Por primera vez, Antonio Banderas es el anfitrión de los Goya. La fiesta del cine español, será este año muy distinta por la pandemia, pero el actor no ha escatimado en amigos para rodearse en su gran noche. En su teatro, comprado en lugar de aquel barco que tenía en mente, en su querida tierra, Málaga, y casi en la misma calle donde jugaba de chico, Antonio será más estrella que nunca. Su sueño comenzó aquí, casi entre las butacas donde se sienta hoy, y se hizo realidad el 3 de agosto de 1980 en un tren con destino a Madrid, quince mil pesetas en el bolsillo interior que le cosió su madre, doña Ana, y muchas ilusiones puestas en ese andén con olor a bocata. “Creo que me gasté parte de ese presupuesto no tanto en comer como en ir a ver obras de teatro”, relataba recientemente, el actor, cuyo álbum de fotos de la infancia nos mostró en ¡HOLA! y hoy abrimos de nuevo.
Con esfuerzo y talento, consiguió despuntar con el director Pedro Almodóvar y, poco después, en EE UU, donde llegó como él mismo dice “vendiendo una moto que tenía en España” y sin hablar ni palabra de inglés. Y triunfó en Hollywood abriendo camino a otros españoles que llegarían después y a los que recibió con las puertas de par en par en su casa de Los Ángeles cuando formaba con Melanie Griffith una de las parejas más admiradas. “Si de algo me siento realmente orgulloso es de haber abierto una puerta por la que después entró mucha gente. Eso sí me gusta y me produce cierto placer”, asegura estos días en una entrevista que forma parte de Mucho por Hacer, el nuevo programa de cultura financiera de CaixaBank.
Su tierra siempre tiró de él. En Málaga, donde regresaba cada Semana Santa y cada verano (a Marbella), siempre ha estado su corazón. Y precisamente fue su corazón el que le devolvió por completo a sus raíces: “La gente no se lo cree, pero una de las mejores cosas que me han pasado en la vida fue tener un ataque al corazón. De repente es como ponerte unas gafas y ver la realidad de otra manera” asegura y explica que esta experiencia le lleva “al Teatro Soho CaixaBank y a la posibilidad de reorganizar mi vida de una manera diferente”. “Alguien dijo cuando adquirí el teatro que me estaba construyendo una tumba en mi tierra. Algo así como un cementerio de elefantes. El Teatro del Soho no es una tumba, es una cuna” nos decía Antonio en una reciente entrevista ¡HOLA!.
“He trabajado mucho, de una forma muy constante, he sacrificado muchas cosas en mi vida para alcanzar mis objetivos”
“Si sigues mi vida de cerca lo que más observarás es que he trabajado mucho, de una forma muy constante, he sacrificado muchas cosas en mi vida para alcanzar mis objetivos. No, la vida no me da vértigo, creo que las cosas pasan como consecuencia de las acciones que tomas, de la capacidad que tengas para levantarte cuando te golpean y de aprender de tus errores, y también de saber gestionar el éxito y todo lo que viene atado a él” nos asegura el actor que añade “No me arrepiento de nada. Por supuesto no me arrepiento de mis errores. Estoy contento donde estoy ahora por lo tanto acepto sin rechistar el camino que me trajo hasta aquí. ¿En qué momento te encuentras del partido de tu vida? le preguntamos. “Estoy jugando una segunda parte apasionante”, responde.