Julio Iglesias se enteró el pasado martes de que ha vuelto a ganar a su presunto hijo, Javier Santos, en los tribunales. En esta ocasión, ha sido el Supremo el que ha desestimado el recurso presentado por el prestigioso abogado Fernando Osuna en el proceso de defensa de la demanda de paternidad presentada en nombre de su cliente.
Fuentes cercanas a Iglesias aseguran a ¡HOLA! que “Julio está eufórico ante este nuevo triunfo en un asunto que le está causando verdaderos quebraderos de cabeza. Él insiste en que ese hombre no es su hijo y no está dispuesto a reconocerlo como tal. Confía plenamente en su defensa y se muestra convencido de que esa demanda no tiene recorrido”.
Tenemos que recordar que unas pruebas de ADN demostraron en un 99,9 por ciento la compatibilidad entre Santos e Iglesias, pero la veracidad científica no se corresponde con lo dictado por los tribunales. En este sentido, Osuna ha enviado las debidas alegaciones al Supremo sobre la inadmisibilidad del citado recurso. Y si no obtienen los resultados esperados, recurrirá. Ante el Tribunal Constitucional y, de ser necesario, ante el de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Javier Santos se dedica actualmente a temas relacionados con el campo del alquiler inmobiliario, y está escribiendo su autobiografía, que parte del momento en el que su madre, María Edite Santos, comunica a Julio Iglesias que el hijo que acaba de llegar al mundo es suyo.
Aunque Javier no le da prioridad al dinero que, de ser reconocido como hijo biológico de Julio Iglesias, se ha publicado que podría pillar un buen pellizco, nada menos que entre treinta y cinco y cuarenta millones de euros de una futura herencia. Su intención sería vender esos derechos a una empresa interesada de hacerse con ellos precio pago de una cantidad pactada. Es una fórmula utilizada desde hace años en este tipo de casos.