"Emoción y gratitud", son las palabras de Mabel Lozano al recibir su primer Goya. Después de una gala tan atípica y responsable como la de este año, en la que los nominados no pudieron estar presentes en la entrega de premios debido a la pandemia, algunos de los galardonados ya han recibido en su casa el preciado galardón. Es el caso de la directora y actriz Mabel Lozano, que se llevó el Goya al mejor cortometraje documental por Biografía del cadáver de una mujer y que por fin ha podido acariciar su premio. La esposa de Eduardo Campoy y madre de dos hijos recibe este reconocimiento en un momento muy importante de su vida tras haber vencido la batalla al cáncer de mama que le fue diagnosticado al inicio de la pandemia y del que se encuentra plenamente recuperada.
Lozano gana el máximo reconocimiento de la Academia gracias a un valiente testimonio de las víctimas de trata sexual que la directora ha convertido en una de las cruzadas de su vida. "Este premio es muy importante para dar voz a miles de mujeres y niñas víctimas de trata sexual. Mujeres cada más jóvenes que llegan a nuestro país en busca de una oportunidad, un futuro para sus hijos, para su familia. Tienen deudas con sus dueños explotadores que las venden como esclavas sexuales en clubes, en pisos, calles y rotondas con la complicidad de quienes las compran como si fueran un saco de carne y la indiferencia del resto que mira para otro lado. Es difícil que puedan salir de ese infierno si no les ofrecemos alternativas. Tú solo ves la desnudez de sus cuerpos. ¡Míralas! De lo que están desnudas es de derechos”, fueron las emocionantes palabras que pronunció en su discurso.
Su enfermedad y el gran apoyo de su marido y sus dos hijos
Mabel Lozano tiene muchos motivos para celebrar lo vivido este último año La directora, actriz y presentadora fue diagnoticada con cáncer de mama en pleno confinamiento y tuvo que ser intervenida de inmediato. Afortunadamente la enfermedad fue cogida a tiempo y se encuentra recuperada después de haberla afrontado con toda la fuerza y optimismo gracias a la ayuda de su marido, Eduardo Campoy, con quien lleva 23 años casada y sus dos hijos melizos, Jacobo y Roberta, de 19 años. Ellos han sido su mayor apoyo en estos meses tan difíciles y recuerda cómo fue el día que tuvo que contarles lo que le sucedía. "Mi hija me abrazó y se puso a llorar. Me decía: 'Mamá, mamá, ¿qué va a pasar ahora?', y yo le decía: 'Nada, no va a pasar nada, nos vamos a poner a hacer torrijas'", le dijo con una actitud valiente y positiva. "No he tenido miedo en ningún momento. Lo que he tenido es desazón, desconocimiento. Y no he llorado. No había ganas de llorar, tenía un sentimiento de esperanza", confesaba la intérprete.
La actriz quiso hablar entonces de su dolorosa experiencia para concienciar a la población. "Ha sido una suerte impresionante detectarlo y extirparlo. He tenido una suerte de la leche. Lo normal es que yo no me hubiera enterado hasta dentro de mucho tiempo por la vida que llevo. Lo he querido compartir solo para decirles a las mujeres lo importante que es auto explorarse". Ella lo hizo gracias a una amiga que había pasado por un cáncer de mama, ya que antes solo se hacía una mamografía cada año: "Me levantaba el brazo, palpaba y así me lo encontré. Me encontré un granito, como una lentejita, pero una lentejita dura. Entonces llamé para pedir una revisión con el ginecólogo" y fue entonces cuando recibió el diagnóstico.
La también escritora ya conocía de cerca esta dura enfermedad. En el año 2011 trabajó con la Asociación Española contra el Cáncer en un tráiler que se llamaba Y aún hay tiempo para verbenas, una complicada realidad que le tocó vivir en primera persona pero de la que por fortuna ya se encuentra bien. Si antes tenía claro la importancia de aprovechar al máximo el tiempo ahora tiene aún más presente que el mejor premio de su vida es vivir, y así no los contó en ¡HOLA!: "Para mí, el único Goya, el mejor premio, es vivir. Si ya sabía que tenía que hacer de mi vida algo extraordinario, ahora no me cabe la menor duda“.