No cabe duda de que Blas Cantó ha pasado el momento más complicado de su vida en el 2020. El cantante no sólo atravesó un mal momento de salud durante el confinamiento sino que perdió a su padre y a su abuela materna en apenas diez meses. Sin embargo, a pesar de las dos duras pérdidas en un escenario marcado por la pandemia, no se ha hundido en el dolor, sino que prefiere mirar al futuro con optimismo mientras continúa su vida refugiado en los preparativos del próximo Festival de Eurovisión , que se celebrará el 22 de mayo en Rotterdam (Holanda): “Ha sido una época bastante complicada, creo que la más difícil de mi vida hasta la fecha, pero, gracias a Dios, ya estoy bien. Tengo muchos proyectos y muchas canciones. No veo la hora de sacarlas para que la gente conozca el trabajo que hemos hecho mientras el mundo estaba parado”.
Diste a conocer dos de ellas hace un mes: Memoria y Voy a quedarme, la canción elegida por el público para Eurovisión.
Yo también habría elegido el tema por el momento personal que estoy viviendo. Además, hemos hecho un video maravilloso en el que Mari Luz, una señora de setenta y nueve años, me da el abrazo que no le pude dar a mi abuela, fallecida en diciembre por el coronavirus. Ese abrazo me recompuso y me hizo sentir que estaba despidiéndome de ella.
La canción es un homenaje a tu abuela.
Compuse Voy a quedarme en mayo, cuando estaba perdiendo a mi padre, pero cobró sentido cuando murió mi abuela. Con la canción, he convertido la ausencia en presencia, que es lo que más me emociona.
¿Le dio tiempo a escucharla?
Yo creo que sí. Mi madre me ha pasado un audio en el que ellas están hablando y a mí se me oye cantarla de fondo.
¿Qué sientes cuando la interpretas?
Siento emoción, esperanza y ganas de que el mundo se ilusione de nuevo, de que tengamos la oportunidad de decirnos las cosas a tiempo y no tengamos que pedir un minuto más como dice la canción.
¿Y en quién vas a pensar cuando salgas al escenario?
En mi abuela, obviamente. Me costará contener las lágrimas, pero lo conseguiré. Dicen que los mejores actores no son los que lloran, sino los que contienen el llanto y eso hay que ensayarlo mucho antes.
Quedan algo más de tres meses para el festival, ¿cómo van los preparativos?
Bien, muy bien. Estamos ajustando la puesta en escena, la iluminación, las voces, el sonido...todo. Es un proyecto muy grande, el más grande de mi carrera y uno de los más grandes de Europa y del mundo. La verdad es que es algo espectacular.
¿Puedes contarnos algo de la puesta en escena?
Es que estamos configurándola todavía y, además, yo creo que es interesante sorprender. Si te lo cuentan todo, ¿dónde están los regalos?
A medida que se va acercando el día, ¿qué es lo que más nervios te produce?
Lo que más nervioso me pone es estar preparado psicológicamente para ese día y es algo que preparo todos los días.
¿La posible puntuación te quita el sueño?
No, porque no suelo ver los números. Me pasa en mi carrera también. Tampoco le prestó atención a los seguidores que tengo en Instagram o a los likes que me ponen. Además, para mí es más importante el reconocimiento del público que una posición en una tabla.
Durante el confinamiento, tuviste que despedirte de tu padre, con quien no tuviste relación durante años. ¿Te dio tiempo a despedirte bien, a cerrar las heridas?
Sí, había que cerrarlas. A mí me ayudó a reconciliarme conmigo mismo y con mi pasado.
También sufriste un problema de salud que te alejó de la vida pública.
Durante el confinamiento sufrí ansiedad y se me apagó la creatividad. Muchos compañeros se dedicaron a cantar desde sus casas, pero yo sentía tristeza y no me veía capaz.
¿Crees que esa ansiedad te puede afectar de cara a tu actuación en Rotterdam?
Ha pasado mucho tiempo de eso y, como te decía, me estoy preparando psicológicamente, así que en ese aspecto estoy tranquilo.
Recientemente, denunciaste que estabas siendo acosado en las redes. ¿En qué situación se encuentra el asunto?
Ya está todo en orden. Cuando enseñas los dientes, los cobardes se retiran.