Mucha gente ha tenido que poner en pausa proyectos durante la pandemia: viajes, bodas, reuniones, fiestas... La inquieta María de León Castillejo se ha resistido a ello. “Yo no quería que pasaran los meses y, luego, al mirar atrás, darme cuenta de que no había hecho nada”, explica la aristócrata e influencer, que antes de la COVID-19 se dedicaba a viajar por el mundo para dar a conocer destinos exóticos . “He parado de viajar, pero he empezado muchos viajes metafísicos”, añade la hija de los marqueses de la Cañada entre risas. “La pandemia no solo no me ha parado, sino que me ha permitido comenzar cosas que hasta ahora no podía”.
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María se propuso aprovechar el “parón” para hacer realidad esos sueños que tenía aparcados por culpa del ritmo frenético de la “vieja normalidad”. En el encierro estricto, se formó durante más de trescientas horas para ser profesora de yoga, lanzó un programa de coaching para enseñar a los jóvenes a lidiar con las nuevas tecnologías, fundó su propio club de lectura y empezó un máster de Filosofía que ahora mismo le exige más de dieciocho horas de estudio semanales.
—De influencer a filósofa... ¿Por qué has querido empezar a estudiar Filosofía?
—Hace tres años hice dos formaciones en la universidad Francisco de Vitoria sobre liderazgo empresarial y coaching dialógico, que tiene mucha base filosófica y antropológica. Y así es como me enganché a la Filosofía. Quería hacer un máster de dos años, pero, como viajaba mucho, era imposible. Cuando empezó la pandemia, dije: “Este es mi momento”.
—¿Ahora mismo qué estás estudiando?
—Epistemología e Historia Cultural de Occidente, que me apasiona. Ya he cursado Filosofía Antigua, Medieval y Moderna, Lógica, e Historia del siglo XIX y XX. Eso solo de momento... (risas).
—Y, además, eres coach.
—Sí, empecé a desarrollar un proyecto al que he llamado Think2BU , “Piensa en ser tú”, para educar a los jóvenes en el uso equilibrado de las redes sociales. Ya antes de la pandemia veía cómo las nuevas tecnologías estaban afectando negativamente a nivel emocional a los jóvenes y me pregunté cómo podía aportar algo.
—¿En qué consiste Think2BU?
—Doy conferencias en colegios, universidades, fundaciones... y también doy charlas a padres, que a veces están un poco perdidos y no saben cómo ayudar a sus hijos en el consumo responsable de las redes.
“No quiero mirar atrás y darme cuenta de que no he hecho nada”
—¿Cómo ves a los jóvenes de ahora?
—Las tecnologías generan mucha ansiedad y por eso quise hacer este proyecto. Todos, jóvenes y no tan jóvenes, tenemos que tener claros ciertos límites y no confundir la vida virtual con la real, y no perdernos lo que nos pasa en el mundo real. La educación es fundamental para eso. Las redes están muy centradas en la imagen, en el continente, y falta mucho contenido.
—¿Te gusta que te llamen influencer?
—Para mí, ser influencer no es una profesión. Es la consecuencia de desarrollar tu trabajo. La gente piensa que vives de hacerte fotos en Instagram, pero no es mi caso. No es una profesión en sí, sino la consecuencia de un trabajo. Para mí, ser influencer es utilizar el talento que tienes para ponerlo al servicio de los demás, para enseñar cosas a otros.
—Algunos critican a los influencers por cobrar...
—Los influencers desarrollan contenidos, y eso es un trabajo y es justo que se los pague por ello. Si lo hacen de manera profesional, me parece bien.
—Y también has creado tu club de lectura...
—Sí, desarrollé el club de lectura durante el confinamiento para fomentar una actividad que animara a la gente a leer y luego a conectar con otra gente para conversar e intercambiar opiniones. Ahora, me he asociado con el club de lectura de la asociación cultural Zayas, que organiza los encuentros presenciales.
—Con tantos proyectos, ¿tienes tiempo para el amor?
—El amor siempre está presente en mi vida, de una forma u otra. No entiendo una vida sin amor. Estamos en este mundo para amar y ser amados, ¿no ?