© Javier Alonso
Ingrid Asensio y Fernando Sanz nos presentan a sus cuatro hijos (de derecha a izquierda): Ingrid, de veintidós años; Fer, de veinte; Valeria, que cumple los dieciocho en abril, y Alexia, a quien adoptaron hace casi una década en China, de once años. Todos ellos posan con cinco de los siete perros que posee la familia.

Durante todo este tiempo de casados, el matrimonio ha formado una familia supernumerosa, completada con la adopción de la pequeña Alexia, que ha traído todavía más alegría a la casa. De hecho, la diversión se respira nada más entrar al chalet —de casi mil metros cuadrados construidos sobre una parcela de más de dos mil setecientos metros—, situado a las afueras de Madrid.

Siempre unida, la familia trata de salir adelante tras la dolorosa pérdida de  Lorenzo Sanz , padre del exfutbolista y el recordado presidente del Real Madrid —entre 1995 y 2000—, por culpa del coronavirus. Un varapalo del que se acaba de cumplir un año este domingo 21 de marzo. Además, Paco, un hermano de Fernando, se encuentra luchando contra un cáncer.

“Alexia nació en China y fuimos a buscarla cuando tenía un año y poco. Es más deseada que un hijo biológico”, nos confiesa Ingrid. “Es la reina de la casa”, añade su marido

—¿Cómo surgió vuestro amor?

Ingrid.—Hace veintiséis años. A una amiga mía le gustaba un hermano de Fernando y llamamos a su casa para gastarle una broma por teléfono, pero se puso mi marido.

Fernando.—Se hizo pasar por francesa. Justo cuando colgó, reconocí la voz de Ingrid, que ya salía en la serie Hermanos de leche. A los cinco minutos, volvió a llamar para explicar la broma y nos quedamos hablando más de una hora.

—Ya en persona, ¿hubo flechazo?

I.—Totalmente. Él me conocía de la tele, pero yo a él, no y ya estaba enamorada. Cuando fuimos a su casa y abrió la puerta, me encantó más aún.

F.—Ya conectamos por teléfono.

I.—Hablábamos por teléfono hasta las cuatro de la mañana. Dormía dos horas, porque me levantaba a las seis para grabar Hermanos de leche. Pero yo iba encantada (ríe).

© Javier Alonso
Su domicilio.

—Ingrid, estabas en lo más alto.

I.—Al mes de casarnos, me quedé embarazada de Ingrid, nuestra hija mayor. Cuando cumplió un año, nos mudamos a Marbella, porque Fernando fichó por el Málaga. Allí estuvimos ocho años, en los que nacieron Fer y Valeria. Al principio, logré seguir en Club Megatrix y  Menudas estrellas , porque venía una semana a Madrid y lo grababa todo de golpe.

—Luego, vivisteis en Dubái.

F.—Seis años. Como experiencia de familia, ha sido la mejor etapa. Como Dubái es tan internacional, con distintas culturas y religiones, te abre la mente. Para el aprendizaje de los niños, ha sido fundamental. Nosotros también hemos aprendido mucho.

I.—Hasta la pequeña, Alexia, lee y escribe en árabe. Como los niños viven con gente de nacionalidades distintas, respetan: gente que no come carne; otra no toma cerdo; otras van tapaditas; otras, sin tapar; otros que rezan… También hay gente allí que es más moderna.

—Ingrid, ¿sientes que has sacrificado tu carrera por tu familia?

I.—Lo sacrifiqué todo. Pero ha merecido la pena y no me arrepiento.

© Javier Alonso
Fernando y su hijo Fer, en plena partida de billar. La sala de juegos, que también cuenta con una máquina recreativa ‘customizada’, guarda varios de los trofeos que logró el Real Madrid con Lorenzo Sanz, padre de Fernando, como presidente.

—¿Siempre soñabais con formar una familia tan numerosa?

I.—Lo teníamos clarísimo. Yo tengo tres hermanos y Fernando, cuatro.

F.—Como siempre me lo pasé muy bien con mi familia, quería algo igual. Ingrid también. Ahora es raro el día que estamos solos en casa.

—¿Cómo os definís como padres?

F.—Muy pacientes (ríe).

I.—Yo soy más exigente para algunas cosas y muy mamá gallina. A mis hijos les doy libertad, pero controlando. Si quieren salir hasta la madrugada, vale, pero que me digan dónde están. Y cuando vuelven a casa, tienen la obligación de avisarme. Si no, no duermo.

La llegada de Alexia

—Después de tres hijos, ampliasteis la familia con la adopción de Alexia.

F.—La llevamos a cabo en el dos mil diez. Cuando vendí el Málaga, nos decidimos. Ahora es la reina de la casa.

I.—Nació en China y fuimos a buscarla cuando tenía un año y poco. Llegó con todo el amor del mundo. Desde novios, pudiéramos o no tener hijos, siempre quisimos adoptar.

F.—Siento lo mismo que con mis otros hijos. Es igual de deseada.

I.—O más, mucho más buscada que un hijo biológico. Quedarse embarazada es fácil, pero una hija adoptada la deseas mucho más.

© Javier Alonso
Entre los trofeos que guarda, están la Copa Intercontinental y una reproducción de la séptima Champions, que sujeta en la imagen. “Es una copia exacta y le costó a mi padre ochocientas mil pesetas en 1998”, nos dice el exjugador.

—¿Algunos de vuestros hijos seguirán vuestros pasos?

F.—A ninguno le gusta el fútbol. Ni a mi hijo Fernando, solo lo ve para socializar. Si te digo la verdad, como lo pasé tan mal y tuve tanta presión… Así no pasa por ello. De pequeño, mi hijo era grande y jugaba de defensa en el colegio. Cuando su clase llegó a finales en Madrid, le vio un ojeador del Real Madrid y me dijo que querían hacerle pruebas para entrar en el club, pero mi hijo no quiso. Lo que quería era jugar con sus amigos.

I.—Pero, con once años, fue campeón de kung-fu de sable y de salto de tigre. Medalla oro y medalla plata a nivel de España, en su categoría.

—¿Qué estudian vuestros hijos?

I.—Ingrid estudió Dietética y ahora hace un curso de Marketing y Publicidad. Fernando estudia Business y Communication en CIS.

—Es la universidad de Felipe de Marichalar. No irán a la misma clase…

F.—Sí, todos. También Alba Díaz, que ha venido a casa. Y Mar Torres, exnovia de Felipe de Marichalar.

I.—Valeria va a estudiar Administración y Dirección de Empresas, con Relaciones Internacionales, el próximo año. Y la peque, Alexia, quiere estudiar Ingeniería Informática.

“Lo peor del fallecimiento de mi padre fue que no pudimos acercarnos a mi madre para consolarla”, dice Fernando
Ingrid Asensio y Fernando Sanz nos presentan a su familia

—¿Vuestros hijos son conscientes de lo famosos que fueron sus padres?

I.—Nos han visto en YouTube, pero no son conscientes de la magnitud.

—Ingrid, en Hermanos de leche, trabajaste con José Coronado, Leonor Watling, Goya Toledo, Mar Flores… ¿Guardas amistades de la tele?

I.—Raquel Rodríguez, Paula Vázquez… Mar Flores también es amiga. Con José Coronado he coincidido en sitios y le tengo mucho cariño.

—Felipe VI y doña Letizia acudieron a la boda del hermano de Ingrid.

I.—Son majísimos, supercercanos y entrañables. Con Felipe VI hemos coincidido varias veces. Una vez al año, se celebraban los premios Antonio Asensio. Un año, venía el Rey emérito, la infanta Elena…

© Javier Alonso
La sala de cine del chalet.

—Es curioso que tengáis a muchos futbolistas de vecinos.

F.—Cuando se mudó Mijatovic, me lo crucé y preguntó qué hacía yo aquí. Pero le dije: ‘No, yo vivo aquí. ¿Tú qué haces aquí’ (ríe). Es que las casas están pegadas. Ahora somos como de la familia. Luego, vinieron Luka Modric, Roberto Carlos, Casemiro, Marcelo, Sergio Ramos…

—En el Real Madrid, compartiste vestuario con Raúl, Fernando Hierro, Suker, Mijatovic, Buyo, Cañizares… ¿Tienes relación con ellos?

F.—Por mi trabajo, sigo en contacto con todos y con muchísimos más: Hierro, Guti, Raúl, Morientes… Además, empezamos a hablar Miguel Torres y yo. Ahora quedamos con él y con Paula Echevarría.

—Ingrid, ¿con qué  WAGs   tratas?

I.—Vicky, la mujer de Morientes. Y Aneta, la de Pedja Mijatovic. Ahora, más recientemente, con Paula (Echevarría).

© Javier Alonso
Ingrid y Fernando, con su hija Alexia, en la piscina climatizada de su casa.

—También erais muy amigos de Davor Suker y Ana Obregón.

I.—De hecho, Davor vino al bautizo de nuestra hija Ingrid. Perdimos en contacto al irnos a Málaga y Dubái, pero sufrimos muchísimo la pérdida del hijo de Ana. Como si fuera un sobrino. Iba al colegio de Valeria y fue un drama para todos.

—Fernando, los futbolistas tenéis fama de ligar mucho. ¿Crees que es merecedora?

F.—No tengo ni idea. Desde los veintiún años, estoy con mi mujer. Es más, ha sido mi primera y única novia formal. Ella siempre venía conmigo a todos los sitios.

—Ingrid, también fuiste muy popular. ¿Ha habido celos en vuestro matrimonio?

I.—Antes era mucho más celosa, pero el tiempo te vuelve mucho más madura, más tranquila y segura.

F.—Siempre hemos sido muy sinceros y siempre íbamos juntos a todas partes.

© Javier Alonso
La actriz y presentadora, con su primogénita, que comparte nombre con su madre y un sorprendente parecido.

—¿A qué os dedicáis ahora?

F.—En dos mil trece, cuando llegó Javier Tebas de presidente a LaLiga española, empecé la expansión internacional, abriendo oficinas. Antes había ochocientos millones de ingresos y ahora tenemos cuatro mil millones. De ochocientos millones de personas en todo el mundo que seguían LaLiga a tres mil millones de personas. Todo eso es lo que empecé, con mucha más gente. El pasado julio, también fui nombrado presidente de la fundación y ahora soy el director de Relaciones Internacionales e Institucionales de LaLiga, además del Proyecto Embajadores y Leyendas.

—Ingrid, ¿no te apetece volver a la tele?

I.—Tengo una empresa familiar y me dedico a mi familia. Evidentemente, tenemos ayuda, pero yo controlo el supermercado, veterinario, dentista, actividades extraescolares… Todo. Soy muy mamá gallina. A veces, pienso en lo de volver a la tele, pero no sé si sería capaz… Quizá sí.

© Javier Alonso
Ingrid reúne a sus tres hijas en la terraza: “Ingrid, la mayor, es la más extrovertida y la más transparente. Es una bomba de relojería. Valeria es la más disciplinada y trabajadora. Y Alexia es lista como ninguna, es el centro de sus amigas”, nos cuenta la actriz y presentadora.

El adiós a Lorenzo Sanz, por culpa del coronavirus

—Hace un año del inicio de la pandemia y la sufristeis en primera persona con la pérdida del padre de Fernando.

I.—Nos cambió la vida en la primera semana de la pandemia. Fue durísimo.

F.—En aquel momento, se recomendaba a las personas que no fueran a los hospitales, para no colapsar. Por eso, mi padre, que tenía un poquito de fiebre, insistía en no ir al hospital.

I.—Mi suegra llamaba por teléfono a los médicos. Cuando les avisaba de que su marido solo tenía fiebre, le decían que se quedaran en casa.

F.—Pero mi padre era de riesgo por problemas en el riñón. Cuando ya se encontró mal y fue al hospital, pensaba que le harían una placa y para casa, pero ya tenía una neumonía bilateral…

I.—A las dos horas, salió un doctor y le contó a mi suegra que su marido estaba muy grave. No se pudo despedir de él… Nunca más volvió a verle.

F.—No podíamos visitarle, pero le escribíamos al móvil. Del hospital nos llamaban cada día: una noticia mala, otra mala, otra… Hasta que falleció, que fue unos siete días después del ingreso. Lo peor fue que tampoco pudimos acercarnos a mi madre para consolarla. Ocho días después, llamaron al timbre y era un señor, como los de mensajería, que traía las cenizas de mi padre.

© Javier Alonso
Ingrid con su marido en su salón.

—Qué horror. ¿Cómo se encuentra tu madre ahora, Fernando?

F.—Está en Dubái, con una hermana mía. Somos una familia numerosa y todos estamos muy pendientes. Ella nos hace ver que es muy fuerte, pero sabemos que lo pasa muy mal y que lo pasará muy mal el resto de su vida. Mis padres estuvieron casados cincuenta años, más otros de novios.

I.—Delante de nosotros, no llora ni se muestra triste, porque no quiere entristecernos. Es superfuerte y supergenerosa.

—Tras la pérdida, la familia recibió numerosas muestras de cariño.

F.—De anónimos, medios de comunicación… Nos ha reconfortado y llenado de orgullo porque algunos nietos, los más pequeños, no sabían muy bien quién era su abuelo. Cuando vieron la repercusión en los medios, se quedaron bastante impactados. Pero la pérdida de un padre es muy dolorosa y más en la forma que ha ocurrido todo, sin poder despedirnos de él. Es inhumano que venga una persona y te dé las cenizas. Ni te dan ni la opción de velarlo, lo incineran directamente.

I.—Ni una despedida…, ni verlo de lejos…

F.—Fue de los primeros (en fallecer) y la gente hizo como un clic: “Ostras, esto no es ninguna tontería, está muriendo gente”. Lo curioso es que mi madre nunca cogió el coronavirus y estuvieron siempre juntos…

© Javier Alonso
El salón de la vivienda.

—¿Habéis podido celebrar una ceremonia de despedida a tu padre, Fernando?

F.—Todavía, no. Seguimos esperando… No vamos a hacer una despedida así. El Real Madrid ya ha anunciado que le dará un homenaje cuando se pueda. La Federación Española, tres cuartos de lo mismo. Es que solos nos negamos a hacerlo.

—Vosotros también habéis pasado el coronavirus.

I.—Sí, en agosto. Primero, se puso malo nuestro hijo y luego lo fuimos cogiendo uno a uno, menos nuestra hija Ingrid. Afortunadamente, todos estamos bien.

TextoAntonio Diéguez
FotosJavier Alonso
EstilismoCristina Reyes
JoyasRabat

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