Se ha llegado a hablar de Britney Spears como un juguete roto, como el mito caído en desgracia, pero el movimiento #FreeBritney (Liberad a Britney) ha demostrado que las desgracias de la princesa del pop son también las de las adolescentes que a principios de este siglo forraban las carpetas con su rubísimo rostro de chica ingenua con la picardía justa para cantar Ups, I did it again, las que se ataban la camiseta con un nudo dejando al aire el ombligo para emular a su ídolo. Su causa las ha arrastrado a ellas, pero también se han posicionado a su lado otras grandes estrellas de la música que han defendido el derecho a librarse de la tutela legal de su padre que se hizo con ella en 2008, el año en el que la artista tocó fondo. El documental Framing Britney Spears ha devuelto a la palestra su lucha y también la figura de Britney, a menudo vilipendiada y ensombrecida por los escándalos que, en ocasiones, llegaron a tener más eco que su música.
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Bryan, el hermano de Britney Spears rompe su silencio sobre el movimiento #FreeBritney
La historia de Britney Spears comienza en McComb, una ciudad de Mississipi, donde nació en el seno de una familia humilde junto a sus dos hermanos. A sus padres no se les escapó su potencial cuando tan solo era una niña y a los seis años ya había recorrido unos cuantos castings antes de debutar en televisión con apenas 11 años, cuando tras presentarse a varios concursos de talentos fichó por The All Mickey Mouse Club. Allí, conoció a estrellas como Christina Aguilera o Justin Timberlake -con quien protagonizaría un romance más adelante- hasta que el programa fue cancelado en 1994 y regresó a su ciudad a continuar con sus estudios. Sin embargo, ya se sentía más parte del mundo que dejaba atrás y no tardó en tratar de abrirse camino en la industria de la música.
Antes de cumplir los 20 años ya había conseguido su primer gran éxito mundial. Baby one more time catalpultó al estrellato a una Britney que hizo vibrar a millones de adolescentes cuando ella apenas había dejado de serlo. A lomos de la imagen de colegiala rebelde se convirtió en la princesa del pop y su fama e influencia iba adquiriendo dimensiones de mito para toda una generación. No es la primera vez que la combinación de una fama meteórica y juventud desemboca en un peligroso cóctel en el que las polémicas personales contribuyen a engrandecer la leyenda hasta que acaban por destruirla.
2007, su annus horribilis
Para la intérprete de Womanizer, el punto de inflexión fue 2007, pero su descenso a los infiernos comenzó unos años antes. Tras un fugaz matrimonio de tres días con un amigo del instituto, Britney tiene su primer hijo, Sean, a los 23 años con el bailarín Kevin Federline, con el que se casa ese mismo año y tiene un segundo hijo, Jaden, un año después. Su relación terminó tan rápido como avanzó y tras su divorcio, las imágenes de la cantante saliendo de fiesta con Paris Hilton y Lindsay Lohan hacían las delicias de los mitómanos pero también hacían presagiar el destino que le deparaba poco después: la clínica de rehabilitación. Spears ingresa por primera vez en 2007, pero apenas permanece 24 horas y toma la decisión que daría lugar a uno de los episodios más turbios de su vida pública. La cantante se rapa al cero y al día siguiente se enzarza a paragüazos con los paparazzi, en una imagen que quedará para siempre en el imaginario colectivo.
Cronología de una polémica tutela paterna
Con su nuevo single Gimme more intentó dejar atrás aquel perturbador momento, pero nada salió como esperaba. Tras un vídeoclip más que criticado y una actuación en los MTV en la que parecía tener algunas dificultades para seguir la coreografía, los rumores sobre la mala situación personal que atravesaba Britney se vieron confirmados cuando le fue retirada la custodia de sus dos hijos. La artista había tocado fondo y la situación era tan límite que acabó ingresando en un centro psiquiátrico en 2008. El Juez dictaminó entonces que la cantante quedaba bajo la tutela legal de su padre, Jamie Spears y su abogado, quienes se harían con el control de su fortuna y sus propiedades, una tutela que meses después se convertiría en permanente.
Poco a poco, la princesa del pop comienza a recomponer los pedazos de su vida, pasa más cada vez más tiempo con sus hijos y va retomando su trabajo, pero con una asignatura pendiente: librarse de la tutela de su padre. En los últimos años, la que hace tan solo unos años batía récords de ventas y llenaba estadios actuaba dos veces por semana en Las Vegas, pero sus fans y la generación que alcanzó la madurez con los ecos de sus estribillos no la olvidaban. El movimiento #FreeBritney clamaba por la independencia de quien demostró saber sobreponerse a los capítulos más aciagos de su vida. No todos los jóvenes iconos de la múscia lo consiguieron. 2020 supuso un nuevo varapalo para Britney después de que el juez de la Corte Superior del Condado de Los Ángeles ratificara el papel de Jamie Spears. Eso sí, aceptó designar a Bessemer Trust Co. como fiduciario corporativo para administrar su patrimonio. Tras este revés, la cantante tomo la decisión de no volver a actuar mientras su padre siga estando a cargo de su carrera.
Ahora el documental Framing Britney Spears relata sus 13 años reivindicando autonomía y libertad, pero también pone el foco sobre todo lo que le ha rodeado, influido y perjudicado. Su padre, por supuesto, pero también el papel de los medios de comunicación a la hora de abordar la enfermedad mental, en especial cuando quien la sufre es mujer y cantante de fama mundial. Miley Cyrus, Paris Hilton o Cher se han posicionado de su lado. "Trabajó duro, fue la gallina de los huevos de oro, hizo mucho dinero, enfermó, ahora es una vaca lechera. ¿Hay alguien que esté haciendo dinero con ella enferma y la quiera bien? Alguien que no quiera nada de ella debería cuidarla, su doctor, sus médicos... ¿Es que es un pato?" decía recientemente la intérprete de Believe. Nadie mejor que otras supervivientes de su propio éxito dentro de la industria musical para entenderla. Si algo dejó claro esta historia es que, a pesar de llevar desde 2018 alejada de los escenarios, Britney no está sola y su legión de fans la respalda.