Iñaki Urdangarin está a punto de iniciar una nueva etapa. Después de dos año y medio, cerca de la mitad de su condena, en la cárcel de Brieva (Ávila), 2020 terminó con una flexibilización de su régimen penitenciario que le permitió cambiar la prisión por un centro de inserción social. Sin embargo, su objetivo era conseguir el tercer grado y finalmente se le concedió de la mano de otro cambio importante que le lleva a la sección abierta de la cárcel de Zaballa, en Álava, cerca de su familia, que reside en Vitoria, y a los que podrá ver a menudo gracias al régimen de semilibertad con el que cumple ahora lo que le queda de pena. El marido de la infanta Cristina está a punto de comenzar una nueva etapa y un nuevo trabajo con los que casi acaricia la libertad.
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La curiosa anécdota de Iñaki Urdangarin al hacerse una foto con una admiradora
Eran las 8.30h de la mañana del 18 de junio de 2018 cuando la vida de lñaki Urdangarin dio un vuelco radical al ingresar en la cárcel de mujeres de Brieva. Fue él mismo el que eligió la prisión abulense al encontrarse en aquel momento en libertad provisional a la espera del fallo del Supremo. Se trata de una cárcel poco masificada en la que él era el único recluso del módulo de hombres. Allí, según contaron fuentes de la prisión a la agencia EFE, llevaba una vida muy solitaria ya que cuando no recibía visitas solo podía charlar con algún funcionario. Por eso, se dedicaba fundamentalmente a leer, escribir cartas y hacer deporte. Para el exjugador de balonmano, el ejercicio físico era algo fundamental, por lo que reclamó una bicicleta estática más grande que las que había en el centro penitenciario y, finalmente, le autorizaron a disponer de una adaptada a sus casi dos metros de altura en su celda.
Después de algo más de un año llegó el primer respiro en la monotonía de la vida en prisión: su trabajo como voluntario en el Hogar Don Orione. Iñaki acudía dos días a la semana a este centro ubicado en Pozuelo de Alarcón (Madrid) para prestar ayuda a personas en situación de dependencia. Su imagen entrando y saliendo a través de la verja de color rojo que da acceso al centro se convirtió en un clásico y en la prueba gráfica de su evolución, tanto física como anímica. Aunque estas salidas supusieron una clara mejora en su situación, su objetivo, desde agosto de 2019, era el tercer grado, pero por aquel entonces aún era demasiado pronto para obtener la luz verde, teniendo en cuenta que aún no había llegado ni su primer permiso.
Primeras navidades en familia
La primera vez que pudo reunirse con su familia fuera de la cárcel fue en las navidades de 2019. Después de un año y medio en prisión, Urdangarin disfrutaba de la primera Navidad en familia. En Vitoria, donde se reunió con su esposa, sus hijos y su madre, Claire Liebaert, le vimos paseando de la mano de la infanta Cristina, yendo a una terraza, en definitiva, aprovechando cada minuto de los cuatro días que le habían concedido. Después, en febrero de 2020 consiguió un segundo permiso de seis días, pero poco después, la pandemia le confinaría -como a todo el mundo- pero en su caso por partida doble.
En julio pudo retomar sus obligaciones en el Hogar Don Orione añadiendo una mascarilla a la imagen habitual de su llegada y salida del centro. El ansiado tercer grado aún se le resistía, pero Instituciones Penitenciarias accedió entonces a suavizar su condena permitiéndole asistir al voluntariado hasta tres días por semana y concediéndole un fin de semana libre al mes. Así, llegaron de nuevo las fiestas navideñas y con ellas un nuevo permiso que, de nuevo, disfrutaría en familia en Vitoria. El año terminó también con buenas noticias. Aunque no eran tan buenas como él deseaba, supuso el mayor cambio hasta la fecha. Con el nuevo año dejaba la cárcel de Brieva para ingresar en el centro de inserción social Melchor Rodríguez García, de Alcalá de Henares (Madrid). Desde allí iba diariamente al Hogar Don Orione y disponía de un fin de semana libre, con la condición de que se someta al programa de delitos económicos.
Así es el centro de inserción social de Alcalá de Henares
Finalmente el 20 de enero, cuando aún le quedan unos meses para cumplir la mitad de su condena, el Juez le concedió el tercer grado, de forma que podrá trabajar fuera de prisión y tendrá todos los fines de semana libres. Sin embargo, las mejores noticias aún estaban por llegar, ya que Iñaki podrá disfrutar de este régimen de semilibertad cerca de su madre y sus hermanas, en Álava, en la sección abierta de la cárcel de Zaballa. Allí, tal y como explicaba su abogado, Mario Pascual Vives a Europa Press, trabajará como consultor en un despacho de abogados, aunque aseguraba no conocer más detalles sobre el puesto ni cuando se incorporará exactamente. En cualquier caso, se trata de un cambio crucial para Iñaki Urdangarin que, en cierta forma, vuelve a casa a pesar de seguir cumpliendo condena.