Ha pasado prácticamente un año desde que la vida de Esther Doña vivió un punto de inflexión al perder a su marido, Carlos Falcó, a causa del coronavirus, enfermedad que también tuvo ella. Para hacer frente a este duelo y recomponerse con el objetivo de seguir adelante sin su gran amor y sin su padre (falleció meses después por la misma dolencia), cuenta con el completo apoyo de sus familiares y amigos, pero también ha encontrado una gran ayuda en el trabajo y en el arte, que se ha convertido no solo en su refugio sino también en su terapia de superación tal y como explicaba en nuestra revista. "Las emociones y la belleza expresiva que suscita contemplar obras de arte me han hecho profundizar en mis pensamientos generando una serena motivación para superar la triste pérdida de mi marido y salir adelante con ilusión", decía la marquesa viuda de Griñón, que se divierte yendo a museos y galerías.
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Esther, que nació en Málaga aunque tiene su residencia fijada en Madrid, reconoce que aún le cuesta creer que Carlos no está a su lado y que le echa mucho de menos, pero tiene muy presente tanto su recuerdo como todo lo que el aristócrata y el empresario le enseñó durante los más de cuatro años que pasaron juntos (se conocieron a finales de 2015 y desde entonces fueron inseparables, dando el paso de convertirse en marido y mujer dos años después). "Ha sido maravilloso tener a Carlos a mi lado [...] Con él aprendí sobre todo a tener ilusión por todo, me contagiaba su pasión y su alegría, me enseñó a relativizar los problemas y estaba muy orgulloso de España, de su país. Era una persona noble, carismática, sencilla y cariñosa", ha dicho en La Razón la viuda del Marqués, que era padre de cinco hijos y hubiese cumplido este mes de febrero 84 años.
En estos meses de cambios, la andaluza ha vivido también momentos gratificantes como por ejemplo su paso por La hora de la 1. Este debut como colaboradora televisiva lo define en las páginas de nuestra revista como una experiencia gratificante de la que ha aprendido mucho. Tanto, que no descarta seguir por ese rumbo y reconoce estar valorando diferentes propuestas que le han llegado y le ilusionan. Al mismo tiempo ha reforzado su protagonismo en la esfera digital, donde comparte algunas pinceladas de su rutina, sus momentos familiares y de la intimidad de su domicilio, en el que se instaló tras dejar el palacio de El Rincón, lugar en el que vivía con su marido. También ha creado un perfil para Chloé, un precioso bichón maltés de color blanco que le regaló Carlos y que se ha convertido en una amiga incondicional.
Una mujer fuerte a pesar de las adversidades
El optimismo y la vitalidad que caracterizaban al marqués de Griñón son ahora el leitmotiv de su viuda, a la que dejó como usufructuaria de todos sus bienes tal y como ella misma nos contaba. La realidad de Esther es muy distinta a cómo la imaginaba hace solo unos meses, pero lo cierto es que afronta el futuro con una sonrisa a pesar de todas las dificultades que ha atravesado (además de perder a su marido y su padre, en verano de 2019 le diagnosticaron un tumor de células gigantes por el que estuvo a punto de perder una pierna). De hecho, de la dificultad ha sacado un importante aprendizaje y se ha descubierto a sí misma como una mujer con fortaleza, capaz de adaptarse a las situaciones y que valora las cosas más insignificantes
El espectacular reportaje de Esther Doña en la revista ¡HOLA!