Nicolas Sarkozy ha sido condenado a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias, lo que le convierte en el primer jefe de Estado de Francia que debe hacer frente a pena de cárcel. Sin embargo, el político, de sesenta y seis años, estaría exento de cumplir dos años porque no tiene antecedentes penales. El tercer año podría cumplirlo en forma de detención domiciliaria, es decir: no tendría que ingresar en prisión, pero sí llevar un brazalete electrónico para controlar su posición y evitar riesgo de fuga.
Sin duda, sería una ‘dulce condena’ para Sarkozy, ya que podría optar a cumplir el arresto domiciliario junto a su mujer, la modelo y cantante Carla Bruni, en la mansión que tiene la top model en el barrio parisino de Villa Montmorency. La casa de Bruni, un palacete del siglo XIX, está valorada en tres millones de euros y está ubicada en un barrio privado en el que han vivido el escritor Víctor Hugo y los actores Gérard Depardieu e Isabelle Adjani. Allí, la estrella del pop tiene su propio estudio de grabación.
Sarkozy cuenta con todo el apoyo de su mujer, que, tras hacerse pública la condena, declaró: “La verdad saldrá a la luz”. El político seguirá en libertad mientras su abogado apela el veredicto, un proceso que podría llevar años. Curiosamente, Bruni dijo hace unos meses: “Pensaba que el matrimonio era una prisión, pero te da alas”. Cuando dos personas están enamoradas, no hay barrotes que los puedan separar.